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miércoles, 25 diciembre
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«La voz de su amo», por Lola Merino

Artículo de opinión de la portavoz del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes regionales, Lola Merino

La degradación democrática en las Cortes de Castilla-La Mancha es, hoy por hoy, un hecho indiscutible. El Reglamento que rige el funcionamiento de la Cámara no merece respeto y es vapuleado por el propio presidente de la institución cada vez que conviene e interesa al ejecutivo de Page.

Aprovecharse de la pandemia, que tantas muertes y tanto dolor están ocasionando, para cerrar el Parlamento regional y acallar la voz del pueblo, que reclama información y transparencia en la gestión, es cuanto menos, una inmoralidad.

Además, la continua y habitual ausencia de Emiliano García-Page durante la celebración de las sesiones plenarias demuestra su nulo interés por los problemas que preocupan a los castellano-manchegos. Castilla-La Mancha tiene un Presidente Ausente. A Page le aburren los problemas de la región.

La última “patada” al Reglamento de la Cámara ha sido prohibir la asistencia a los colectivos, organizaciones o asociaciones que representan a la sociedad castellano-manchega a los Plenos ocupando la tribuna de invitados.

Es evidente que a Page, la presencia de la sociedad en el parlamento autonómico, le molesta e incomoda. No quiere escuchar a nadie, a menos que sea para adular o aplaudir su pésima gestión de la peor crisis sanitaria, social y económica que ha sufrido nuestra región.

A Page se le ha subido la mayoría absoluta a la cabeza y quiere blindarse contra sus errores silenciando la voz de la calle y de los grupos parlamentarios, pero para ello necesita del servilismo de alguien que se lo permita. ¡Y encontró la marioneta perfecta en Pablo Bellido!. Un personaje prácticamente desconocido en la región, a pesar de ostentar el cargo de presidente de la Cortes, pero fiel a la voz de su amo.

Page, como buen discípulo de José Bono, quiere unas “Cortes cortitas” y para ello necesita de la complicidad y la connivencia del presidente de las Cortes, que no ofrece resistencia alguna. Este seguidismo partidista está dejando en muy mal lugar a quien ostenta el cargo institucional, aunque lo peor es el ataque frontal que sufre la soberanía popular representada en las Cortes de Castilla-La Mancha, convertidas en el cortijo de un gobierno socialista que no respeta la división de poderes confundiendo el poder legislativo con el ejecutivo.

Cerrar las Cortes es un desprecio a la democracia y a todos los castellano-manchegos. Imponer los asuntos sobre los que se debaten es coartar los derechos de los grupos parlamentarios de control al gobierno. Prohibir el acceso a las Cortes es cercenar la libertad de la sociedad castellano-manchega.

El Parlamento regional no debe cerrarse porque lo decida Emiliano García-Page, ni se debe prohibir la entrada a los representantes de la sociedad castellano-manchega sin aportar criterios sanitarios ni nada que lo justifique, como tampoco se deben censurar y evitar el tratamiento de determinados temas porque molestan al omnímodo. Sin embargo, esto es lo que está ocurriendo, amén de Pablo Bellido, la voz de su amo.

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