El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural del Gobierno de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, ha reclamado la puesta en marcha de un decreto de sequía en la cuenca del Guadiana, «donde existe riesgo para los cultivos ya este año» a consecuencia de la «tremenda» falta de lluvias que atraviesa la zona.
En una entrevista con Europa Press, Martínez Arroyo ha abogado por plantear que este tipo de decisiones se afronten «entre todos» aunque «es posible que Castilla-La Mancha no coincida con el planteamiento que haga el Ministerio» en materia de agua.
Pese a reconocer que «sería legítimo» que el departamento de Isabel García Tejerina «tome decisiones de su competencia sin contar con la complicidad de la región», ha considerado que «sería bueno» y «de sentido común» que todas las partes se sienten en la mesa para hacer un planteamiento de cómo afrontar la sequía «no solo beneficiando a unas cuencas o incluso a solo una parte de las mismas».
«No se puede tomar la decisión de prorrogar un decreto de sequía para las cuencas del Júcar y del Segura solo con el Gobierno de Murcia cuando por Castilla-La Mancha pasa gran parte de esos ríos. Y de ese decreto, nosotros no hemos recibido ninguna inversión», ha lamentado.
«MEJOR SINTONÍA CON MURCIA»
Por otro lado, el titular de Agricultura castellano-manchego ha reconocido que en los últimos tiempos hay una «mejor sintonía» con el Gobierno de Murcia en materia de agua, algo que ha achacado a que en la política nacional «hay mayor necesidad de consenso», si bien ha recordado que ahora la región vecina «tiene que resolver un problema político de primer nivel».
En este punto, ha puesto de manifiesto que Castilla-La Mancha «no quiere ser insolidaria», pero sí quiere «que se respeten los caudales ecológicos mínimos», algo que se conseguiría «buscando otras soluciones». «Es el momento óptimo para llegar a acuerdos, no podemos permitirnos no hacerlo», ha precisado.
Ha instado a los regantes murcianos a «usar las desaladoras que costaron 500 millones de euros», indicando que si ahora están empezando a plantearse su utilización es debido a que son conscientes «de la situación de los embalses de cabecera y de la sequía que atraviesa Castilla-La Mancha».
«Son realistas y saben que no van a poder seguir trasvasando agua permanentemente desde la cuenca alta del Tajo al Segura. Hay que buscar otras soluciones», ha insistido.