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Alrededor de 200 personas mueren cada año en accidentes que se producen en espacios confinados dentro del ámbito industrial, agrícola y doméstico. La causa principal es el desconocimiento de los riesgos. Además, en estos sucesos, es habitual que algunas de las víctimas sufran daños al intentar socorrer a la persona accidentada.
Un espacio confinado es cualquier zona con aberturas limitadas de entrada y salida y ventilación natural desfavorable, en el que puedan acumularse contaminantes tóxicos o inflamables, o tener una atmósfera deficiente de oxígeno, por ejemplo, alcantarillas y pozos, tanques de almacenamiento, depósitos, silos, cubas, cisternas, chimeneas, galerías, túneles, fosos, etc.
En alguno de estos espacios, como las redes de alcantarillado, es evidente que el acceso está muy restringido a personal especializado, que tiene conocimiento de su peligrosidad y emplea las medidas preventivas necesarias. Sin embargo, hay otro tipo de espacios confinados, a los que es necesario acceder, de manera más o menos frecuente, para efectuar trabajos de reparación, limpieza, mantenimiento o inspección, que son ejecutados por personal cuyo cometido principal es otro y sin procedimientos de actuación adecuados.
Necesidad de adoptar medidas preventivas
En los centros de trabajo en los que existan este tipo de espacios confinados es necesario adoptar una serie de medidas preventivas. Y no hay excusas que valgan, como apelar a que el acceso será por poco tiempo, o que se hará en compañía de otras personas o, incluso, escudarse en engañosas afirmaciones del tipo “esto se ha hecho toda la vida así… y nunca ha pasado nada”.
Para saber si al espacio al que se pretende acceder se considera confinado, basta responder estas tres preguntas básicas: ¿Está total o parcialmente cerrado?, ¿ha sido concebido y construido para una ocupación continuada?, ¿presenta o puede presentar atmósferas peligrosas (contaminantes tóxicos, sustancias inflamables o deficiencia de oxígeno)?
En las investigaciones de los accidentes que se desarrollan dentro de los recintos confinados, se observa que en la mayoría de los casos no se aplican correctamente las medidas de prevención para situaciones potencialmente peligrosas. En muchos de los casos los operarios carecen también de la formación adecuada para realizar su trabajo en este tipo de entornos. Estas situaciones hacen que se sigan produciendo accidentes que podrían evitarse fácilmente si se trabajase de manera adecuada.
¿Cuáles son las medidas a implantar?
Para disminuir la accidentabilidad asociada a los recintos confinados deben utilizarse, de manera combinada, medidas técnicas y organizativas.
Así, pueden utilizarse equipos de respiración autónoma, sistemas de ventilación forzada, equipos de medición del nivel de oxígeno y otros gases, barandillas u otro tipo de barreras para impedir el acceso a personal no autorizado e, incluso, trípodes y sistemas análogos para eventuales situaciones de rescate de emergencia.
Desde un punto de vista organizativo, la mejor manera de evitar la exposición a riesgos importantes es realizar los trabajos desde el exterior siempre que sea posible. Si, no obstante, el acceso tiene que producirse, debe establecerse un procedimiento de trabajo por escrito que incluya las fases a realizar, los puntos de especial peligrosidad y la correcta utilización de equipos, máquinas y herramientas. Asimismo, establecer un permiso de trabajo que garantice que la entrada al espacio confinado se realiza en condiciones seguras, evitando el acceso a personas no autorizadas, y disponer de vigilancia en el exterior.
La formación de los operarios que tienen que intervenir en estos recintos y las medidas de control a la hora de acceder a ellos, deben ser exhaustivas y no dejar ningún aspecto de la seguridad sin analizar.
Prevención de riesgos en bodegas
Castilla – La Mancha es tierra de vinos, de excelentes vinos, producidos en bodegas que se distribuyen por la práctica totalidad del territorio. Y en dichas bodegas existe un elevado número de espacios confinados, como depósitos y cubas, a los que periódicamente es necesario acceder para su limpieza y otro tipo de tareas. Esta actividad que, a priori, puede parecer sencilla, entraña multitud de riesgos laborales.
Lamentablemente, los medios de comunicación informan, cada cierto tiempo, de accidentes en bodegas, tras desarrollar, por ejemplo, labores de limpieza y mantenimiento de toneles. Y, es que el vino no surge dentro de la botella en la que lo compramos… Detrás de cada copa de vino, hay una multitud de personas que trabajan para que podamos disfrutarla.
Con el fin de facilitar y contribuir a la prevención de los riesgos en espacios confinados, con especial atención a los existentes en las bodegas, la Viceconsejería de Empleo, Diálogo Social y Bienestar Laboral de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha organiza el martes 19 de octubre, a las 10:00 horas, una jornada telemática de divulgación sobre prevención de riesgos en espacios confinados, con especial atención a los existentes en bodegas.
Esta jornada gratuita, en la que participará personal experto en esta materia, está abierta a empresas y personas, trabajadoras o no, interesadas en ampliar su conocimiento sobre las medidas técnicas y de carácter organizativo que han de implantarse teniendo en cuenta las características de los espacios confinados que existen en las bodegas.
Para participar en la Jornada telemática “PRL en espacios confinados. Aplicación práctica en bodegas” es necesario registrarse en la web (www.seguridadlaboral.castillalamancha.es).
La tradición vitivinícola de nuestra región debe prolongarse en el tiempo, como actividad productiva, pero sobre todo como seña de identidad, aunque en ningún caso vinculada a accidentes de gravedad en sus bodegas.