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domingo, 17 noviembre
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La escultura en Tomelloso, por Carlos Quintanar

La escultura en Tomelloso, por Carlos Quintanar

La escultura es el arte de modelar o representar figuras con diferentes materiales donde el escultor se expresa creando volúmenes, espacios y formas. Desde tiempos remotos el hombre ha tenido la necesidad de esculpir o modelar con los materiales que tenía más a mano, como la piedra, el barro, etc. Un claro ejemplo y con el cual uno se queda perplejo es la “Venus de Willendorf” que se estima que tiene entre 22.000 y 24.000 años de antigüedad. Posteriormente se usaron materiales como el hierro, bronce, oro, etc. hasta la actualidad. En sus orígenes estas esculturas tenían una función ritual, pero con la evolución han pasado a ser principalmente figuras estéticas u ornamentales. Es muy habitual encontrarse por las calles de los pueblos y ciudades con esculturas o estatuas dedicadas a su historia, sus tradiciones, acontecimientos…etc., o a los grandes personajes que pasaron por allí o que nacieron y vivieron en tal ciudad o pueblo. Esculturas que suelen venir acompañadas con una pequeña placa donde se cuenta resumidamente el porqué de ese monumento, y otras, que sin más, aparecen colocadas en las plazas y calles de las ciudades. A modo de ejemplo las numerosas esculturas situadas en Ciudad Real, como son las esculturas dedicadas a nuestra seña de identidad en La Mancha, como son el Quijote, Sancho y Dulcinea del Toboso, esta última, haciendo un homenaje a la mujer manchega, luchadora, trabajadora.

En Tomelloso, ciudad para algunos aspectos pero pueblo para otros, uno se encuentra con algunas esculturas, o monumentos, pocas al parecer del que escribe, la escultura de “el Lorencete” en la glorieta de María Cristina, dentro del jardín del Museo López Torres; un monumento escultórico dentro de la Residencia de mayores San Víctor; el recientemente decorado relieve que se encuentra junto a la Escuela de Artes Antonio López García y la estatua de “El Obrero”. A la par de estos monumentos, y no siendo unas representaciones escultóricas, te puedes encontrar con la fuente que se estaba dentro de la casa de Francisco Carretero, o la barca de pescadores que el pueblo de Lepe regaló a Tomelloso… y puede ser que aquí se termine el listado. El pensar en la posibilidad de recuperar el monumento inacabado a los Campesinos de Tomelloso del escultor Luis García, alguna de las esculturas de nuestro vecino más ilustre a día de hoy Don Antonio López García, o cualquier otra obra de otros artistas, por clásicas o modernas que fueran llegaran a Tomelloso, multiplicarían su vistosidad, lo vestirían y lo harían aún más ciudad. Hay lugares idóneos para ello, como la Plaza de España o la nueva isleta que ha quedado frente a la estación de autobuses.

La escultura en Tomelloso, por Carlos Quintanar
Firma por el alcalde de Tomelloso, Javier Lozano, y por Javier Martínez Cabrero, nieto de «El Obrero», del documento acreditativo de la donación de las obras de su abuelo al Ayuntamiento de Tomelloso, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, en presencia de Antonio Ropero y de Ramón González.

Pero la que ocupa un lugar destacado es la estatua de D. Francisco Martínez Ramírez “El Obrero” (1870 – 1949) situada en la glorieta de San Francisco entre las calles Don Víctor y García Pavón. Una estatua que en su origen fue encargada como un busto, pero que finalmente el artista tomellosero Luis García al conocer la vida y obra de este hombre decidió realizar la estatua en bronce que vemos hoy en día. El encargo fue realizado por la corporación y el entonces Alcalde de Tomelloso D. Miguel Palacios en Junio de 1974 y un 17 de octubre de 1976 fue descubierto este monumento, dedicado a la figura de “El Obrero” por cuanto hizo por el progreso cultural y económico de su ciudad.

Cuando uno llega a Tomelloso por primera vez o no conoce muy bien la figura y la estatua de “El Obrero” puede pensar que esta estatua está erigida a los obreros de este pueblo, algo que podria ser con toda lógica, ya que una de las cosas de las que puede presumir Tomelloso es de sus obreros. Es justo alabar el mérito que tiene Tomelloso, siendo uno de los pueblos más jóvenes con poco más de tres siglos. Su laboriosidad destaca desde sus orígenes hasta la actualidad, con el constante aumento de población cifrando su fortuna en la vid y el vino. Tomelloso ha sabido salirse de la corriente media de los pueblos de España y de nuestra Región y todo ello gracias al infatigable trabajo de sus obreros.

