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sábado, 21 diciembre
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La Denominación de Origen “La Mancha”, un paraíso para la producción de vinos ecológicos

En un futuro próximo la producción de vinos de calidad de La Mancha podría volcarse mucho más hacia los vinos ecológicos

Castilla- La Mancha lidera la viticultura ecológica en nuestro país, como primera potencia del mundo en vino ecológico con un “futuro esperanzador”. Fueron algunas de las primeras conclusiones extraídas en el II foro de vino ecológico celebrado hace poco tiempo en Tomelloso (CR) en el Centro de Investigación de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha.

Las cifras lo reflejan por sí solas con cerca de 450.000 hectáreas de superficie agrícola ecológica, de las cuales 63.000 hectáreas están dedicadas al viñedo, con 7.000 agricultores con parcelas ecológicas.

Un evento que subrayó las claves determinantes de crecimiento para el sector vitivinícola donde la propia Denominación de Origen, por su propia naturaleza y circunstancias podría convertirse en un referente mundial como zona de producción ecológica de primer orden en suelo europeo.

¿Qué son los vino ecológicos?

Por naturaleza, la viticultura implica un proceso natural donde el mosto es transformado en alcohol vínico con un escaso impacto. No obstante, con aquellos vinos elaborados conforme a la agricultura ecológica se certifica el respeto al medio, que debe estar garantizado durante todo el proceso productivo.

Como indica la Comisión Europea, organismo rector en el cumplimiento de la agricultura ecológica, se trata de “un método de producción cuyo objetivo es obtener alimentos utilizando sustancias y procesos naturales.”

En este sentido, en esencia, “la agricultura ecológica tiende a tener un impacto medioambiental limitado, promoviendo:

  • el uso responsable de la energía y los recursos naturales;
  • el mantenimiento de la biodiversidad;
  • la conservación de los equilibrios ecológicos regionales;
  • la mejora de la fertilidad del suelo;
  • el mantenimiento de la calidad del agua.”

¿Cómo saber si descorchamos vinos ecológicos?

En el marco de la propia UE, donde esa trazabilidad en la calidad, exigida per se en los vinos con Denominación de Origen, debe además acreditarse con un etiquetado especial que certifique el compromiso medioambiental y sostenible del vino con el entorno.

Con ello, se protege la confianza del consumidor, garantizando la calidad de la oferta agroalimentaria de aquellos productos elaborados y comercializados en suelo comunitario, con el compromiso de los países miembros a “compartir una identidad visual común gracias al logotipo ecológico. El logotipo facilita que los consumidores de la UE identifiquen los productos ecológicos y que los agricultores puedan comercializarlos en todos los países de la Unión.”

Este es el sello que identifica en Europa a los productos de agricultura ecológica. Va siempre acompañado de otro sello del organismo certificador de su país de origen.

¿Por qué destaca el potencial de La Mancha?

Durante siglos, la vid ha sido un cultivo social ligado a la historia y tradiciones más arraigadas de la propia sociedad manchega. Como atestiguan el paso de las primeras civilizaciones, con el legado romano y posterior desarrollo de la Edad Media, la viticultura se convirtió en una importante seña de identidad del pasado manchego. Con el Siglo de Oro, como reflejaron ya sus escritores, con obras insignes como El Quijote, los vinos de La Mancha gozaron de una gran popularidad y demanda en los entornos de la Corte y capital madrileña.

Esa tradición y posterior despegue industrial durante el pasado siglo XIX fueron en parte reflejo de las propias condiciones de La Mancha, ideales para el cultivo de la vid. Por extensión, la llanura manchega comprende un vasto territorio en altiplano, sin grandes desniveles, con una altitud media superior a los 700 metros sobre el nivel del mar. Su ubicación en el centro peninsular, alejada del mar, y encajada entre sistemas montañosos de diversa inclinación (sistema ibérico en el este, sistema central en noroeste y sistema bético en la zona sureste) condiciona la entrada de frentes húmedos, especialmente atlánticos, reduciendo la pluviometría a niveles muy escasos, por debajo de los 400 mm anuales de media. Además, los cuatro meses estivales (de junio a septiembre) se caracterizan por una marcada aridez, este año si cabe más intensa.

