Hace apenas unos días, en un día normal de recolección de la aceituna, nos topamos con una familia de ganaderos de la provincia de Cuenca que se dirigían a una finca de un pequeño pueblo de la provincia de Ciudad Real llamado Mestanza. Al verlos, les saludé y mantuve una conversación que a día de hoy es actualidad a raíz de las críticas al ministro Garzón sobre las macrogranjas y su efecto nocivo para la salud y el medioambiente.
Esta familia, que trasladaba su ganado desde tierras conquenses, comentaba el daño que supone la ganadería intensiva para ellos, donde los grandes lobbies de la carne se han llevado por delante a cientos de explotaciones ganaderas familiares de nuestra región, con lo que esto conlleva. Avisaban además de que el modelo de ganadería industrial no fija población, ni dinamiza las zonas rurales económicamente, ni es la solución para la España despoblada, ya que afecta gravemente a la calidad del entorno, de las aguas y del modo de vivir de quienes trabajan y pueblan nuestro mundo rural.
En Castilla-La Mancha sabemos bien lo que hay detrás las macrogranjas, por eso desde hace un tiempo llevamos trabajando con todas las plataformas vecinales de la región para defender otro modelo alternativo y de futuro. Fruto de ese trabajo, el pasado mes de mayo desde Podemos presentamos una proposición no de ley ante las Cortes de Castilla-La Mancha donde pedimos una moratoria para TODAS las macrogranjas en nuestra región y la implementación de un Plan Estratégico de Agricultura y Ganadería ecológica y familiar.
Esto mismo vendió hace apenas unos días a bombo y platillo el señor García-Page, pero con la boca chica, porque dicha moratoria deja fuera a muchas explotaciones de cría intensiva. También apoya a los lobbies cárnicos el señor Paco Núñez, presidente del PP de Castilla-La mancha, el cual, curiosamente, firmó y apoyó una moción en contra de las macrogranjas hace apenas tres años cuando era alcalde de Almansa, tanto así como en varios pueblos donde gobierna el PP.
La ganadería extensiva y familiar es la que mantiene vivos nuestros pueblos, es sostenible y cuida el territorio, pero también es la que tiene que pelear de forma injusta contra los grandes productores de intensivo, sus precios y su modelo de vertedero. Quiénes hoy defienden las macrogranjas y atacan al ministro Garzón son los mismos que votaron NO a la Ley de la Cadena Alimentaria que garantiza precios justos para el campo, otra gran medida por parte del Gobierno de Coalición de apoyo no solo para la ganadería y la agricultura, sino también para el propio consumidor.
Lo que defiende el ministro Garzón no es un modelo inventado, es un modelo de ganadería que avala la comunidad científica, la OMS y otros organismos nacionales e internacionales de referencia como la ONU.
Consumir productos de proximidad, proteger el mundo rural y cuidar de nuestro territorio. Entendemos bien las palabras del ministro Garzón.