Este fin de semana José Luis Cuerda ha estado en Argamasilla de Alba. En Las I Jornadas Cervantinas “Morir cuerdo, vivir loco” fue nombrado “Ingenioso Hidalgo de la Mancha”. Generosamente nos dedicó unos minutos en su apretada agenda para charlar un ratico, como él mismo dijese. Fue en la Cueva de Medrano, donde Cervantes estuvo preso e inicio la escritura de su más famosa novela.
Cuerda bajó a la cueva para firmar en el libro de honor. Un espectáculo descacharrante, propio de sus películas. “Desde este santa sanctorum y en mi calidad de monaguillo, con el orgullo que me regala esta ocasión; agradezco a esta benemérita localidad, sus autoridades y vecinos que me den la oportunidad de plasmar este imago mundi a tamaño natural”. «El imago mundi es un una representación del mundo, lo pongo así para que se sepa que sé latín» Y se puso a dibujar, un hombre, un pájaro, un perro «que se nota que es masculino», un caracol, una mujer y un niño. «Con corbata, todo el mundo lleva corbata». “Firmado: José Luis Cuerda Martínez, de la calle Albarderos, aledaña al Alto de la Villa”. Y caracoles, muchos caracoles «a la fuga, huyendo de la quema». Acabó con FIAT «que significa hágase tu voluntad, pero alguno se va a creer que es un coche».
—En la cuna del Quijote, nada menos…
—Estoy pasando un día muy agradable en Argamasilla de Alba. Me llevo la impresión de que esta es una de las comarcas que conozco con más actividad cultural de toda esta Península. Aquí hay asociaciones, todas culturales, y en los tiempos que corren es algo que verdaderamente emociona.
—El Quijote podría haber sido un personaje de Cuerda
—Ya quisiese este tal Cuerda inventar tal personaje. Me tendría que conformar, probablemente, con ser más sanchopancesco.
—A partir de sus películas parece que los manchegos seamos completamente surrealistas y a lo mejor eso no es verdad…
—Pero si muchas de las cosas que cuento en “Amanece que no es poco” y “Así en el cielo como en la tierra” son hechos reales y verificables. Ateniéndonos a la literalidad de las palabras, un tío muy enraizado es su tierra es un hombre plantado en un bancal de su pueblo ¿Qué hay más enraizado que un tipo plantado? Eso se entiende muy bien. Lo que pasa es que no te lo encuentras todos los días, porque es verdad que no ves uno a diario. Pero cuando te encuentres uno de vez en cuando, vale la pena levantar acta.
—Y eso es lo que hizo usted, levantar acta.
—Claro, lo mío es una cosa notarial que hace patente lo que es latente. Todos sabemos que hay gente como la de esas películas, lo que pasa es que no solemos quedar con ellas para salir y todo eso: son gente un poco rara.
—¿Qué le parece a usted que “Amanece” se haya convertido en una “película de culto”. Qué estén dale que te pego con ella en las redes sociales y que se haya creado la hermandad esa de los amanecistas?
—Eso son cosas muy personales en las que yo no puedo entrar. Te quiero decir que si ellos ven que les va bien en la vida haciéndose de la cofradía esa, pues hacen bien. Que les va mal, que la denuncien y que digan que esto es un sindiós.
En un país de orden como es este, que se está viendo día a día que todo el mundo es, el que menos, santo y muchos santísimos. Hay que reconocer, no obstante, que hay gente, un poco rara eso sí, que defraudan y se corrompen y corrompen a otros. Pero eso son rarezas, de eso hay muy poco.
—Y la situación a la que hemos llegado demuestra que vivimos en un país inmejorable.
—Inmejorable, inmejorable… Depende del baremo, pero sí, la palabra inmejorable yo creo que es la adecuada…
—Haciendo patria, don José Luis, servidor que es de Tomelloso…
—Y yo de Albacete. De Albacete capital.
—Le quería decir que Tomelloso tiene la particularidad de tener muchos escritores y artistas. Con decirle que a Faulkner no, pero a García Pavón, Félix Grande, Dinsio Cañas o Eladio Cabañero les tenemos verdadera devoción.
—Donde va a parar. Con esos nombres que has dado Faulkner no tiene nada que hacer a su lado. Faulkner, el hombre, era víctima de su nacionalidad americana que eso siempre te crea complejos y estás como diciendo “por qué seré yo americano con lo bien que podía ser de Tomelloso o Argamasilla que es otra temperatura, otro paisaje, otro paisanaje y estar aquí metido en estos pueblos de la América profunda”. Pero bueno, el hombre lo llevó bien, como pudo. Bebía un poco, una gotica de vez en cuando… Y por ahí aguanto, si no, se va a Abisinia o a otro país.
—Incluso, usted que ha sido profesor de Bellas Artes, Tomelloso ha dado pintores inconmensurables y muchos, además.
—Si ya te digo, me he sorprendido cuando me han empezado a hacer el censo de artistas y de todas las actividades que se llevan a cabo todos los días. Y encima, según me cuentan, va gente. Es un ejemplo magnífico para todas las Españas.
—¿En cuál de sus facetas, escritor, director, guionista o productor se encuentra más comodo?
—Lo más impune es la escritura, no tienes a nadie encima diciéndote “no enredes tanto que esto es muy caro”. Lo que sale más barato y los más fácilmente gratificante es la escritura, solo está la responsabilidad de uno mismo y ya.
Luego, lo que también es verdad, es que ver las ideas que tú has tenido, lo que soñabas o pensabas, plasmado en imágenes o sonidos es muy gratificante. Tanto que tienes que entender perfectamente de vez en cuando la crítica te pegue un palo y te diga que lo que has hecho es una tontería. Porque ante el orgullo y la prepotencia de pensar que uno tiene derecho a sentar en una sale de cine durante dos horas a unos espectadores, está la respuesta de que te digan “eso que has hecho es un coñazo”. Y nos quedamos cada uno equilibrados.
—¿Con qué película de las suyas se queda? ¿Con la última como se suele decir?
—No, no. Me quedo con trozos de muchas y con todo entero de ninguna. Son muchas las cosas que no me gustan como quedaron. Además, no puedes ir dando un folletón a la entrada del cine diciendo que “la secuencia 17 me quedó así porque se puso malo no sé quién…”
—Muchos de los escritores que usted ha adaptado son gallegos. Vive en Galicia, además. Y uno piensa que los gallegos y los manchegos estamos más unidos de lo que parece.
—A mí cuando me preguntan que siendo de Albacete, qué hago viviendo en Galicia, les respondo que es por contraste. Si eres de Albacete lo que te gusta es el verdor gallego, los ríos que caen en torrente… se busca lo complementario.
—Los personajes de Cunqueiro o Fernández Flórez, a mí juicio, son muy manchegos, ¿no cree usted?
—Se pueden interpretar como manchegos siempre que se acepte la idea de que hay un determinado humor lleno de socarronería que es común. Mis autores favoritos, de verdad, son Cunqueiro Pla y Baroja, cada uno de su rincón. Cunqueiro lleno de fantasía de seres magníficos es complementario de un Baroja, con personajes apegados a la tierra que te sugieren un montón de cosas y, entre comillas, los desperdicia con una generosidad enorme. Pla es un escritor magnífico, el mejor descriptor de paisajes y situaciones, sinonímicas muchas veces.