Cerca de trescientos afortunados pudimos disfrutar de La Crazy Class, un soberbio montaje que de la mano de la compañía valenciana L´Om Imprebís llegaba este sábado al Teatro Municipal de Tomelloso.
Cuatro actores, dos de ellos dando vida a una docena de personajes, nos llevaron por el espectáculo que no deja de ser —a nuestro juicio— un homenaje al teatro. Y a la vida. Así lo significa una frase de Pedro, uno de los personajes que interpreta Carles Montoliu “Tengo que encontrar la vida en el teatro”. Poniéndonos estupendos, La Crazy Class es metateatro.
Un excelente y comprensivo profesor de teatro (Santiago Sánchez, director de la obra) imparte un cursillo de interpretación en el mismo Teatro Municipal de Tomelloso. Los asistentes al mismo, tan variopintos y arquetípicos como cabe suponer, vienen de la calle (entrando por el patio de butacas). Un militar fascista, un torero que quiere participar en un reality, un antiguo galán de cine, un chico tímido que tiene una madre posesiva, una enfermera de Donosti, un padre y un hijo, dos hermanas valencianas, un funerario… Todos ellos (y alguno más) interpretados por Carles Castilloy Carles Montoliu. Y una mujer de la limpieza que ama y siente el teatro (Elena Lombao).
Semana a semana el profesor va transmitiendo a sus discípulos el amor por el teatro, liberando tensiones, bajando su ego, en definitiva, imaginando y sintiendo el teatro. Y todo ello, viviendo momentos conflictivos, violentos y tristes o situaciones descacharrantes, mientras interpretan a Ibsen, Chejov o Shakespeare.
La función culmina con un montaje de Hamlet como representación de fin de curso. Una soberbia recreación del drama de Shakespeare, obviamente con dos actores interpretando a todos los personajes, que demuestran su amor por el teatro.
Una soberbia ovación premio el gran trabajo de La Crazy Class, obra finalista del premio Valle-Inclán de teatro.