Son muchos los rincones que andan escondidos por nuestra extensa ciudad. Puede que hallan quedado obsoletos con el paso del tiempo, bien ha podido ser un cese de actividad, o una mudanza para contar con otro terreno más amplio, o bien, por cualquier otra cosa que ni podamos imaginar.
Pero hay quedan, y el pasar de los días, y de las cientos de palomas, en este caso, que hace deteriorarse poquito a poco.
Hay lugares dignos de cuidar para su visita, muy curiosos, que nos cuentan como se trabajaba hace unos años, y como se formó Tomelloso en lo que actualmente es.
Cuidemos y hagamos lo posible por visibilizar el máximo estos tesoros ocultos, que salgan a la luz, en la medida de lo posible, aprovechemos para presumir, como nos gusta, de nuestro Tomelloso.
Acabo sin decir el lugar de la fotografía, ¿saben dónde es? Claro está que tiene relación con el vino.