Hablamos, por tanto, de un clima mediterráneo de interior fuertemente continentalizado con rasgos térmicos y un nivel de precipitaciones que en ocasiones lo acercan a rasgos esteparios. Los inviernos en La Mancha son rudos y extremos con mínimas que pueden alcanzar los -15˚ en los meses más gélidos. Unas temperaturas que contrastan con los veranos muy duros que alcanzan máximas de 45 grados en plena canícula.

Esa uniformidad en la climatología también redunda a nivel geológico con una homogeneidad de los suelos en La Mancha. Predomina el horizonte de suelos calcisol, es decir, una fuerte preponderancia de suelos calizos,  que se complemente con otros de naturaleza arcillosa (rojizos u óxido de hierro y blanquecinos o carbonato cálcico), arenosos y pedregosos en menor medida.

Todo ello define las condiciones naturales más óptimas para el cultivo de la vid, donde la presencia de suelos calizos permite obtener vinos (especialmente tintos) de gran estructura, cuerpo y graduación alcohólica, óptimos para el consumo como vinos jóvenes, de gran potencial aromático o posterior crianza en madera.

Con más de 3.000 horas de sol anuales, la primavera en La Mancha es transitoria y breve, y aunque comprende periodos de mayor pluviometría, permite un contexto idóneo para el desarrollo de los ciclos biológicos de la vid, sin apenas plagas fúngicas en momentos fenológicos clave como la brotación, la floración y posterior cernido del fruto. Son, por añadidura, unas condiciones con mínima intervención humana, y estado sanitario para el fruto, fundamentales en el decálogo de la propia viticultura ecológica. Los tratamientos son, por lo general, muy escasos o nulos, lo que les da una situación de ventaja para la producción de uvas ecológicas con respecto a zonas más septentrionales en las que llueve mucho más y hay necesidad de tratar para evitar enfermedades.

Mercado emergente de presente y futuro con la sostenibilidad por bandera

Los vinos de producción ecológica (organic wines)  continúan su demanda imparable en los últimos años, con un fuerte empuje en algunos mercados exteriores que valoran la etiqueta ECO en los productos agroalimentarios como Alemania y Japón, precisamente dos de los principales clientes de las bodegas manchegas (primero y tercero, respectivamente con 4.698.795 botellas y 1.433.70 botellas en 2021)

Ese incremento de la superficie de viñedo ecológico resume lo que ha sido la propia idiosincrasia de la viticultura manchega durante siglos y generaciones. La implantación de la vid se ha constituido como un factor determinante en la vertebración demográfica de los pueblos manchegos, actuando como elemento dinamizador de sus economías y evitando así la despoblación hacia zonas urbanas desde la España vaciada. De hecho, si analizamos los datos de superficie de viñedo inscrito en la Denominación de Origen La Mancha, se observa una cierta correlación con los municipios de mayor población, por encima de 10.000 habitantes. (Villarrobledo, Socuéllamos, Alcázar de San Juan, Tomelloso, Campo de Criptana, Manzanares, La Solana, Villarrubia de los Ojos, Quintanar de la Orden,…)

La implantación del viñedo en La Mancha constituye un importante ejemplo de agricultura sostenible desde el punto de vista medioambiental y socioeconómico. Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos Cultivos (ESYRCE, los últimos datos sobre las características de los cultivos de viñedo en Castilla-La Mancha reflejan un ejemplo de convivencia entre los sistemas de plantación en regadío (59,8 %) y secano (49,2 %). Esa complementariedad evidencia unos rendimientos por hectárea relativamente bajos, con un rendimiento medio por hectárea global de vino con DO La Mancha de 6.909 kg/ha en 2021.

Su labor ambiental es también vital, evitando la desertificación en tierras que de otra manera quedarían relegadas a la escorrentía ante precipitaciones, por lo demás, cada vez más frecuentemente torrenciales por efecto del cambio climático. Esa protección permite también estimular la flora y fauna más autóctonas de la comarca manchega.

