Seamos claros, no hay peor comienzo para estas líneas que decir que Tomelloso, a día de hoy, es una ciudad marginada, aislada y ninguneada por el Gobierno español. Pero aún nos quedaríamos cortos si no metiésemos dentro del mismo saco de culpables de esta situación a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Y es que no hay más placer que poder expresar una opinión como ciudadano de a pie, le guste a quien le guste, sea leído o ignorado y lejos de frases literarias o formalismos propios de la vida política.
No debemos conformarnos con lo que hay, tampoco con lo que hipotéticamente habrá, porque hoy son muchas las reivindicaciones que impiden el adecuado desarrollo local, como una plena conexión ferroviaria, unas nuevas instalaciones de la Tesorería de la Seguridad Social, una Casa Cuartel de la Guardia Civil, la reforma y acondicionamiento de la N-310, la construcción de los nuevos juzgados, la mejora de la carretera que une Tomelloso y Pedro Muñoz, un hospital que todavía funciona a medio gas o la solución al estado lamentable y de incomunicación en el que se encuentra durante años la Estación de Autobuses de la ciudad. Pero basta con recurrir al buen consejo de nuestros mayores cubiertos de arrugas y de achaques, pero con más experiencia en la vida que cualquier universitario. ¿Por qué no nos aplicamos el famoso refrán “quien la sigue, la consigue”? Ese persistir en la lucha por lo que uno quiere, en no bajar la guardia en ningún momento, en perseguir nuestros sueños o en ese “nunca dejes de intentarlo”.
¿Vale la pena sentarse a esperar la misma respuesta durante más de 20 años? No. Todos nos sentimos partícipes de esos cambios que obtuvimos como el Hospital, la ITV y la Autovía de los Viñedos. ¿Pero alguien recuerda como se obtuvo? A base de miles de personas marchando al unísono por reivindicar sus derechos. En este caso, una comarca entera no puede depender de la predisposición de una persona para que dé la cara por nosotros porque puede darla, pero también puede no hacerlo. Que nadie se ilusione porque Tomelloso tenga un senador en un sillón de piel de primera calidad y rodeado de la crème de la crème de la política española, eso no significa que las demandas vayan a ser escuchadas ni que vayan a dar un duro por sus habitantes. El verdadero poder, a lo largo de la historia de la humanidad, se ha llevado a cabo en la calle, fruto de la sociedad y del buen hacer de la ciudadanía y no en los despachos, porque los verdaderos triunfos de un pueblo, una ciudad o un colectivo han nacido de la necesidad, de la reivindicación, la unión y la demanda. Eso nos lleva a una conclusión: que nace desde abajo, es decir, de la propia ciudadanía.
El objetivo de toda reivindicación social no se culmina hasta que no se convierta en una verdadera angustia compartida por el resto del país o la región, hasta que los ciudadanos desde Cataluña a Canarias o desde Asturias a Andalucía sientan nuestro problema, comprendan nuestra situación y nos apoyen. De nada valen los titulares de carácter local, provincial o tímido a nivel regional, ya que no afectan a aquellos señores sentados en sus despachos, alejados de los problemas de la calle. Pero está demostrado que cuando estos asuntos tan trascendentales colman portadas, conversaciones, informativos, protestas o causan malestar social, es cuando se consideran un verdadero problema a resolver.
Son décadas de lucha en las que la ciudadanía ha reivindicado, por activa y por pasiva, las infraestructuras que por derecho merece tener. Generaciones que han hecho lo imposible por alcanzar los derechos de este municipio, como parte de su identidad. Porque lo que a cada tomellosero/a le tiene que quedar claro es que nuestra ciudad siempre se ha caracterizado por la superación de las adversidades, a base de sudor y lágrimas. Debemos de tener en cuenta que el espíritu emprendedor a formado parte del gen de Tomelloso desde el mismo momento que estas tierras baldías se poblaron de pastores en 1530, alrededor de poblaciones repletas de gente y, así fue hasta que nos independizamos de Socuéllamos en 1764 con el fin de deshacernos del yugo que aminoraba nuestro ritmo de crecimiento por aquel entonces. Pero es a día de hoy, cuando esta localidad se ha erigido como centro de referencia en el ámbito de la cultura, del sector de la industria agroalimentaria, metalúrgica y empresarial de toda Castilla-La Mancha. Ese ilógico rechazo, silencio, incluso ese “mirar para otro lado” ha hecho o, al menos lo aparenta, ha mermado las fuerzas de los mayores y ha llenado de desconocimiento y desinterés a los más jóvenes por alcanzar lo que en verdad es necesario para Tomelloso. Porque el no conseguirlo, es la única excusa para perder el tiempo, ya que de esa manera seremos cómplices de no haberlo intentado hasta el final, donde no solo vale esperar sentado a que llegue el momento, sino salir a buscar soluciones, ideas, explicaciones y la unión de todos con el único objetivo de que la población vea cumplidos, de una vez por todas, los sueños de vivir en una ciudad con los mismos derechos y oportunidades de las que goza el resto de España. Los vecinos siempre aluden a la misma frase “pagamos impuestos como el resto de españoles, pero nada se revierte en infraestructuras públicas” y tienen toda la razón. Pero no conseguimos nada si no se planta cara al gobierno, nos quedamos sentados en nuestro sofá o ésta continúa siendo la típica conversación de una barra de bar.
