Jesús Sánchez lo ha vuelto a hacer, y éste año nos hace una propuesta atrevida, original y muy atractiva, ya que a la elaboración de los hornazos tradicionales harán otros hornazos iguales, pero bañados con chocolate blanco o chocolate negro, y el huevo será también un huevo de chocolate con sorpresa.
Según nos cuenta Jesús Sánchez: “Es una propuesta para los pequeños de la casa, a la cual no podrán resistirse los “menos pequeños”. Era una idea que llevábamos fraguando varios años, pero hasta este año no nos hemos decidido. Pero creemos que es una apuesta que tendrá muy buena aceptación entre el público; ya que te comes una buena torta de brioche, hecha con los mejores productos. Y si la bañamos con un buen chocolate blanco o chocolate negro, y le añadimos un huevo de chocolate con leche y sorpresa, creemos que puede ser algo muy atractivo. De hecho ya arrancamos el viernes pasado con todas las variedades de hornazos, y el éxito ha sido increíble”.
Desde estas páginas animamos a Jesús Sánchez, y a todos esos pequeños productores locales a que sigan dando ese paso adelante. Usando la imaginación, la creatividad y la calidad en sus productos, porque es otra forma de promocionar la “marca Tomelloso”.
EL HORNAZO MANCHEGO
El hornazo manchego es un bollo o torta tipo brioche de origen medieval el cual lleva añadido un huevo duro, aunque los hornazos castellanos más primitivos eran más bien una especie de empanada rellena de chorizos y carne de cerdo u otras viandas.
El origen del hornazo manchego se remonta aproximadamente al siglo XIV, cuando la zona de La Mancha llevaba más de un siglo pacificada a través de la reconquista de los reyes castellanos. La tradición de su consumo está en las romerías y fiestas cristianas posteriores a la Semana Santa, y la inclusión del huevo es un símbolo de renovación de la naturaleza. De hecho todas estas romerías y fiestas campestres post-pascua enlazan con las fiestas paganas de celebración de la primavera, como estación de la vida renovada en todos los ámbitos de la naturaleza. En algunas localidades es tradición salir al campo el jueves lardero y comer un hornazo. En Tomelloso la tradición es comerlo el día de San Marcos en la zona de Pinilla, que suele ser el preámbulo de la Romería de la “Virgen de las Viñas”.
Con el permiso de Jesús Sánchez y de todos los grandes panaderos-reposteros de nuestra ciudad y más allá, voy a contaros mi receta, una receta alejada de los cánones ortodoxos, por lo que os pido que no la comparéis con el resto. Podéis llamarla de otra manera para respetar el nombre del hornazo, pero cómo he dicho siempre: La ortodoxia y la tradición sólo sirven para aprender, pero si no hubiera habido personas a lo largo de la historia que se saltaban la tradición, seguiríamos comiendo mamut asado en el fuego de una caverna.
MI RECETA:
INGREDIENTES (para 6 hornazos):
-350 cl. de aceite de oliva -250 grs. de azúcar -Tres kilos de harina – ½ litro de leche – ½ litro de agua – 4 huevos crudos – Una cucharada de matalahúva (anís) – la ralladura de un limón – una cucharada de sal – Cincuenta gramos de levadura prensada -6 huevos cocidos.
ELABORACIÓN:
Mezclamos la harina con el aceite, los huevos batidos, la matalahúva, la sal, la ralladura del limón, la leche, y el agua (de la que habremos apartado un vaso, el cual calentaremos levemente y en él disolveremos la levadura, después lo añadimos a la masa, que deberá quedar lo suficientemente dura para que no se pegue a las manos (es importante aquí no echar toda la leche y el agua, porque su consistencia dependerá del tipo de harina que utilicemos, y de su dureza).
Dejamos la masa reposar tres horas hasta que suba. Después vamos haciendo bolas iguales (haremos seis, dejando aparte un trozo equivalente a otra bola) y las aplastamos, dejándolas reposar otras tres horas en el frigorífico.
Ya levadas las tortas las untamos con huevo batido, ponemos encima de cada una un huevo cocido, y lo unimos con dos tiras de masa a la bola, después las espolvoreamos con un poco de azúcar mezclada con harina. Las metemos en el horno unos veinte minutos a 180 grados para cocerlas, y después las sacamos y les espolvoreamos por encima azúcar y canela molida (opcional).
Mucha gente piensa que el huevo del hornazo se pone en el horno crudo, pero no es así, porque si no podría explotar por el calor.