El concejal de Obras y Urbanismo, José Ángel López, ha dado a conocer este jueves las conclusiones del informe emitido por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), con la que está previsto firmar un convenio de colaboración, sobre los hundimientos que el pasado mes de enero se produjeron en la calle San Mateo, esquina con calle Mediodía y en la calle Matadero, ambas en el Barrio de La Esperanza. Un documento fruto del trabajo de campo realizado a lo largo del mes, con inspecciones sobre el terreno de expertos en la materia y técnicos municipales.
La evaluación geotécnica preliminar que recoge el informe de la UCLM, ha señalado López, apunta a los pozos ciegos en que se convirtieron las galerías subterráneas que hay en ese barrio, destinadas originariamente a la extracción de áridos, y que no han tenido conservación alguna, como uno de los factores que han contribuido a la pérdida de integridad estructural de estas cuevas, originando los hundimientos del terreno, formado por gravas, arenas y arcillas cuaternarias del Pleistoceno Medio-Holoceno.
Los vertidos de esos pozos, procedentes de las “aguas sucias” de las redes de saneamiento de las viviendas construidas sobre ellas y que no están conectadas al alcantarillado, sumado a la falta de ventilación de las galerías por la ausencia o el cierre de lumbreras y las vibraciones ocasionadas por el tráfico, son, según ha señalado el concejal, los tres factores que según se desprende de este informe de la Universidad regional, han provocado los colapsos.
A esta evaluación técnica preliminar de la UCLM, se sumará el informe que está elaborando el departamento municipal de Servicios al Territorio y otro más de Aqualia, que según ha explicado el concejal, lleva un mes realizando inspecciones en la red de agua municipal, en este barrio, para descartar cualquier tipo de fugas de los pozos negros y otra inspección más compleja, ligada a una limpieza de la red de colectores públicos municipales.
“Estamos buscando aquellos inmuebles que no tengan evacuación de aguas negras a la vía pública, una situación ilegal que hay que determinar, porque el vertido de aguas sucias a las galerías es uno de los principales elementos que determinan la falta de estabilidad de estas”, ha reiterado el concejal de Obras y Urbanismo.
Para saber dónde están esos pozos negros es por tanto necesario, ha recalcado, “saber qué inmuebles, habitados o no habitados, solares o viviendas pueden tener pozos negros y no tienen por tanto evacuación de aguas a la calle, a la red pública de saneamiento”. Ha hecho por ello un llamamiento a los propietarios que sepan que tienen parcialmente sacadas a la calle las aguas sucias recogiendo las de cocinas y baños, pero no las de patios, “porque cualquier otra evacuación que no esté yendo hacia la vía pública tiene que hacerlo ya que la estabilidad de sus inmuebles depende, en gran medida de que todos cumplamos con esta obligación”.
Una vez que se crucen los datos de ubicación de las galerías y su estado de conservación con los de ubicación de los pozos negros, se podrá empezar a tomar medidas.
La Universidad propone varias fases de acción. En una primera se contempla un reconocimiento general de la zona de estudio, el análisis del mecanismo de colapso de las cavidades y un estudio de propuestas de intervención de emergencia tanto para el caso de aparición de nuevos colapsos como para aquellas zonas que sean identificadas como afectadas y con un riesgo elevado de ruina inminente. Esta primera fase debe contemplar, además, el estudio de alternativas de intervención, tanto desde un punto de vista arquitectónico como constructivo, para el dominio público y el privado y, en su caso, soluciones que resuelvan conjuntamente ambos problemas.
La segunda fase del estudio se realizaría una vez se haya adquirido una mejor comprensión del problema, las causas, y su extensión. En esta segunda fase se contemplaría la cartografía de detalle de las cuevas y el estudio de propuestas concretas para su tratamiento. No obstante, la concreción de estas actividades quedaría supeditada a los resultados de la investigación obtenidos en la primera fase.
Con respecto a las técnicas que sería necesario utilizar, el informe de la Universidad apunta a dos: por un lado la inteferometría, para detectar movimientos en el terreno y por otro, la prospección geofísica mediante el paso de geo radares por la vía pública. La suma de ambas técnicas, ha explicado el concejal nos dará una fotografía lo más detallada posible de lo que no podemos ver, de lo que está en el subsuelo, de todas estas galerías que se han quedado sin ningún tipo de registro”.
Según ha apuntado López será necesario actuar para “eliminar vertidos generar ventilación y eliminar vibraciones”, esto último tomando medidas como la limitación del paso de tráfico pesado por las zonas de mayor riesgo.