Con la proyección en una pantalla gigante de los nombres de los cerca de los 4.000 represaliados por la dictadura en la provincia de Ciudad Real, 50 de ellos niños, ha arrancado este sábado la presentación del libro ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas. Ciudad Real 1939’ elaborado dentro del proyecto Mapa de la Memoria gracias al trabajo un grupo de investigadores de la UNED y del CIEMEDH durante una década y que ha contado con el apoyo de la Diputación de Ciudad Real.
Mientras sonaban canciones de Rozalén, Víctor Manuel o Aute, entre otros, el Paraninfo Luis Arroyo de la UCLM ha albergado a más de mil personas que han asistido a la presentación del libro, «la más concurrida que he visto nunca y que demuestra que era un trabajo necesario no solo desde el punto de vista académico, sino también social porque hay que conocer no solo los nombres de las víctimas mortales de la represión sino también su historia», ha señalado el director del CIEMEDH, Julián López.
López ha destacado que el trabajo de inició con el estudio de los censos civiles pero en ellos faltaba información como, por ejemplo, todos los asesinados en abril de 1939. Ello llevó a los investigadores a estudiar los libros de enterramientos de los cementerios de la provincial «pero les robaron la identidad y aparecen solo como reos de la justicia, sin nombres ni vecindad porque se les trataba de incivilizar y deshumanizar».
Siguieron por el Archivo Militar de Madrid, dónde han consultado más de 5.000 expedientes que se conservan de los juicios sumarísimos a ciudadrealeños, tras lo que contactaron con las familias para corroborar las identidades de los asesinados que son muchos más de los 1.800 que se creía, llegando a más del doble, de forma que se ha demostrado que Ciudad Real fue la segunda provincia donde se produjeron más asesinatos per cápita después de la guerra, solo después de Toledo.
REHUMANIZAR A LAS VÍCTIMAS
Este trabajo sirve, ha agregado el director del CIEMEDH, para rehumanizar a quienes fueron asesinados como «animales» después de que muchos se entregaran confiados en que no tenían delitos de sangre y a los que luego mataban «fusilándolos, en prisión, emboscadas, garrote vil o campos de exterminio», entre otros.
Se han proyectado varios testimonios de familiares de represaliados, y en los que se ha revelado cómo vivieron sus últimas horas –cuando sabían que los iban a matar, que no siempre ocurría–, las torturas a las mujeres a las que rapaban y paseaban por los pueblos entre cánticos fascistas, o cómo vivieron que les arrebataran a sus seres queridos sin ningún motivo».
Han cerrado el acto los coordinadores del libro que, además de Julián López, han sido Jorge Moreno Andrés; María García Alonso; Alfonso Villalta Luna; Tomás Ballesteros Escudero; y Luis F. Pizarro Ruiz, este último encargado de recordar a algunas de las familias de los represaliados que han colaborado en el proyecto pero han fallecido antes de poder verlo.
VALOR HISTORIOGRÁFICO COMBINADO CON EMOCIONES
Ellos, que han leído cartas y testimonios de víctimas, han coincidido en destacar el objetivo de este libro de intentar restituir la dignidad que intentaron robarles a las víctimas y a las familias «siempre desde el mayor rigor historiográfico, aunque sin olvidar las emociones que han surgido durante el trabajo», ha apuntado Ballesteros.
Por su parte, Villalta ha destacado la presencia en el libro también –aunque no de forma tan directa– de quienes se tuvieron que exiliar, estuvieron presos, los humillaron y dejaron o a quienes tuvieron que mantener la dignidad como pudieron después de que se lo hubieran arrebatado todo, comenzando por sus familiares, «siendo muchas de esas víctimas que no murieron los niños que han convivido con susurros y silencios, llegando a sentirse culpables y a quienes sus padres siempre les pedían que nunca agacharan la cabeza».
VÍCTIMAS SILENCIADAS
En nombre de las víctimas ha tomado la palabra Paloma Rivero Velasco, nieta de Maximiliano Velasco Sánchez de la Nieta, quién ha narrado como a su madre perdió su infancia y cómo su abuela jamás le habló de su marido mientras vivía en un eterno luto por el único delito de «enamorarse de un idealista».
«Mi madre me contaba cómo en el juicio le dieron a elegir entre renegar de la República y vivir o morir, pero dijo que no renegaría de los republicanos, que prefería morir por la libertad y los derechos de los trabajadores. Yo pensaba que era un héroe pero en mi casa me decían que no podía hablar de ello fuera de casa», ha recordado la nieta del represaliado.
Respecto al proyecto, Paloma Rivero Velasco ha destacado que «ya era hora» de salir del olvido «que también supieron imponer los vencedores. El franquismo quería que olvidáramos y es un deber ético recordar para la que historia no se repita: contar las historias de estos héroes es proporcionar a las familias una cierta reparación y dotarlas de una herramienta para reconciliarse con el pasado».
CENSO DE 114.000 VÍCTIMAS
Por parte del Gobierno de España ha asistido el director general de Memoria Histórica, Eduardo Herranz, quién ha destacado la importancia de este trabajo «que hace patente la necesidad de un censo de víctimas» y ha agradecido el trabajo desarrollado por historiadores, periodistas y familiares para iniciar el camino «con lo que debe ser un primer paso para poner voz a más de 114.000 víctimas que esperan reencontrarse con sus familias».
El libro presentado este sábado, y que consta de más de 950 páginas, se podrá adquirir en las librerías ciudadrealeñas Serendipia y Traficante de Sueños, tanto en los establecimientos físicos como online, y en la UNED.