No hay amante del tango dentro de España que no conozca al grupo Malevaje, y quizás me quedo corta en el cálculo porque también son bien conocidos por los rockeros que aún consumen la inagotable energía del big-bang cultural español llamado ¨Movida madrileña¨.
Pero, ¿qué pasa si tuviera que presentar Malevaje entre los jóvenes tangueros de Argentina? Pues simple: les diría que es un grupo que nació en 1984, con toda la estética del rock pero cantando el tango como sonaba en los vinilos del abuelo, adorando cada nota, masticando las emociones en cada estrofa. Tampoco faltó en aquella banda de los comienzos la presencia de una bailarina ¨una pebeta linda como una flor¨ que completaba ese cóctel de talento y hormonas con que se metieron en las venas madrileñas, hace ya más de treinta años.
Y agregaría este dato rotundo que certifica a Antonio Batrina como auténtico tanguero: en el año 2006 recibió nada más y nada menos que ¨La Orden del Porteño¨, galardón otorgado por la Sociedad Gardeliana Argentina en reconocimiento a aquellos que mantienen vivo el tango, orden que han recibido monstruos como Sebastián Piana, Nelly Omar, Tita Merello, Alberto Podestá, Sexteto Mayor o Leopoldo Federico, entre otros. Hoy, enTomelloso.com tiene el honor de entrevistarlo.
Cristina Gargiulo: ¿Por qué elegiste Malevaje para nombre del grupo?
Malevaje: Como casi todo al principio de Malevaje, fue una casualidad. El dueño del local donde íbamos a tocar por primera vez, El Salero, nos preguntó cómo nos llamábamos y no habíamos pensado un nombre. Recordamos el tango de Discépolo y adoptamos ese nombre.
CG: Desde el comienzo has cantado recreando el acento porteño y lo has ido puliendo desde entonces. ¿Cómo te las arreglaste? ¿Quién te enseñó el lunfardo?
M: El acento sale de forma natural. Es como cantar flamenco sin acento andaluz, no se puede. Hace más de 35 años que me relaciono con argentinos, como compañeros de trabajo y sobre todo como amigos, y el mismo tiempo más o menos que viajo a Argentina. Se va aprendiendo.
CG: Generación tras generación el tango se cuela entre los jóvenes, ¿será la erótica?
M: La erótica del tango está en el baile y en la letra está la vida. Cuando los jóvenes descubren el tango se sumergen en él, como todo el mundo, aunque en general creo que los jóvenes en España están a otra bola.
CG: ¿Cuál es tu tango preferido?
M: La Última Curda, de Pichuco y Castillo.
CG: ¿Qué te gusta más, cantar o componer? ¿Es difícil componer tango?
M: Son dos caras de la misma moneda, cuando cantas un tema con el que te identificas es la leche, cuando lo has escrito tú es la ‘releche’. En cuanto a la dificultad, me parece que es difícil escribir y componer en cualquier género musical, siempre que intentes hacerlo con un mínimo de fundamento. Y hay que prepararse para ello si es que quieres hacerlo bien. A veces se avergüenza uno de algunas cosas a las que llaman música.
CG: ¿Te gusta Piazzola?
M: ¡Claro! ¿Cómo no me va a gustar? Creo que es uno de los genios del siglo XX, por eso podía hacer lo que le daba la gana y todo bueno.
CG: Hay quienes dicen que la letra del tango Malevaje es la declaración de amor más romántica del tango ¿Estás de acuerdo? ¿Crees que la masculinidad en los tiempos del ‘hipster’ entiende esa clase amor?
M: Pues nunca he pensado en ese tango de esa manera, creo que sí puede ser una declaración, pero también un pensamiento propio, como si te hablaras a ti mismo, lo que sí es muy bello y muy duro. No sé bien lo que significa ‘hipster’, ni tampoco me interesa mucho. Nos inundan con la cosa del inglés y yo no me entero.
CG: ¿Estás escribiendo en estos días?
M: Siempre escribo o recopilo ideas para escribir después. Me suelo ir a un pueblecito de Soria a escribir cuando hay un nuevo proyecto.
CG: ¿Qué te depara el futuro después de Tomelloso? ¿Dónde vas a actuar?
M: Estamos dando los últimos retoques a un nuevo proyecto que presentaremos en el 2019 y para el que ya tenemos cerrados varios conciertos el primer trimestre del año, y luego seguiremos girando por lo menos un año o año y medio. Veremos…
