El presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha considerado que los test rápidos de coronavirus que han resultado fallidos y devueltos por el Gobierno central, es una situación que le «podía haber pasado a cualquiera» porque el «mercado internacional» se ha convertido en «un zoco».
El presidente castellano-manchego ha descrito que hacer compras de material en el mercado internacional está siendo «una guerra campal» entre unos proveedores y otros, por lo que las administraciones están sometidas a «un estrés infinito» pues, funcionan «a marchas forzadas».
«Pueden ser homologados, el producto puede estar bien o un lote puede ser defectuoso», ha afirmado García-Page, que ha explicado que los test provenientes del Gobierno central no han llegado a Castilla-La Mancha, porque empezaron a notar que no eran concluyentes y podían dar errores.
LOS TEST DE C-LM, DISTINTO PROCEDIMIENTO
En el caso de la Comunidad autónoma, las adquisiciones se están realizando «por teléfono», comprobando muy bien los requisitos legales, a lo que ha añadido que los test que la región ha comprado requieren un procedimiento distinto a los que provienen del Gobierno central, y se realizan a través de «un pinchazo en sangre».
Esta compra de test por parte de Castilla-La Mancha se encuentra en tránsito –unos 60.000–, y antes de ponerse en marcha se llevará a cabo un proceso de comprobación, ha garantizado el presidente regional.
Preguntado por la cesión de material sanitario desde el Gobierno de Galicia a la Comunidad de Madrid, García-Page ha señalado que hay que prestarse ayuda «entre todos», por lo que ha valorado el gesto de la comunidad gallega, que tiene un número menor de fallecidos y está más lejos de la capital de España.