Este 14 de abril celebramos que hace 90 años, las calles de España y también las de Castilla-La Mancha se llenaron de banderas tricolores para celebrar la llegada de la II República Española. Este articulo podría fundamentarse en el desenlace que llevo al golpe de estado de 1936, pero me parece más importante ahondar en las causas que llevaron a España a acostarse por la noche monárquica y levantarse en la mañana del 14 de abril de 1931 republicana.
Con la importancia e influencia de un contexto histórico convulso a nivel mundial y nacional como la perdida por parte de España de las últimas colonias en ultramar (1898), las primeras e incipientes formaciones y organizaciones de trabajadores como CNT (1910), el conflicto de la I Guerra Mundial (1914), la Revolución Rusa y la crisis política Española de la Restauración (1917), el nacimiento del PCE y el pistolerismo donde fueron asesinados obreros sindicalistas a manos de sicarios pagados por los patronos (1919), el nacimiento de los fascismos con la marcha de los camisas negras de Mussolini (1922), la dictadura de Miguel Primo de Rivera durante el reinado de Alfonso XIII y la guerra con Marruecos, marcada el desastre de Annual (1923), o la gran depresión tras el crack bursátil de 1929.
Estas y otras muchas cuestiones son por las que España sufría un atraso socioeconómico, como país poco industrializado donde casi el 45% de la población vivía en zonas rurales y se dedicaba a la agricultura, con una incidencia alarmante de analfabetismo que rondaba el 55% y algunas tasas que se elevaban al 70% en algunas zonas. También existía un control férreo desde las instituciones religiosas y por parte de los terratenientes sobre gran parte de la población que no dejaba desarrollarse a las personas, ni la cultura ni la ciencia y sobre todo negando a las mujeres su independencia e igualdad. Una España con constantes crisis políticas donde los pronunciamientos militares se encadenaban, con un ejército con gran inflación de mandos o los numerosos escándalos de corrupción de Alfonso XIII con empresarios internacionales, sobre todo con lo relativo a concesiones de ferrocarriles y otros monopolios.
Los que consiguieron este horizonte y amanecer republicano, fueron los obreros que empezaron a organizarse, las incipientes nuevas ideas progresistas que se abrían paso desarrollando sistemas económicos más justos, la solidaridad entre personas o el avance en sectores como la educación y la filosofía. También las mujeres luchando por sus derechos en contra de los miedos y la oposición férrea de la iglesia, de los terratenientes y caciques, o mandos militares, que querían seguir con un status de superioridad y control sobre el resto de la ciudadanía.
La II República fue un aire nuevo para la desvencijada España, con más cuidados en la cultura con proyectos para alfabetizar y llevar a cada rincón de España todo el saber disponible. Una España con una generación de mujeres que se incorporaron a la vida política y social consiguiendo hitos como el voto femenino y alcanzando derechos de igualdad. También se pusieron en marcha planes para ajustar el ejército y acabar con la inflación de mandos, la garantía de un estado aconfesional que respetase todas las religiones, pero con separación de poderes, o el intento de una repartición de tierra más justa a través de la reforma agraria. Se pusieron en marcha leyes económicas, sociales y sindicales para que se pudiera moderniza la industria y acabar con terratenientes y caciques que controlaban a través del hambre y de la falta de acceso a la cultura a la población.
Por todo esto, en Podemos apostamos por la República como forma de gobierno, en contra de las posiciones de otros partidos políticos llamados de izquierdas, porque creemos que la República no hay que verla solo como hechos históricos, si no como una forma de gobierno, con más bondades que el sistema monárquico.
En sitios como Alemania, Italia, Francia o los mismos EE.UU. entendieron rápido que es una forma de gobierno más moderna, donde la jefatura del estado no es inviolable y está sometido a las mismas reglas que el resto de la ciudadanía. Un estado más democrático donde la jefatura de estado sería elegida por votación popular y no por derechos de sangre ni hereditarios, sin priorizar a los varones y siendo revisada con control ciudadano cada 4 años. Un estado plurinacional que sirva como aglutinante contra la división y donde todo el mundo se sienta representado y con sus singularidades culturales. Por la tanto, una España en libertad, igualdad y fraternidad.