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sábado, 21 diciembre
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¡Vivan las dictaduras! (y 3)

¡Vivan las dictaduras! (y 3)

Después de disfrutar con las dos dictaduras primeras la del botellón y la de los tacones, vamos a divertirnos con la tercera, ya dije, sería la del running.

Los lectores que aguantáis mis escritos, ya tenéis clara la pretensión que me mueve. Incitar a pensar en lo que habitualmente hacemos unos, otros y casi todos. Hay alguna “guindilla” para espolear la mente; cierta “socarronería” para que no resulte demasiado serio; muchas sacudidas para despabilarnos y sobretodo un gran intento de valorar las personas y los muchos valores que todos tenemos, en ocasiones ocultos. El hecho de poner en tela de juicio algunas de nuestras costumbres particulares o colectivas, nunca lleva crítica a las personas, sí a nuestras posturas asentadas y aceptadas por mero dejarnos llevar o por “el qué dirán”.

“La Dictadura del running” tiene su intríngulis. Lo de llamarla del running es por estar al día con el idioma inglés.  Da mucho prestigio y queda bien (es la moda) insertar de vez en cuando alguna palabra en ese idioma, especialmente “de cara a la galería”. Me hacen gracia los carteles indicadores de las barberías o peluquerías de mi niñez, ahora te gritan: “barber shop”, porque nos da ese distingo de importantes.

El significado de la palabra se refiere a la actividad de correr y ciertos atributos relativos a ella;  antes se llamaba “footing”. Debo confesar que a mí me gustaría llamarla “carrera pedestre” para estar más acorde con los orígenes latinos y griegos de nuestro rico idioma.

Se trata de una costumbre muy arraigada entre nosotros. Generalizada en España cuando finiquitados los «años del hambre” posteriores a la guerra civil, la gente podía pensar en otras cosas distintas a los horrores vividos. Comemos más y mejor, surgen las “barriguitas” con su amiga subida de peso. La moda de estar “rellenitos o rellenitas” (dato éste de buena situación social entonces) deja de tener sentido.  A la vez es  respaldada por los galenos como fuente de salud y bienestar. Y cómo no? También animada en campañas de muchos municipios, cuyos ediles desean lo mejor para sus votantes.

Hace tiempo oí la opinión de un experto en dietética, afirmando que una de las razones de la cantidad de  nuestro tejido adiposo, en ocasiones desbordante y responsables de las prominentes “barrigas, “michelines” y demás estorbos grasientos se debe a que somos animales carnívoros. Antes los póngidos (antepasados en la cadena evolutiva) necesitaban cazar animales para comer, lo cual les hacía recorrer grandes distancias y conseguir determinada velocidad para alcanzar la presa. Esto les hacía, según el especialista, mantener  un estado corporal óptimo.

Lo del running cierto que nos lo hemos tomado en serio. Cuando salimos de casa será muy raro que no veamos diversas personas corriendo por las calles, caminos, carreteras…, de todas las edades, aunque predominan jóvenes y gentes de mediana edad. Ocurre como en todos los asuntos de la vida, los más preparados tienen su estilo elegancia, soltura, parece que no pisan el suelo, y conforme va aumentando la edad se van adquiriendo otros estilos con belleza distinta;  las piernas pesan más y se pierde la gracilidad  adquiriendo el llamado trote, algún graciosillo ha comparado este cambio de estilos diciendo que al principio se marcha al modo de gacela y poco a poco se convierte en “trote gorrinero”.

Los ingenios del comercio y la moda vieron también en esto una fuente inagotable de negocio y dinero. ¿Qué te voy a decir que no sepas? Nos han convencido de que las zapatillas son importantísimas porque aguantan y amortiguan el peso del cuerpo, no pueden ser cualquiera, deben ser de marca y ésta famosa. Los calcetines a juego con las zapatillas y que absorban el sudor sin desprender malos olores…

Y así hasta la cabeza; distinguiendo siempre entre hombre y mujer por supuesto, con su correspondiente nombre en inglés para cada prenda, faltaría más… (¡mal pensado de mí!, creo que gracias a las fotos sabemos de qué objeto se trata): pantalón de invierno y verano, camisetas, sudaderas, gorras de visera, gorros de invierno, calentadores de brazos, de piernas, pulsómetros, podómetros, soportes para el torso  de la mujer, hidratación, aportes vitamínicos, elementos para la sujeción del móvil…

¡Tenemos de todo en nuestras tiendas para hacerle disfrutar del running!

Parece que si no te pertrechas con todos esos elementos no podrás hacer running como se debe… Cuando en verdad lo que yo quiero es estar en forma según mi edad;  colaborando con mi cuerpo en mantener la salud el mayor tiempo posible; no cargarme como un escaparate con todos esos trastos.

Y las caras de los “runningentes”, es decir, de los que practican el running. ¿Te has fijado? Las hay concentradas en lo que están haciendo, marcando tiempos y distancias de zancadas, superando, etc. Pero hay otras caras de sufrimiento continuo, sudorosas, con rictus de extremo cansancio, me recuerdan al ciclista Alberto Contador subiendo el Angliru en la vigésima etapa de la Vuelta de este año. Posiblemente estoy exagerando. Si te fijas sólo en esta parte de su anatomía quedas vacunado para  no practicar la carrera pedestre. Pero qué felicidad cuando lleguen a casa se den una buena ducha y tomen un suculento refrigerio…, pero con cuidado, puedes recuperar el peso perdido durante el entrenamiento.

Concluyendo: Nos quedamos con lo positivo: correr, andar, practicar el deporte que te gusta, además de aconsejado por los entendidos, has experimentado que es fuente de salud para la mente y el cuerpo, pero con cabeza y disfrutando.

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