La Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Castilla-La Mancha ha mostrado su «frontal defensa» del Trasvase Tajo-Segura tal y como está actualmente regulado, considerando que «tiene que servir para lo que está sirviendo hasta ahora».
Así se ha pronunciado el secretario general de Asaja en la región, José María Fresneda, que se ha reunido este lunes con integrantes de Asaja Alicante, en la que ambas organizaciones, por un lado, han mostrado una denuncia común a los nuevos planes hidrológicos presentados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en los que echan en falta «una planificación hídrica para España», así como su defensa del trasvase.
«Desde Asaja Castilla-La Mancha opinamos que el Trasvase Tajo-Segura tiene que servir para lo que estaba sirviendo hasta ahora y para lo que fue creado: atender las necesidades de la población y los agricultores, no para separarnos y crear el odio y enfrentamiento entre territorios», ha afirmado el presidente de Asaja Castilla-La Mancha.
En cuanto a los planes hidrológicos, los ha considerado «una declaración de guerra al sistema productivo español, porque, al contrario de lo que marca el Real Decreto 907/2007, de 6 de julio de 2007, de planificación hidrológica, ni satisfacen las demandas ni equilibran el desarrollo del sector primario, sino que suponen un freno rotundo y radical a la producción de alimentos».
Por su parte, el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, afirma que «en España hay agua suficiente, con unos sobrantes de 50.000 hectómetros cúbicos que cada año van al mar por nuestras cuencas y con el Tajo vertiendo a Portugal 5.000 hectómetros cúbicos más de lo acordado por el Convenio de Albufeira».
«Solo falta control, infraestructuras y planificación, medidas que no aparecen por ninguna parte de los borradores aprobados por el Gobierno, que solo hablan del uso ambiental de la misma y caudales ecológicos. El Gobierno nos ha presentado unos planes que suponen la ruina para nuestro sector agrario, que abocan a la estampida de los jóvenes y a la despoblación, porque dejan sin expectativa alguna a los regadíos y, por tanto, el futuro de las zonas de interior y la vida de los pueblos», ha apuntado.