La llanura manchega tiene una de sus máximas expresiones en la localidad de Cinco Casas, pues aquí, mirando al horizonte, este hace muy pocos “ladeones”, como se dice por estos pagos. No hay muchos árboles tampoco, y lo más destacable en la planicie general del paisaje son montones de piedras de cuando se limpiaron estas tierras para ponerlas en cultivo, a mitad del siglo pasado. Lo que sí destaca sobre todos los elementos que decoran el paisaje es el gran silo construido para el almacenamiento de cereal a mediados del siglo pasado.
En torno a los años 1940 y posteriores, se producía poco trigo en España, menos del que hacía falta para el consumo de la población. El resultado de la escasez de este cereal para hacer harina blanca era que el pan estaba caro, y las familias no podían consumir un alimento tan de primera necesidad en la cantidad estimada necesaria.
El trigo es un cultivo algo más delicado y menos productivo que otros de los sembrados por los agricultores, por lo cual no se dedicaban muchas hectáreas a él. El Gobierno de entonces decidió incentivar al agricultor que sembrase trigos de variedades de las denominadas “panificables”. Ello se hizo contratando la producción incluso antes de la siembra mediante un documento llamado C1, en el cual el SENPA (Servicio Nacional de Productos Agrarios) garantizaba al agricultor un precio razonable ya fijado, por la cosecha.
La producción de trigo subió de forma espectacular, pues, mientras este cereal ya tenía garantizada la venta, cualquier otro producto estaba siempre pendiente de los vaivenes de los caprichosos mercados y cambiantes precios. Entonces vino otro problema, pues la cosecha de trigo en España se hace a principios del verano, y era necesario almacenarlo para ir sacándolo durante todo el año a las harineras. Unos años después, el Gobierno encargó a un equipo de arquitectos e ingenieros el diseño de silos de cereal repartido por las zonas productoras.
El que está ubicado junto a la Estación de Cinco Casas es uno de los mayores de España, pues en su parte más elevada tiene 50 metros de altura. Hay opiniones de todas las clases, y muchas de ellas dicen que estos edificios son feos, monótonos, de líneas rectas y con pocos adornos. A nosotros nos gustan pues sabemos del gran servicio que prestaron para normalizar el abastecimiento de un producto de primera necesidad como lo es el pan en una época difícil para gran parte de la población. En los años de gran producción y excedentes de otros cereales se utilizaron estos silos para comprar parte de la cosecha y almacenarla, evitando así el hundimiento de los precios. Pero su uso principal era el almacenamiento de trigo.
El silo citado está muy cerca de la vía y la Estación del ferrocarril de Cinco Casas. Una vez más el tren aporta elementos que dan trabajo y mueven la economía. En la actualidad ya no se u sa, por lo cual constituye un elemento destacado del Patrimonio Industrial de comarca. Para llegar a él hay una pista asfaltada que arranca hacia Sur 1Km antes de llegar a Cinco Casas por la carretera de Argamasilla de Alba. Junto al silo existe una pequeña ermita y unas dos Hectáreas de pinos bien cuidados.
Ahora que conocemos la importancia de estos elementos para la salida de la población de una situación difícil – la cual ojalá no se repita nunca-, si no lo hemos visitado ya, hemos de hacerlo cuanto antes pues este altísimo edificio –un elemento destacado por sí mismo-, además, tiene al lado una zona de recreo con el pinar y ermita aledaños.