Ante las últimas noticias aparecidas en estas semanas, tanto en medios escritos como audiovisuales, sobre el tema de temporeros, Cáritas Diocesana de Ciudad Real, vuelve a denunciar la situación en la que viven estas personas.
En varias localidades de la provincia, Cáritas ya ha empezado a atender a personas temporeras y sin haber llegado aún a la mitad de la campaña, ya se puede observar que este año son más las personas que viven y duermen en el campo y por lo tanto, son más las personas que viven en condiciones infrahumanas.
Quizás esto sea lo más visible de cara a la sociedad, pero detrás hay mucho más y todo está interrelacionado. ¿Cómo es posible que personas que están trabajando y ganando un sueldo, vivan tirados en el campo o en una nave, en condiciones insalubres?
Evidentemente a esta situación se llega por diversas causas y al final las personas más débiles, los que se encuentran en situaciones más desesperantes y de mayor exclusión, son sobre los que recaen los mayores abusos.
Desde Cáritas llevamos muchos años recordando la vía de escape que supone el no tener recogido en el Convenio del Campo de Ciudad Real, la obligatoriedad de dar alojamiento a las personas temporeras; esto supone que muchos no pueden acceder a alojamientos dignos por falta de ingresos, que haya personas que se aprovechen y enriquezcan alquilando casas, naves o locales con precios abusivos y viviendo las personas hacinadas y con gran falta de higiene y que muchos opten por vivir en el campo, en tiendas de campaña o en asentamientos.
A esto le tenemos que añadir las jornadas de trabajo de hasta 13 horas, con jornales por debajo de lo establecido, que aun teniendo contrato de trabajo, no se cotiza por ellos todos los días que han trabajado, que les cobran por ir al lugar de trabajo, que existen intermediarios o mafias que se quedan con parte del salario, llegando en algunos casos a retener la documentación de la persona temporera y amenazarlo.
Cuando unimos todas estas circunstancias, el resultado es desolador, un escenario de abusos, explotación, miseria y exclusión intolerable y desgraciadamente, la realidad que viven a día de hoy muchas personas temporeras en el campo de Ciudad Real.
Una realidad que pasa por el diálogo y trabajo conjunto de muchas entidades e instituciones: administración pública, inspección de trabajo, sindicatos generales, sindicatos agrarios, cuerpos y fuerzas de seguridad y entidades sociales como Cáritas. Es la única vía para poder ir cambiando cosas.
Como sociedad no podemos seguir mirando hacia otro lado, no podemos seguir consintiendo lo que está pasando en nuestro campo y por supuesto no podemos acostumbrarnos.
En este sentido, Cáritas Diocesana de Ciudad Real seguirá trabajando y acompañando a las personas más excluidas y vulnerables, como son las personas temporeras y se pone a disposición de aquellas instituciones y entidades que quieran trabajar en este sentido.
Campaña de Temporeros 2018
Cáritas Diocesna de ciudad Real recuerda que este año 2018 su Campaña de Temporeros lleva por lema “Escucha su historia. Todos somos necesarios”. Una campaña que quiere dar a conocer la historia, pensamientos, expectativas, sufrimientos y decepciones de las personas temporeras y que permite conocer más a fondo las situaciones de exclusión y de vulneración de derechos que están sufriendo. Permite mirar a la persona temporera con otros ojos y cambiar la mirada hacia ellos.
La Campaña de Temporeros no es únicamente un dispositivo en el que Cáritas, sola o en coordinación con otras entidades, organiza la ayuda que se va a prestar durante los meses de recolección, sino que también supone la denuncia de la situación en la que muchas de estas personas viven o los abusos que se cometen.
Durante la Campaña de Temporeros, desde las Cáritas de diversas localidades se van a organizar distintos dispositivos de atención a personas temporeras, teniendo servicios de acogida a las personas que llegan en busca de trabajo y dando respuesta a necesidades básicas como alimentación, aseo personal, higiene, ropa o calzado.
Además, voluntarios y trabajadores escucharán los problemas que plantean: situaciones de abuso, precariedad de las condiciones de trabajo, falta de alojamiento…, informará y/o asesorará sobre la situación planteada y los recursos locales y trabajará con la comunidad para que sea acogedora.