Que las fiestas litúrgicas cambian de día de celebración es lo normal en nuestra historia. Las razones múltiples: intereses políticos, decisiones de la Jerarquía eclesiástica, conveniencia de pasarlas al fin de semana, para mayor participación de las personas ausentes habitantes de ciudades donde trabajan, posibilitando la visita al pueblo, etc.
Por eso es eco común la apostilla comentada hasta en los foros digitales, ya no existen los tres “jueves del año que relucen más que el sol” refieriéndose a la fiesta del Corpus Christi. La Jerarquía antes citada la cambió al domingo, pero… las razones económicas (turismo), políticas y demás, hicieron que Toledo y otros pocos pueblos siguieran celebrándolo en jueves y además como fiesta laboral en toda la Comunidad Castellano-Manchega.
Desde luego la noticia de la procesión del Corpus de Toledo se difundió por los medios de comunicación, incluidos, por supuesto, los televisivos. Después de ver y escuchar la noticia me surgió una pregunta; ésta: Los periodistas informadores del tal evento ¿son ignorantes en materia religiosa –se les nota mucho, porque confunden eucaristía con homilía- o laicistas al uso –por ello no comentan lo esencial del día-?
¿Por qué me pregunto esto? Pues por las comentarios de los informantes: “La gran protagonista de hoy es la custodia de Arfe”, “la custodia ya está dentro de la catedral”, “gran despliegue policial con guías caninos”, “unidades de caballería con uniformes de gala”. Y cuando entrevistan a los políticos asistentes hablan de los cuarenta años de democracia en España.
En ningún momento se habla del Sacramento de la Eucaristía, de la Presencia Real de Cristo en tal sacramento. Nada referente a la teología o al asunto propiamente importante de lo que se celebra.
Es posible que yo, que me autotitulo aficionado-cristiano exija demasiado.
Pero lo importante en estas líneas no es lo dicho. Tampoco es importante la custodia, sino lo que porta. Ni la procesión, sino el que paseamos por nuestras calle.
Ni tampoco lo importante es “ir a misa”, sino hacer Eucaristía.
Cuando Jesús en la cena de despedida dijo a los congregados (amigos y familiares) “esto es mi cuerpo, tomad y comed todos de él”. Estaba hablando en plural “a vosotros” y a vosotros reunidos (comunidad = ecclesía); no solo juntos, sino reunidos porque nos une algo y Alguien. El que está reunido comparte con el resto de los presentes objetivos, ideales, esfuerzos, amistad, los unen infinidad de cosas.
No les deja unos ritos ni fórmulas. Ni expresiones mágicas que convierten lo que no-es en otra cosa que sí- es. Les deja su “Cuerpo y su Sangre” , o sea lo que es, lo que el Padre ha querido transmitirnos. Se deja Él mismo. Se deja como persona viva.
Qué pena que en muchas ocasiones y muchos cristianos hayamos querido encerrarlo en una “hostia consagrada” y guardarlo en un cajita a la que le damos el nombre de sagrario. Qué pena que hayamos hecho frío y sin sentido hasta llegar a llamarlo “misa” (cuyo significado literal es: lo que está hecho, lo que está terminado), aquello que en el momento de su partida Jesús el Señor transmitía con tanto calor a los suyos que lo llamaba mi Cuerpo y mi Sangre.
Mi mensaje hoy es: ¡vamos ya!
¡Deja rituales carcelarios de formulas!
¡Olvida los textos pretenciosos de expresar lo que el Amor dijo y quiso!
¡Decídete por la Vida brotando a raudales y desbordando los misales!
¡Alégrate y canta y besa y abraza a los convocados. Diles que esa es tu vida que sin ellos no tienes ni cuerpo ni sangre!
¡Cada vez que estamos “reunidos en su nombre” en el templo o en el campo, Él está presente y por eso es fiesta!
¡Siempre hay un sitio para otro amigo, “un poquitín que os estrechéis y se podrá sentar” –hemos cantado-!
¡Hoy es fiesta, hay Eucaristía, estamos convocados. No hay porteros ni taquillas. Nadie es menor de edad. Los menos importantes y los niños tienen preferencia. Que nadie se quede en la puerta!
¡Los hombres y las mujeres y los viejos y los pobres y los olvidados, todos hoy llevamos traje de fiesta!
¡Hoy es el día del Señor, el que cambia tu tristeza en risas y tus lágrimas en cantares!
¡Derrochad flores por las calles y tomillo y romero y toda clase de perfumes juntos con lágrimas y sonrisas; que no falten los besos y los abrazos !
¡Jesús el Señor Resucitado se ha hecho cuerpo y sangre en cada ser humano-hermano!