Pero no, el nombre de “El Obrero” viene dado por el periódico que creó Don Francisco, el primer medio de comunicación que se fundó y vio la luz en Tomelloso. Lo editaba y escribía en su gran mayoría Don Francisco Martínez Ramírez y él mismo lo financiaba en su totalidad. Vio la luz por primera vez en septiembre del 1903 cuando Don Francisco tenía 33 años y fue su director hasta el 1909. Nacía de buenos padres, pero por lo visto las autoridades de la época recibieron el periódico de “El Obrero de Tomelloso” con recelo y enojo tal vez porque algo temían o algo debían, pero el joven semanario no entró en menudencias y siguió su rumbo. Sus objetivos primordiales eran la necesidad de un Ferrocarril para Tomelloso y su comarca y el desarrollo de ésta. El FFCC finalmente lo consiguió en 1914 y se cerró en 1985, por eso la estatua de “El Obrero” está relacionada para los tomelloseros con el hombre que trajo el tren a Tomelloso.

El nieto de “El Obrero” D. Javier Martínez de Padilla narra que siendo un niño corría entre los raíles de Tomelloso, para recoger de manos de Manuel, el conductor de un tren llamado “El Bre”, unos paquetes de periódicos llegados desde Madrid y a los cuales Don Francisco se había subscrito, fiel a su vocación de director de “El Obrero de Tomelloso”. Este nombre de ”El Bre” no se sabe muy bien a qué se debe, pero Martínez de Padilla cuenta que tal vez se le llamaba  “El Breve”, un tren que hizo que Tomelloso entrara en el futuro en los albores del siglo XX con el desarrollo cultural y económico, con un rápido tránsito de ideas y negocios, dejando así de usar los infatigables, polvorientos y embarrados caminos de tierra para dar salida a esa gran producción de vinos y alcoholes junto a las gentes de este pueblo manchego. Es destacado lo costoso de la publicación de “El Obrero de Tomelloso” ya que en aquella época la gran mayoría de la población no sabía ni leer ni escribir junto a lo caciquil de algunos que no querian ver el desarrollo de su pueblo. “El Obrero”, así comenzaron a llamar los vecinos de Tomelloso a Don Francisco Martínez Ramírez. La estatua de “El Obrero” mira hacia lo que es ahora el Casino de Tomelloso pero que en sus orígenes fue el Círculo social y cultural o el Círculo liberal,  donde Martínez Ramírez daba charlas, conferencias y seminarios para los trabajadores del campo.

La escultura en Tomelloso, por Carlos Quintanar

Don Francisco fue una persona visionaria que ya a principios del siglo XX hablaba sobre el uso de los tractores en las labores del campo, puso en marcha la primera cooperativa agrícola del campo en defensa de los intereses del agricultor elaborando el mismo sus estatutos, la “Sociedad Cooperativa Obrera de Vinicultura y Destilería”. En 1904 crea el Círculo instructivo de “El Obrero” con fines culturales y sociales. Fue amigo personal y biógrafo oficial del General Aguilera, secretario político personal de D. Melquiades Álvarez, quien fuera fundador del partido liberal y presidente del Congreso de los diputados en 1922. Cronista, biógrafo, historiador, novelista, conocedor del mundo de las finanzas y economista. Fue secretario de la Audiencia del Ayuntamiento de Málaga y Gobernador civil de Huesca, tuvo grandes amigos en todos las corrientes culturales y sociales como el poeta Antonio Zozaya, Francisco Carretero o Antonio López Torres. Don Francisco es recordado por su faceta como escritor teniendo hasta 9 obras publicadas y otras tantas aún inéditas, todas ellas pertenecientes al Ayuntamiento de Tomelloso cedidas por sus nietos el 12 de diciembre de 1991 en un acto público ante la corporación municipal en el salón de plenos.

Sin duda la vida y obra de este hombre es para enmarcar, una persona que lo dio todo por el pueblo de Tomelloso, siempre de una forma altruista y desinteresada, sus últimos años de vida fueron muy duros para él, al quedar arruinado, enfermo y apartado de su Tomelloso querido. Murió el 2 de septiembre de 1949. Su nieto Javier cuenta que su abuelo sentaba a sus tres nietos en el suelo de “Mirasol”, la que fuera su residencia, y les leía fragmentos de “Matías Sandorff” de Julio Verne quedando sus ojos infantiles perplejos ante la lectura de su abuelo Don Francisco. “Matías Sandorff” relata la historia de un hombre noble que luchaba contra el yugo austriaco, pero es traicionado e injustamente encarcelado, y lo pierde todo. Sin duda la vida y obra de “el Obrero” es admirable y podría inspirar una historia de cine. Gracias al pueblo de Tomelloso que le hizo un justo homenaje con esta escultura de hombre de hierro en la glorieta de San Francisco.

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