El caballero Don Quijote, película dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón y considerada por la crítica como una de las mejores adaptaciones cinematográficas que se han hecho hasta el momento de la inmortal obra de Cervantes, se proyectará el próximo día 5 de octubre en el auditorio municipal de Puertollano, a las 20.00 horas.
Un acto que se enmarca dentro de las jornadas literario-turísticas organizadas por la Diputación provincial de Ciudad Real con motivo del IV Centenario de Cervantes, tras el que tendrá lugar una charla-coloquio en la que intervendrán el propio director del largometraje, junto al escritor y director Javier Rioyo y el poeta Benjamín Prado.
El film, a diferencia de la serie televisiva que también adaptara Manuel Gutiérrez en 1991, protagonizada por Fernando Rey, está basado en la segunda parte del Quijote e incluye partes de la obra homónima de Avellaneda, siendo ésta una de sus principales características, según reconoce su director, que confiesa que en la película trabajó de forma más libre que en la serie y se permitió una serie de licencias como ésta.
Para Javier Rioyo, El caballero Don Quijote constituye el último gran acercamiento que se ha hecho a la célebre obra de Cervantes «con el cariño y conocimiento de un cineasta como Gutiérrez Aragón, que vuelve su mirada al lugar donde ya había estado lo que demuestra su admiración por El Quijote y su capacidad para enfrentarse a una obra tan complicada». Lo que hace que una versión sea buena, destaca, «es saber qué eliges y desde qué mirada, y sin duda ésta es la última gran película canónica».
El rodaje.
El director de la película, Manuel Gutiérrez Aragón destaca que siempre tuvieron en mente hacer esta segunda parte, pero tras la muerte de Fernando Rey quedó como un proyecto pendiente «porque era muy difícil encontrar a un actor que encarnase la figura de Don Quijote».
En este sentido, señala, que su ‘continuador’ «tenía que ser una persona madura, pero también resistente físicamente porque el rodaje era muy duro, y ello sin olvidar una buena dicción, prestancia, etc.», cualidades que encontraron en Juan Luis Galiardo, «que además era un excelente jinete». A parte, añade con humor, «yo siempre le decía que tenía una gran ventaja, y es que ya estaba loco». Y es que, según apunta el cineasta, «nunca se sabía lo que iba a pasar con Galiardo, era una verdadera sorpresa rodar con él; cada toma, cada día era distinto», de ahí, señala que fuera una «experiencia curiosa y única».
De tal modo, Gutiérrez Aragón, concluye que las aventuras del Quijote se parecen un poco a las de un director de cine «porque nunca sabes lo que te vas a encontrar», y apunta como anécdota el viaje a Tarifa donde iban a rodar el primer encuentro de Don Quijote con el mar, y precisamente ese día no había viento y tuvieron que poner sobre el mar verdadero olas digitales porque en calma parecía un decorado, «o sea lo contrario de lo que siempre es».