La mayoría de las embarazadas infectadas por el nuevo coronavirus pasarán la enfermedad de forma leve o asintomática, y la neumonía no parece ser más grave que en el resto de pacientes, según se desprende del nuevo documento científico-técnico sobre el Covid-19 publicado por el Ministerio de Sanidad.
Así, y tras revisar los estudios publicados hasta la fecha, el departamento que dirige Salvador Illa concluye que la infección madre-hijo se produce de forma mayoritaria por contacto directo, si bien reconoce que hay evidencias de transmisión vertical, lo que hace que esta vía sea también posible.
Además, se han observado complicaciones durante el embarazo en mujeres que presentaban infección por el nuevo coronavirus, pero no se ha podido discernir si se debían a la presencia del virus o a complicaciones propias del embarazo.
En este sentido, el Ministerio de Sanidad explica que la infección perinatal por el nuevo coronavirus puede estar acompañada de efectos adversos sobre los recién nacidos, si bien avisa de que «tampoco está claro» si estos efectos son diferentes a los observados en la población general. «En principio la infección no se transmite por lactancia materna a través de la leche materna, pero sí por el contacto piel con piel», reconoce el informe.
RIESGO DE COVID-19 EN PACIENTES CON EPOC E INMUNODEPRIMIDOS
Por otra parte, en el documento se avisa de que los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tienen un mayor riesgo de agravamiento de la enfermedad, incluido de muerte, al igual que las personas que padecen cáncer. Asimismo, en las enfermedades oncológicas que ha observado que el riesgo de gravedad aumenta si en el mes previo a la infección se sometió a una cirugía o recibió quimioterapia.
Los pacientes con inmunodepresión es otro de los grupos que Sanidad ha prestado especial atención en el nuevo documento, informando de que aunque la inmunodepresión aumenta el riesgo de enfermedad grave, no existe «mucha evidencia» y los datos disponibles son «contradictorios» sobre el riesgo de las personas inmunodeprimidas tras un trasplante.
«Algunos autores barajan la posibilidad de que la inmunosupresión pueda actuar como ‘protectora’, en cierto grado, de la hiperrespuesta inmune con liberación de citoquinas que parece ser determinante en la evolución de la infección por el nuevo coronavirus. Aunque los pacientes inmunodeprimidos tras trasplante de órgano sólido pueden ser más susceptibles a infección, el efecto antiinflamatorio de la inmunosupresión puede disminuir la expresión clínica de la enfermedad. La ciclosporina y el tacrolimus, los fármacos más utilizados como inmunosupresores en estos pacientes, reducen la producción de IL-2 e IL-17», dice Sanidad.