El mecenas y gran coleccionista cubano Roberto Polo, que este martes ha presentado en sociedad la gran obra que va a ceder a Castilla-La Mancha para su exposición en Cuenca y Toledo, ha sugerido que si su colección es «cuidada, valorizada y respetada» en su nuevo destino, podría llegar a «regalarla o donarla» permanentemente.
Durante el acto de presentación celebrado en el Palacio de Fuensalida, Polo ha dicho que primero quiere tener la «prueba» de esa puesta en valor y respeto por esta gran obra.
«De todas formas, cumpliré 66 años en agosto, y creo que dentro de 15 ó 20 años no me quedarán muchos más. Así que como dijo Alejandro Magno, quiere tener las manos vacías y no llevarme nada a la tumba», ha indicado, defendiendo que las obras de arte «hay que compartirlas con todo el mundo para conseguir que nunca den respuesta a sus enigmas y siga el ánimo de seguir preguntando».
EL PORQUÉ DE CUENCA Y TOLEDO
Polo ha explicado este martes las razones por las que ha elegido las ciudades de Cuenca y Toledo para ceder gran parte de su colección de arte contemporáneo, asegurando sobre la capital conquense que «simboliza el arte moderno y abstracto» desde que hace 50 años impulsara el Museo Nacional de este arte; y sobre la ‘Ciudad Imperial ‘que «es donde convivieron en paz Tres Culturas y religiones» como «símbolo de la intelectualidad».
Así ha explicado Roberto Polo el porqué se ha decantado por dos ciudades Patrimonio de la Humanidad para exhibir gran parte de la obra atesorada a lo largo de su vida. En este punto, ha detallado que desde que tenía 14 años ha soñado con «perpetuar» su pasión por el arte visual. «Y España, con su importante red de museos a lo largo del país, me ha dado la oportunidad de hacer este sueño. Fue España la que me encontró», ha afirmado.
En este punto, ha señalado que a la cultura europea siempre «le ha parecido raro» que alguien ceda algo sin esperar nada a cambio, mientras que la cultura americana es muy distinta. «Nosotros hemos sido enseñados a devolver algo de lo que se nos ha permitido ganar, sobre todo en lugares donde es necesario», ha manifestado.
UNA NUEVA FUNDACIÓN PODRÍA GESTIONARLA
El presidente autonómico, Emiliano García-Page, ha avanzado que para gestionar esta obra de gran valor «habrá que crear un órgano oficial a modo de fundación» que permitirá a la región «ponerse en la Primera División de la oferta cultural a nivel mundial».
García-Page, que ha asegurado que éste es uno de los días «más felices» de su vida personal y política, ha defendido que detrás de la elección de Cuenca y Toledo se encuentra «un claro hilo argumental», ya que se trata de dos Ciudades Patrimonio de la Humanidad «que sintetizan esa aspiración permanente en el arte y en la cultura».
De su lado, el consejero de Educación, Cultura y Deportes, Ángel Felpeto, ha sostenido que estas dos ciudades «están de enhorabuena» tras «dos años de intenso trabajo» para que esta colección se sitúe en la región.
«Desde creación del Thyssen no se había cerrado un acuerdo cultural así en España. Esta colección servirá no sólo para situar a nuestras ciudades en el mapa de grandes museos, sino que además podrá ayudar para que nuestros artistas puedan transitar desde la región al mundo», ha aseverado.
OBRA
Entre las piezas destacan las pertenecientes al alemán Oskar Schlemmer, Karl Schmidt-Rottluff, uno de los fundadores de Die Brücke («El puente») en 1905, movimiento que, junto a Der Blaue Reiter, sentaría las bases estéticas del Expresionismo alemán enlazando entre las formas artísticas del pasado y las intensidades expresivas de la modernidad; a Jules Schmalzigaug, cuya participación en las vanguardias italianas es objeto de investigación y estudio actualmente; Georges Vantongerloo, presente también en las colecciones Guggenheim, Metropolitan Museum of Art, MoMA, Tate Modern y Centre Pompidou; Marthe Donas, de nuevo en objeto de interés gracias a las adquisiciones de sus pinturas por Roberto Polo y la biografía por Peter Pauwels publicada en 2016 por Ludion, que ha vuelto a situar el foco sobre esta artista singular y sus avatares en la vanguardia internacional parisina y berlinesa durante la Primera Guerra Mundial; Karel Maes, que aspiraba al arte como expresión de una conciencia colectiva, y cuyas obras hay que entender dentro del proceso de refinamiento de las tesis cubistas en la década de los 20, en su búsqueda de una síntesis universal.
También se encuentran obras de Jozef Peeters, aquél temprano heraldo de la abstracción en el norte de Europa; Pierre-Louis Flouquet, que compartió estudio con Magritte y fue cofundador de la crucial revista 7 Arts, antes de dar por concluida su prematuramente interrumpida carrera pictórica para convertirse en poeta y crítico de arte; el temprano surrealismo figurativo de Marc Eemans; Eileen Gray, cuyo peso en el origen del movimiento moderno mereció una exposición retrospectiva en el Centre Pompidou en 2013; Karl Schmidt-Rottluff, para los nazis uno de los grandes representantes del «arte degenerado», o Georges Vantongerloo, uno de los fundadores del grupo vanguardista formado en Holanda De Stijl, que abogaba por la reducción formal y una abstracción de corte geométrico.