Tomelloso está acogiendo el Encuentro Estatal de Juventudes Agrarias de COAG. Responsables de las distintas Uniones, procedentes de toda España están analizando la situación en la que se encuentran los jóvenes en el medio rural y en el campo. Hablamos secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Miguel Blanco, del encuentro, de la política agraria y del futuro de la agricultura.
—¿En qué consiste el encuentro?
—Se trata de un encuentro de los dirigentes jóvenes de Juventudes Agrarias de COAG, valga la redundancia. Estamos analizando la situación de los jóvenes en el campo, la de la Política Agraria Común y se van a hacer propuestas de futuro. También estamos analizando las propuestas de los mercados y la situación actual de la Unión Europea.
—¿Por qué han pensado en Tomelloso para llevarlo a cabo?
—En Castilla-La Mancha, en Ciudad Real y aquí mismo, tenemos un responsable activo de Juventudes Agrarias que ofreció la posibilidad de venir a Tomelloso. Esta es una zona eminentemente agraria, tiene un potencial extraordinario en agricultura y ganadería.
—Las organizaciones agrarias reclaman el relevo generacional en el campo, pero, ¿cuándo va a llegar a las propias organizaciones?
—El relevo en las organizaciones agrarias se está dando y en la nuestra es una evidencia. Hay jóvenes dirigiendo uniones provinciales e incluso organizaciones regionales. Además, tenemos cuatro mujeres al frente de organizaciones regionales. El relevó está siendo de manera progresiva. La política representa al ciudadano pero el sector agrario es muy limitado, envejecido, con poco relevo generacional y no se le puede pedir la misma equiparación que a los partidos u otros colectivos. COAG está fomentado, a través de la Escuela Campesina, la preparación de los jóvenes, también para el liderazgo.
—Nos encontramos al final de un año agrícola ciertamente complicado…
—La agricultura se realiza siempre mirando al cielo, es decir, no tenemos techo. Estamos en un país de climatología adversa, muy extrema y, además, ya empezamos a sufrir los efectos del cambio climático, con lo que se ve agravada. Estamos en un año muy malo para los cereales, para la producción de viñedo, de aceite y de otras producciones. Malo también para los pastos y la ganadería. Y ya viene de años anteriores que hemos tenido problemas y se van acumulando, por lo tanto, caídas de renta y una enorme preocupación en el sector. Pero, eso no lo podemos gestionar. Pero lo que sí podemos gestionar son las políticas agrarias y las políticas de mercado y en ellas nos centramos en este tipo de encuentros.
—Se prevén cambios en la política agraria y no se sabe si a mejor, ¿qué preocupa a COAG?
—Estamos atentos a los debates sobre el nuevo marco financiero más allá del 2020 o a la nueva PAC. Nos preocupa mucho porque la salida del Reino Unido deja un agujero de casi 13.000 millones en la financiación comunitaria. Ya se está barajando un escenario de recorte a la Política Agraria Común, que siempre es la pagana. Y, claro, nosotros tenemos que poner pie en pared exigiendo a las administraciones públicas del Estado que se resistan a nuevos recortes.
Si cada vez tenemos más exigencias y la nueva PAC va a ser más exigente en cuestiones medioambientales, sostenibilidad de todo tipo, calidad alimentaria, lucha contra el cambio climático, en definitiva, todo aquello en lo que nos quieren implicar, no se puede hacer más por menos.
También creemos que hay que mantener la política de ayudas, pero estas deben de realizarse con carácter proactivo. No ha de ser simplemente una ayuda de prejubilación, por decirlo de una manera. Tienen que ir dirigidas a los agricultores y ganaderos profesionales y no de manera injusta como se está dando ahora. De ahí que defendamos un modelo social y profesional de agricultura que es mayoritario y ahí es donde hay que centrar los esfuerzos.
En ese sentido plantemos ayudas a los activos, tope máximo por explotación, ayudas acopladas para sectores en situación de crisis y zonas desfavorecidas. La incorporación de los jóvenes debe ser un objetivo prioritario con un importante esfuerzo de financiación por parte de las Comunidades. Además, la revolución tecnológica ha de llegar al campo y a todas las explotaciones, democratizándolo.
—¿Y solo con ayudas se va a producir la incorporación de los jóvenes?
—No, solo con ayudas no, tienen que hacerse políticas de mercado. Es decir, los precios nos los jugamos en el mercado. Los mercados cada vez están más abiertos y desregularizados, hay que ordenarlos, deben estar controlados por interés públicos y restablecer el principio de preferencia comunitaria.
—En los años de la crisis se ha demostrado que el campo es un sector viable y con futuro.
—Hay muchas zonas en nuestro país que tiene muy pocas alternativas de actividad económica y mantenimiento de la población que no pase por el sector agrario y agroalimentario. Un sector agroalimentario que debería potenciarse que esté ubicado cerca de donde esté la producción. Para crear riqueza y generar empleo. Se ha demostrado en estos años de crisis que el sector agraria y agroalimentario tiene balanza positiva y, junto con el turismo, ha ayudado a estar saliendo de la crisis de nuestro país. Esto hay que tenerlo en consideración, no somos una rémora del pasado, somos una alternativa clara de futuro porque la alimentación es clave para todas las sociedades, también las desarrolladas.