El viñedo y el olivo, ahora acompañados de otros leñosos como el pistacho o el almendro aportan a una región tan increíblemente seca un pulmón verde con un valor medioambiental incalculable, pero que además está cultivado y cuidado, aportando riqueza a cientos de pueblos de esta parte de la España que se niega a “vaciarse” y, entre otras cosas, reduciendo muchísimo el riesgo de incendios, como los que desgraciadamente hemos estado viendo por toda nuestra geografía nacional en un verano tan calurosos como éste.

En definitiva, la vitivinicultura, junto a estos otros cultivos complementarios, consiguen la tan ansiada SOSTENIBILIDAD en La Mancha gracias a este equilibrio entre cuidado del medio y rentabilidad para sus habitantes.

Además, el compromiso por la calidad de las bodegas manchegas también incluye una eficiencia energética en los recursos productivos y un mayor compromiso verde con el entorno que se traduce en definitiva en los pasos de la economía circular, de las que varias bodegas manchegas ya han dado el paso de reoptizimar la vida útil de aquello que es producido. La instalación masiva de placas fotovoltaicas, la implantación de las vendimias nocturnas, la reutilización de aguas residuales y uso de depuradoras o la creación de subproductos procedentes de la uva son algunos ejemplos.

Por otro lado, también es cierto que precisamente ese boom de la producción ecológica, puede tentar a algunos viticultores a focalizar el objetivo en el incremento de cosecha, sin primar el estar acogido a una figura de calidad, lo que conlleva someterse a los límites de producción marcados por una IGP o denominación de origen, que en el caso de La Mancha oscila de los 10.000 kg como máximo en viñedos en vaso a los 13.000 de viñedos en espaldera.

Consideramos que esto puede suponer una amenaza a largo plazo para la zona que hay que prevenir, ya que no parece muy lógico ni acorde a la filosofía de la producción ecológica que algunas de estas explotaciones puedan orientarse a tener producciones medias superiores a las de los cultivos convencionales, sobre todo a los acogidos a figuras de calidad.

El plan de acción de la UE

En cierto modo, La Mancha se sitúa en el marco idóneo para cumplir el plan de acción de la UE que pretende alcanzar el “alcanzar el objetivo del Pacto Verde Europeo al destinar el 25 % de las tierras agrícolas de la UE a la agricultura ecológica de aquí a 2030”.

Entre las medidas, se resumen tres ejes que básicamente quieren:

  • “estimular la demanda y garantizar la confianza de los consumidores.
  • “estimular la reconversión y consolidar todos los eslabones de la cadena de valor.
  • “predicar con el ejemplo: aumentar la contribución de la agricultura ecológica a la sostenibilidad ambiental.”

Bodegas manchegas pioneras en vinos ecológicos

Hoy son 239 las bodegas castellanomanchegas que embotellan sus vinos con el logotipo ecológico de la UE. Un sello distintivo donde las propias bodegas acogidas a la DO La Mancha fueron de hecho vanguardia en su apuesta por los vinos ecológicos.

Bodegas manchegas con vinos ecológicos

  • Provincia de Albacete
    • Bodegas Aresan, Villlarrobledo
  • Provincia de Ciudad Real
    • Bodega La Tercia, Alcázar de San Juan
    • Bodegas San José, Herencia
    • Bodegas Yuntero, Manzanares
    • Coop. Santa Catalina, La Solana
  • Provincia de Cuenca
    • Bodega Finca Antigua, Los Hinojosos
    • Bodega Parra Jímenez, Las Mesas
    • Bella Pilar, Mota de Cuervo
    • Bodegas Zagarrón, Mota del Cuervo
    • Dominio de Punctum, Las Pedroñeras
  • Provincia de Toledo
    • Bodegas Entremontes, Quintanar de la Orden
    • Bodegas Latúe, Villanueva de Alcardete
    • Bodegas Alcardet, Villanueva de Alcardete
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