Proponer simpleces ante la magnitud de los problemas no te hace un líder, como mucho un populista.
¿Hay algo más simple que cuando se le pregunta por sus propuestas a Paco Núñez, líder de la oposición en Castilla-La Mancha, solo se dedique a pedir “más” de lo que haya, “más rápido” de lo que sea y como mucho “otra cosa” de lo que se proponga?De hecho, la última vez que quiso redactar un documento medio serio, allá por el último mes de mayo, había más de veinte párrafos repetidos, decenas de plagios y hasta propuestas que se referían al SAMUR -las Urgencias de Madrid- en vez de hablar del SESCAM.
Desde entonces, no ha arriesgado y se limita, como mucho, al “más”. Si hablamos de ayudas a los autónomos, por ejemplo, sea cual sea la propuesta pactada, su contrapropuesta es lo mismo, pero más. Empezaron exigiendo 5 millones de euros –en el documento del plagio, eso sí- pero cuando el Gobierno de Castilla-La Mancha comprometió con agentes sociales y Ciudadanos los primeros 85 millones subieron la propuesta a 120, “por si había remanentes”, pensarían. Ahora que el monto total de ayudas directas asciende a 150 millones –la región que más presupuesto ha puesto encima de la mesa- su órdago ha ascendido hasta los 450. Por todos es sabido que algunas chequeras en la oposición son infinitas, al final quien quiera cobrar el cheque ya sabe que esos pagarés, nunca tienen fondos.
Tan interiorizado tiene el presidente del PP de Castilla-La Mancha el “más y más” que hasta cuando los datos oficiales del Ministerio de Sanidad dicen que en Castilla-La Mancha se inyectan todas las semanas entre el 98 % y el 102 % de las vacunas recibidas (gracias a que, en esta región, sí se compraron suficientes jeringuillas para aprovechar la última dosis) el señor Núñez propone con solemnidad: “Exijo a Page ir más rápido, poner más vacunas”. Algunos nos quedamos con la curiosidad de escuchar el desarrollo completo de su idea, para comprobar si su propuesta se veía acompañada por el hecho de tener que sustituir la vacuna de Oxford o la de Pfizer por Aquarius o Gaseosa. Con este PP, nada es descartable.
Pero si algo hay que reconocerle al sucesor de Cospedal es su constancia. Desde principios de la pandemia está pidiendo “más test”, “test masivos”, a veces incluso llegó a decir “test para todos”. Pero a diferencia del derecho a exigir lo que sea que tiene la ciudadanía, un responsable político que aspira a gobernar tiene la obligación de profundizar, ya no solo en lo posible, sino en lo correcto.
En Castilla-La Mancha se han realizado 1,2 millones de pruebas diagnósticas para detectar la COVID, a 8 de febrero de 2021. Prácticamente a 6 de cada 10 paisanos les han hecho una PCR o un test de antígenos. Por lo que, si la propuesta del PP de Núñez es hacer test masivos, ha de reconocer que ya se están haciendo.
Pero si su propuesta es hacer test a toda la población, tengan o no tengan síntomas, hayan estado o no en contacto estrecho con un positivo, el líder de la oposición debería haber leído ya a todas las sociedades científicas y médicas alertando del alto peligro de esa práctica. Una ocurrencia, la del señor Núñez, que puede costar muchas vidas.
Un político serio sabría que esa propuesta tiene un riesgo altísimo de falsos negativos (por el periodo de incubación del virus de 7 días de media) y que una persona que no ha desarrollado todavía síntomas, pero con un test negativo, puede contagiar masivamente y, sobre todo, puede contagiar a personas tremendamente vulnerables.
Por poner un ejemplo concreto. En Torrejón de Ardoz se decidió por parte del Ayuntamiento hacer una campaña de test masivos a toda la población a finales de julio. Se gastaron 23 millones de euros y un gran esfuerzo propagandístico en un único test. Apenas un mes después, a mediados de septiembre, Torrejón de Ardoz era el 5º municipio de Madrid con mayor incidencia acumulada, con 800 casos por cada 100.000 habitantes. Fue cerrado por el Gobierno de Ayuso. Lo peor no es el dinero malgastado, sino los contagios que el populismo simplón ayudó a no evitar.
Hay que vacunarse contra la ocurrencia, ese mal que, gracias a la acumulación de crisis graves y de políticas de vuelo raso, ha permitido a populistas de toda cuña tener un altavoz que, en épocas de mayor nivel político, sería inimaginable.
El actual presidente del PP de Castilla-La Mancha abusa de ella. Todavía estamos esperando su anunciado plan de vacunación alternativo al que, en noviembre, se planteó por unanimidad en la Conferencia Sectorial de Sanidad entre el Ministerio y todas las comunidades autónomas.
El plan alternativo, si lo presentara mañana, se empezaría a estudiar cuando en Castilla-La Mancha ya hay 105.000 dosis inyectadas, con residencias y profesionales sociosanitarios vacunados y se ha adelantado un mes el inicio de la vacunación de los mayores de 80 años, la ayuda a domicilio o las viviendas tuteladas…Un dato llamativo para alguien que, desde el principio, lleva acusando a todas las Administraciones de falta de previsión.
Pero el plan de vacunación de Núñez será simple, propondrá vacunar a todos, antes. Porque ya se sabe que con él da igual el número de vacunas que se fabriquen o que los profesionales sanitarios digan que hay que esperar al menos 20 días para poner la segunda dosis. A Núñez le bastará con proclamar: “Exijo más vacunas, más rápido, a más gente”.
Y así un partido se convirtió en una proclama.