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miércoles, 6 noviembre
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Kamala Harris, tan contentos. Por Luis Miguel Miñarro

Como explica el profesor Vázquez Medel, la semiótica tiene como misión la de acompañar a los seres humanos en su tarea de dotar de significado y sentido a sus
expresiones y a sus vivencias, ya sean individuales o colectivas y para ello se ven implicadas todas las inteligencias que nos permiten interactuar con el mundo.

Como sabemos, la semiótica, como teoría del análisis de signos y procesos de semiosis, tuvo su origen en los postulados lingüísticos de Saussure y en los lógico-filosóficos de Pierce. Desde entonces, ha ido evolucionando a partir de su propio desarrollo (Morris, Eco); pero sobre todo por la transformación tan acelerada de su objeto de estudio, especialmente en lo referido a la comunicación humana, que se produce por medio de prácticas hipertextuales, multimodales y a través de nuevos dispositivos, canales y medios tecnológicos; todo ello desde la interdependencia, la globalidad y la inestabilidad de signos, textos y discursos.

En este caso, el postulado de Heráclito, “todo fluye y nada permanece”, cobra actualidad de manera que cuando ya creíamos que sabíamos las respuestas a todas las preguntas anteriores, nos encontramos con el hecho de que las tres deixis como universales de la significación (espacial, temporal, personal) se desenfocan y cambian; enturbiadas, en algunos casos, por el objetivismo radical que conduce al dogmatismo; por el subjetivismo e individualismo propio del pensamiento único y del ultraliberalismo de nuestro tiempo y que conduce al relativismo; amenazadas por la sobreabundancia de la violencia en el uso de los símbolos (las banderas, las patrias, las lenguas, …); por la manipulación de la información (“infoxicación”); por el intento de legitimación de lo falso (“fake”).

En este estado de cosas nos encontramos cuando irrumpe en nuestras vidas la vicepresidenta electa de los Estados Unidos, Kamala Harris; como un signo del cambio, sobre todo porque representa un cambio de los signos, de manera que ser afroamericana, asiática y mujer gana nuevos valores y significados y emplaza a la semiótica a reinterpretar estas cuestiones en clave quimérica o utópica; porque en un espacio tan alejado del nuestro, en un tiempo en el que lo importante es combatir la pandemia, en lo personal, su éxito nos ha llegado a todas y todas, nos ha emocionado, nos ha cargado de esperanza.

En el fondo, el ser humano se caracteriza por su capacidad para la actividad simbólica y las emociones. Por eso, tan contentos. Gracias Kamala.

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