El Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Guadalajara, junto al servicio de Anestesiología y Reanimación, ha realizado con éxito la implantación de una prótesis aórtica endovascular, una intervención dirigida a pacientes con estenosis aórtica severa y que por problemas de comorbilidad (presencia de trastornos que se suman a la enfermedad principal) presentan un riesgo quirúrgico más elevado que hace que la implantación de prótesis aórticas con cirugía quede contraindicada.
En esta ocasión, el equipo encabezado por los cardiólogos Enrique Novo y Belén Tarancón y bajo la supervisión de Juan Alonso Briales, del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, intervino a un paciente de 88 años de alto riesgo quirúrgico que precisaba la implantación de una prótesis aórtica por vía femoral.
Se trata de la primera intervención de este tipo que se realiza en el hospital guadalajareño, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Se desarrolló sin complicaciones y el paciente fue dado de alta tras 72 horas en observación. Con su incorporación a la cartera de servicios del Hospital de Guadalajara se evitarían entre ocho y diez derivaciones anuales, ya que hasta ahora este tipo de intervenciones eran derivadas al hospital madrileño Ramón y Cajal, y se lograría ahorrar al paciente tiempo y molestias.
Lo novedoso no es sólo el dispositivo en sí, sino la forma de intervenir, ya que se realiza a través de las dos arterias femorales. Mediante una punción se sube la válvula que va a implantarse, mientras que a través de la otra femoral se comprueba que el dispositivo ha quedado correctamente colocado y se verifica su adecuado funcionamiento.
La estenosis aórtica se caracteriza por el estrechamiento anormal del orificio de la válvula aórtica del corazón, que controla la dirección del flujo sanguíneo desde el ventrículo izquierdo hacia la aorta. Afecta a un dos por ciento de los mayores de 65 años (el cuatro por ciento en el caso de mayores de 85 años) y su prevalencia ha ido aumentando significativamente debido al aumento de la esperanza de vida.
Sus síntomas son angina de pecho, síncope, muerte súbita o insuficiencia cardiaca, que afectan tanto a la calidad de vida de las personas como a su esperanza de vida, que en algunos casos es de dos años desde la aparición de los primeros síntomas.