María sigue adelante, y para mi es la mejor noticia. El hecho de que tenga que ir superando las adversidades una semana tras otra está empezando a pasarle factura, y al igual que la Armada Invencible de Felipe II, ha tenido que volver a “luchar contra los elementos”, pero confío en que estas situaciones límite la irán fortaleciendo.
Esta semana quiero hacer hincapié en varias cosas, porque este concurso tiene muchas peculiaridades que van más allá del talento para cocinar, algo que María viene demostrando semana tras semana, ya que es la única concursante que ha participado en todas las pruebas de eliminación.
La primera prueba consistía en elaborar un plato de legumbres en 75 minutos. En la mayoría de los platos salieron las legumbres duras y con poco sabor. A María le tocó hacer unas verdinas, que son unas alubias pequeñas de color blanco-verdoso procedentes del norte de España, y que se suelen cocinar con marisco. La concursante tomellosera acertadamente eligió cocinarlas con almejas, pero tuvo algunos fallos de concepto, al igual que la mayoría de concursantes. En este punto quiero decir que algo tan importante como es el tiempo es algo que suele faltar en este concurso, aunque un gran cocinero debe tener recursos para todo, y saber que hacer en cada momento con el tiempo del que dispone.
La prueba por equipos demostró una vez más la importancia de un buen capitán o jefe de equipo, y el equipo de María fue un auténtico desastre. En esta prueba nuestra querida paisana cometió el error de siempre, que es el de querer asumir el liderato sin ser la jefa de equipo, pero esa actitud creo que es la más auténtica y loable, ya que demuestra una gran implicación en todo lo que hace.
Ayer se empezaron a esclarecer muchas cosas, como las estrategias de los concursantes, algunas de ellas poco éticas. Creo que estamos viviendo unos tiempos tristes en los que parece que el “todo vale con tal de ganar” pueda ser una opción estratégica válida. La implicación de María en todas las pruebas de equipo contrasta con la de algunos concursantes a los que se les empieza a ver el plumero ya, aunque en el caso de Ofelia hace tiempo que ya se le empezó a ver, y no cabe duda que el equipo de producción del programa fomenta todas esas actitudes porque para este show, le interesa tanto el «talent» como el «reality».
En la prueba de eliminación María se salvó in extremis porque tuvo la valentía y la decisión de intentar hacer un postre (algo que no es su fuerte) sin levadura, y cuando vio el fracaso tuvo la suficiente sangre fría como para cambiar el postre y aprovechar los ingredientes que le quedaban.
María está al límite, pocos concursantes podrían soportar la presión que ella lleva encima, pero a pesar de ello sigue siendo mi favorita, y lo único que la puede sacar de llegar a la final es que ella va a tener que seguir «luchando contra los elementos».