HOSTELERÍA: Conjunto de servicios que proporcionan alojamiento y comida a huéspedes y viajeros.
Eso dice, nada menos, el diccionario de la Lengua Española editado por la Real Academia.
Pero es más, mucho más.
Es el territorio amigo dónde nadie es extraño y al que acudimos a reparar fuerzas, a guarecernos del frío, a mitigar el calor, a llenar el buche, a vaciar la vejiga, a ver, a ser vistos.
A leer el periódico sin pantalla de por medio, a ver el futbol con la peña, a encontrarse con amantes clandestinos, con amigos de la lejana escuela, con el hermano que hace mucho que no vemos, en ese territorio neutral y no tan anónimo, ese excelso mentidero.
Es el templo pagano en el que el vino no se transforma en sangre, sino en palabra, y el pan no se convierte en carne pero acompaña a la tapa.
Mención aparte merecen esos bares madrugadores, que sirven el carajillo mañanero a los que se levantan cada mañana por un magro jornal, y paran a un almuerzo, que es sin duda el mejor momento del día, con los compadres de la obra y del taller.
Cierren cuando quieran Senados y Diputaciones, pero por favor, no nos cierren el bar.
El Pollo Morgan. 2021.