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domingo, 22 diciembre
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Sánchez no comparte las críticas de Page sobre el delito de malversación y dice que el procés ha acabado por división del independentismo

Dice que no va a permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña y plantea contribuir con soluciones "que superen la fractura"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado este jueves que respeta las críticas del presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page contra el Gobierno por la reforma del delito de malversación, pero no las comparte, alegando que las reformas legislativas que ha puesto en marcha van enfocadas a lograr la convivencia. En este sentido, ha asegurado que el procés «ha acabado» porque los independentistas están divididos, ya no hay vía unilateral y no se incumple la Constitución.

Sánchez respondía así durante una rueda de prensa en Bruselas al ser preguntado por las críticas lanzadas ayer por el presidente castellano manchego, quien acusó al Ejecutivo de haber pactado la legislación y las condenas con los delincuentes. Hoy, además, ha añadido que él quiere ser respetado, poder salir a la calle y mirar a la gente a los ojos.

El jefe del Ejecutivo ha dicho respetar estas afirmaciones pero ha añadido que no las comparte porque, según ha asegurado, en la última década se rompieron los puentes con Cataluña, se acabó con el diálogo y se produjo la confrontación, que fue un fracaso y más tarde llegó la vía unilateral que fue un fracaso. En su opinión, se trata de saber qué es lo que más conviene a España. Y en opinión de Pedro Sánchez lo que más conviene a España y a Cataluña es la «convivencia» y superar una etapa negra y no volver a sufrir lo que ocurrió en 2017.

Pedro Sánchez también considera que el procés ha acabado y ha alegado que hay tres elementos que formaban parte del procés y que ya están acabados: el primero es la unidad del independentismo que «hoy está rota»; en segundo lugar ha citado la vía unilateral que según Sánchez «hoy no se plantea», a pesar de que ERC no la ha descartado y en tercer lugar, el incumplimiento de la Constitución por parte de las fuerzas independentistas y por tanto la quiebra de la legalidad democrática, que sin embargo, «hoy se cumple en todos los territorios».

Al ser preguntado por la propuesta del referéndum que ha realizado ERC y si puede afirmar que no va a haber ningún tipo de consulta como la que plantea el independentismo, Sánchez ha afirmado que si está apostando por la concordia entre catalanes cómo va a apostar por un referéndum de autodeterminación. En este sentido, ha insistido en que el procés ha acabado y que no se puede volver a debates del pasado.

«Estamos en un momento de cierre de una etapa y de inicio de una nueva en donde tiene que primar la convivencia», ha señalado antes de insistir en que «en Cataluña no va a haber ninguna consulta de autodeterminación y no solo porque no cabe en la Constitución, que ya con eso sería suficiente, sino que además tenemos que contribuir con soluciones que superen la fractura».

Así, ha insistido en que las soluciones que proponen los independentistas retrotraen al pasado de 2017 que españoles y catalanes quieren dejar atrás. Ha recordado que los indultos los llevó a cabo no por los indultados sino por la convivencia entre catalanes y ha añadido que lo que está haciendo ahora de reformar el delito de sedición y «homologarlo a las democracias europeas», no lo hace por los partidos independentistas, sino porque cree y apuesta por la convivencia y concordia entre catalanes.

Por lo tanto, ha concluido afirmando que si apuesta por la convivencia «cómo» va a apostar por un referéndum de autodeterminación. Lo otro, ha añadido, es lo que quieren los extremistas de un lado y la «justificación de los extremistas del otro lado para continuar en la dialéctica de la confrontación».

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Pedro Sánchez ha admitido que son «decisiones arriesgadas» pero ha insistido en extraer la lección desde la posición del Gobierno de España que es que «no hacer nada no es una solución» porque eso es lo que llevó al año 2017, a la «ruptura de la legalidad democrática en el Parlament de Cataluña» y a un 1-O que trascendió, ha dicho, la política nacional y «dañó la reputación de la democracia española». Por ello, ha dicho que «eso no nos lo podemos permitir» y él «no lo va a permitir».

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