El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha rememorado los días transcurridos hace 25 años desde el secuestro hasta la posterior ejecución del concejal ‘popular’ de Ermua Miguel Ángel Blanco por la banda terrorista ETA, recordando que «ningún español aceptó el chantaje» y el pueblo en su conjunto «reaccionó en positivo».
Durante un acto en Toledo, ha reconocido «emoción» durante el acto conmemorativo de este fin de semana, una emoción que, ha dicho, también afectó al Rey Felipe VI. «Le vi emocionado. Para aquellos que dicen que es muy serio, aunque es verdad, yo le voy emocionado. Él tenía la misma edad que Miguel Ángel», ha reparado.
Nadie, ha dicho, optó por «ceder», algo que «tiene mucha importancia». «Me imagino el papel del ministro de turno… pero nadie se lo planteó, y esa voluntad férrea de la sociedad española por acabar con el problema con la Constitución y las libertades fue determinante», ha enfatizado.
Ha sido en este punto en el que ha relatado cómo vivió él mismo la secuencia de los hechos en el verano del 97. Según ha afirmado, se encontraba en la piscina de su urbanización en Toledo junto a otras cinco personas, que en los momentos cercanos a las 17.00 horas –cuando vencía el ultimátum–, todas ellas «con un libro y con un auricular».
«Íbamos siguiendo por la radio lo que pasaba. Cuando se conoció la noticia la reacción fue la misma. Todos cerramos el libro, nos echamos a llorar, nos abrazamos y consideramos que ya era indecoroso seguir en la piscina… y nos subimos a casa», ha afirmado.
Por todo ello ha pedido «no olvidar», ya que la memoria «hay que mantenerla para dos cosas fundamentales», como son «celebrar las cosas que se han hecho bien» y «recordar aquello que se ha hecho mal».
Esas son, ha apuntado, «las únicas leyes de memoria que interesan». «Que quede claro lo que estuvo mal para no caer en el error».