La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Albacete ha condenado a 15 años de prisión a tres de los cuatro acusados –uno de ellos no compareció en el juicio celebrado el pasado 31 de enero– por cinco delitos de trata de seres humanos y prostitución ocurridos en un club de alterne Tarazona de la Mancha. Las traían engañadas de Rumanía y las obligaban a prostituirse.
Los procesados se enfrentaban a una petición inicial de pena de la Fiscalía de 50 años y 5 días de prisión, y un año más para uno de los acusados, por delito de desobediencia pero en el juicio reconocieron los hechos y fue rebajada la petición de pena a algo más de 35 años de cárcel.
Sin embargo, según se explicó en la vista celebrada en la Audiencia, el cumplimiento efectivo de la pena será finalmente de 15 años de cárcel para cada uno de ellos, rebaja conseguida también gracias a la aplicación del subtipo agravado de organización criminal y al reconocimiento de la pena.
Sí se mantiene, sin embargo, el pago que tendrán que hacer, en concepto de indemnización, de 6.000 euros a cada una de las cinco víctimas.
En el juicio admitieron los acusados, todos de nacionalidad rumana, que traían a mujeres jóvenes desde Rumanía hasta España para enriquecerse a costa de ellas, obligándolas a trabajar como prostitutas y quedarse con el dinero que cobraran a los clientes.
Contactaban con ellas en Rumanía, les prometían un trabajo bien remunerado, les ayudaban a tramitar el viaje a España y las controlaban durante el mismo. Al llegar a España, las confinaban en un club de alterne, obligándolas a prostituirse.
De los cuatro acusados, una pareja que era matrimonio actuaba como cabecillas de la trama, un tercero se encargaba de hacer de chófer, y transportaba a las mujeres si tenían que hacer algún servicio fuera del local, y el cuarto se dedicaba a buscar clientela.
Los viajes desde Rumanía siempre los hacían en autobús y el cabecilla compraba los billetes y recogía a las chicas en la estación, junto al chófer, hasta llevarlas al club, en Tarazona de la Mancha (Albacete), donde juntaron a cinco chicas.
Desde que llegaron a este pueblo albaceteño, los acusados «presionaron, asustaron y hostilizaron» a las mujeres para que cumplieran sus órdenes y éstas se sintieran «atrapadas», al igual que, según el escrito de acusación, fueron sometidas a distintos «acoquinamientos», a golpes y a maltratos, algo que le ocurrió a una de las víctimas, que inicialmente se negó a prostituirse «porque estaba embarazada».
Los acusados, además, quitaron a las chicas la documentación para que no pudieran escapar hasta que, finalmente, las prostituyeron. Esta trama decidía el número de encuentros sexuales que cada chica debía tener en el burdel, los que fijaban el precio y los que recaudaban el dinero.
Al cabecilla de la trama, además, se le pedía un año más de prisión porque se le instó en varias ocasiones al cese de actividad del negocio, ya que no tenía la titularidad ni la licencia de actividad –la había solicitado pero no se la habían concedido– y lo incumplió reiteradamente.
El cuarto acusado, hermano de uno de los otros, no compareció en la vista y continúa en busca y captura. Dos de los tres acusados juzgados, matrimonio, ya se encontraban en prisión provisional.