El presidente de Castilla-La Mancha, Emilano García-Page, ha avanzado que en su calidad de presidente autonómico recurrirá ante el Tribunal Constitucional «cualquier intento de vulnerar la Constitución», algo ante lo que asegura no le temblará la mano «aunque lo discutan en las filas» de su propio partido.
Así lo ha asegurado en su intervención durante el Debate sobre el Estado de Castilla-La Mancha, donde ha insistido en que si su Gobierno «tiene que utilizar el recurso a las instituciones constitucionales -en alusión al Tribunal Constitucional- para defender la Constitución», tiene la decisión firme de hacerlo.
Tras criticar que en España se debería «analizar más las corrientes de fondo» que hacer de «surfistas políticos», ha defendido a Castilla-La Mancha como «una región normal, que se ha legitimado en el ejercicio de sus competencias».
«Queremos cooperar y ayudar en la situación de crisis crónica en la vida política, con varios compromisos, y este es un compromiso claro y constitucional», ha aseverado.
En este punto y tras preguntarse de forma retórica si Castilla-La Mancha debe opinar, se ha referido a las críticas que recibe porque «se extralimita en política nacional o atendiendo a los medios», algo que hace, ha dicho, «en función del número de llamadas que recibe».
«¿Debe opinar Castilla-La Mancha o solo Puigdemont?», ha continuado cuestionándose García-Page, que ha dicho que hacerlo «es un deber», y aunque se puede hacer «mejor o peor», no se puede «estar de espectador s de lo que pase en España y afecte a Castilla-La Mancha».
«Hay que distinguir el ruido de las nueces, las retóricas fallidas, la política demagógica y barata que se queda de la M-30 para dentro. Esto debe valer para todos los partidos políticos», ha dicho el presidente castellanomanchego, que ha defendido que la región que preside «no es menos» y «quiere plantear cooperar y ayudar con compromisos e iniciativas».
De ahí que haya concluido incidiendo en que pese a ser una región «humilde, pero con enorme dignidad, Castilla-La Mancha no se dejará pisar». «Cuando uno va al baile se arriesga a que le pisen. No podemos estar de espectadores y menos ante las convulsiones políticas que nos zarandean en España», ha insistido.