La conexión ferroviaria para la Comarca de Tomelloso
Es inverosímil que sigamos creyendo que las reuniones locales sobre la conexión ferroviaria de la Comarca de Tomelloso van a resolver algo. No hay duda que a nivel comarcal está todo claro: necesitamos una conexión ferroviaria plena y garantizada, algo compartido y ratificado por todos los ayuntamientos implicados, partidos políticos, empresas y colectivos sociales. Sin un estudio de viabilidad no hay nada que hacer y esa es la realidad. Entonces, ¿por qué no cambiamos las dinámicas y actuaciones a la hora de dirigirnos a la Junta de Comunidades, al Gobierno estatal o al Ministerio de Fomento? Las cartas de poco sirven si no quieren ser leídas, tampoco vale de nada pedir reuniones si rehúsan encuentros oficiales, pero menos sirve esperar sentados a un compromiso, al diálogo o al interés para quienes el “no” está sentenciado mucho antes de hacer la pregunta. Todo esto, a pesar que hace unas semanas la Comisión Europea en Bruselas recomendó a Castilla-La Mancha, junto a otras regiones de España, realizar reformas estructurales en las inversiones para hacerlas más eficientes y accesibles a la población. Una advertencia en la que, además de otros muchos ámbitos, alude a las infraestructuras ferroviarias y de carretera, algo que entre muchos otros problemas señala indirectamente a una de esos cuestiones, la conexión ferroviaria de esta comarca, un dilema que deja a 50.000 habitantes y un núcleo empresarial sin acceso a tren.
Porque una ciudad sin conexión ferroviaria como Tomelloso y toda la población de su comarca tiene los días contados. Tal vez hace 50 años el trasporte por carretera generaba riqueza y desarrollo pero, en pleno siglo XXI el transporte ha cambiado de protagonistas y, para ser sinceros, el tren es el medio de transporte más eficiente, rápido, y seguro del que dispone España y, por supuesto, accesible para este municipio. De este modo, algo tiene que quedarle claro a todos los ciudadanos y es que, una línea férrea no es ni de lejos algo malo para Tomelloso y comarca, al igual que no lo es para ninguna ciudad del planeta. El tren mejora el transporte de mercancías, aumenta los beneficios de las empresas y hace que otras compañías situadas en zonas sin acceso ferroviario decidan establecerse en Tomelloso para poder transportar sus mercancías de la mejor manera y, eso se traduce en empleo. ¿Es que alguien se opone a que haya más demanda de empleo en la zona? Un tren también atrae a muchos turistas y eso conlleva más gasto en comercios, bares, restaurantes, alojamiento y más asistencia a eventos de carácter turístico, así como a nuestros museos y fiestas locales. ¿Alguien se opone a que aumenten los beneficios del sector servicios relacionado con el turismo, comercio y la hostelería en la comarca? Pero, parece contradictorio que a muchos padres no les venga a la memoria las veces que han tenido que llevar a sus hijos o hijas a la estaciones de Socuéllamos o Alcázar de San Juan para poder coger el tren cuando éstos han de desplazarse a la universidad, ¿y la cantidad de personas empadronadas en estos municipios que trabajan en diferentes puntos de España y que desearían no tener que coger su coche para desplazarse hasta sus puestos de trabajo con el peligro que implica la conducción por carretera? Está claro, que si la comparamos con el transporte en tren, además de todo esto, supone un ahorro considerable en combustible, de mayor rapidez y comodidad. ¿O es que hay intereses ocultos en que el transporte de mercancías siga continuando en camiones por carretera o el transporte de pasajeros con autobuses? Casualmente, empresas con gran influencia dentro de la actividad económica y empresarial en Tomelloso y toda la comarca.
Creo que ahora es cuando más tenemos que tener en cuenta aquella comarca llena de pancartas colgadas de los balcones reivindicando nuestro derecho a tener un tren y el resto de infraestructuras, aquellas manifestaciones del año 2000 y 2001 que llenaron las calles de Tomelloso y que también llegaron a Madrid. Por mantener en nuestra memoria a tantas personas que lo dieron todo porque esta población tuviese un tren en condiciones. Hoy, que es cuando la fuerza de la ciudadanía es más poderosa que nunca, cuando la voz de la calle se escucha con más atención en la política, debemos ser optimistas y actuar en consonancia para conseguir lo que en democracia es un derecho. Aun así, para que esto ocurra nunca debe faltar la unión, el compromiso y la fuerza para que estas demandas acaben haciéndose realidad, de una vez por todas, en la Comarca de Tomelloso.
Eduardo Rubio Aliaga