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viernes, 20 diciembre
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Un cisne negro en La Mancha

Cada crisis trae una oportunidad. Aprovechemos la nuestra mostrando desde esa España vacía, llena de vida

Me hubiera gustado iniciar la colaboración con este medio en otro contexto. Ha sido imposible. La pandemia por la Covid-19 nos está marcando la agenda y ya sabe querido lector de qué manera.

Estas líneas pretenden invitar a la reflexión individual para después poder así aportar con más acierto a la labor colectiva. En estos días extraños en los que sobrevivir es un arte, tenemos responsabilidades que cumplir como ciudadanos y ciudadanas.

Podemos culpar a nuestros políticos y políticas de todo lo malo acontecido y por acontecer, pero el futuro, no lo olvide, está en nuestras manos.

Los políticos y políticas no digamos que han acertado (ni acertaran mucho más) en la gestión de las crisis que nos ha tocado vivir, pero ello no es excusa para incumplir con nuestros deberes ciudadanos. Si no damos lo mejor de nosotros mismos, ocupemos el lugar que ocupemos en la sociedad, será difícil salir hacia delante. Éramos contingentes y nos creímos especiales.

Tenemos que ser conscientes de la llegada del final de esos tiempos “fáciles” y asumir la llegada de tiempos “difíciles”. Todas las generaciones lo han hecho y aquí va una pregunta de involucración: ¿Por qué nosotros íbamos a ser diferentes?

Nuestro Cisne Negro apareció en La Mancha en forma de pandemia. El impacto de un suceso altamente improbable, como señala el pensador Nassim Nicholas Taleb, nos “sabudio” y fuerte. Ahora, con los dientes apretados debemos superar el día a día e ir diseñando el mañana. La oportunidad está en lo rural.

La pandemia es un acelerador histórico sin precedentes y en medio del tornado nos vemos obligados a gestionar el cambio. Movámonos en esta crisis hacia la oportunidad de construir una sociedad más justa, igualitaria y más libre. Aportemos todos nuestros granos de arena, nuestros racimos de uva al remolque, hasta hacer copete.

Demos lo mejor para controlar la curva de contagios y muertes, evitemos los movimientos innecesarios, disfrutemos la belleza de lo cercano y lo cotidiano (aun siendo con poca gente) y apostemos por el mundo rural. Cada crisis trae una oportunidad. Aprovechemos la nuestra mostrando desde esa España vacía, llena de vida; quienes somos, que producimos, como vivimos.

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