La mujeres mayores con VIH, a pesar de tener una mejor recuperación inmunológica, tienen más comorbilidades y polifarmacia que los hombres, su riesgo de mortalidad a 5 años es mayor que en los varones y su calidad de vida es peor, según un estudio presentado en el XI Congreso Nacional de GeSIDA, principal foro científico sobre VIH en España y que se celebra esta semana en Toledo.
El estudio se ha realizado con datos preliminares del estudio ‘FUNCFRAIL: cohorte española multicéntrica de pacientes con VIH mayores de 50 años para el estudio de la fragilidad y la función física’, y ha sido coordinado por las doctoras Matilde Sánchez-Conde,infectóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal y la doctora Fátima Brañas Baztán, geriatra del Hospital Universitario Infanta Leonor y del que es promotor GeSIDA.
En la investigación se evaluaron datos de 563 personas con VIH de los cuales 145 (el 25,8%) eran mujeres. La mediana de edad fue de 56,2 años y la mediana del recuento actual de células T CD4 fue 711 en mujeres y 655 en hombres. La mediana de la relación CD4/CD8 fue de 0,9 en mujeres frente a 0,7 en hombres.
Los resultados mostraron diferencias en la comorbilidad entre mujeres y hombres con respecto a la cardiopatía isquémica, malignidad no relacionada con el sida en el pasado, depresión y patología osteoarticular. El número medio de comorbilidades fue de 2,9 en mujeres y 2,6 en hombres.
Asimismo, la polifarmacia fue también significativamente mayor entre las mujeres (28,7% frente a 19,4%) y particularmente el uso de neurolépticos, analgésico y opiodes. El dolor fue más frecuente en mujeres que en hombres (54,9% frente al 34,7%). No se encontrarondiferencias con respecto a la fragilidad, la función física, caídas y deterioro cognitivo. El riesgo medio del índice VACS (Estudio de Cohorte sobre Envejecimiento de Veteranos, por sus siglas en inglés) de mortalidad por todas las causas a los 5 años fue de 11,8 enmujeres y de 9,9 en hombres.
ESTUDIO SOBRE LA MALA ADHERENCIA AL TRATAMIENTO ANTIRRETROVIRAL
Por otra parte, un estudio realizado por expertos del Centro Nacional de Epidemiología (Instituto de Salud Carlos III) y que ha sido presentado en este congreso ha puesto de manifiesto algunas de las variables sociodemográficas que favorecen una mala adherencia al tratamiento antirretroviral (TAR) contra el VIH.
La probabilidad de falta de adherencia se asoció principalmente con la edad, no tener estudios o solo primarios, proceder de África Subsahariana, vivir solo o no tener domicilio, estar desempleado, ser inyector en activo o haber tenido ITS en los últimos 12 meses. Esta probabilidad aumentaba al incrementarse el tiempo desde el diagnóstico de la infección. Por el contrario, los hombres homo o bisexuales tenían menor probabilidad de tener adherencia subóptima o muy mala.
En este estudio se incluyeron 4.120 pacientes, de los que 3.491, el 84,7%, tenían una adherencia óptima; 481, el 11,7%, subóptima; y 148, el 3,6%, muy mala. Entre 2011 y 2018 la adherencia subóptima o mala disminuyó desde el 18,7% hasta el 13,7%.
Asimismo, la prevalencia de adherencia subóptima o muy mala fue superior en los grupos de mujeres, con un 18%; personas de entre 40 y 49 años, el 18,3%; con nivel bajo de estudios, el 22,3%; en casos procedentes del Norte de África, el 27,3%, o África Subsahariana, el 27,4%; en aquellos con peor situación social, con un 59,1% en pacientes sin domicilio, o laboral, con un 22,5% en desempleados; en los que adquirieron la infección por uso de drogas inyectadas, con el 23,8%; y en inyectores en los últimos 30 días, con el 45,5%. La prevalencia se incrementó al aumentar el tiempo desde el diagnóstico, del 5,6% en menos de dos años y hasta el 19% en más de quince años.
Como fuente de datos se utilizaron los resultados de la Encuesta Hospitalaria de pacientes con VIH entre 2011 y 2018, estudio transversal realizado anualmente en un día prefijado que recoge datos clínico-epidemiológicos y conductuales de pacientes con VIH, tanto hospitalizados como ambulatorios, atendidos el día del estudio en los hospitales participantes.