Más de 5.600 voluntarios colaboran con las labores de la iglesia en Castilla-La Mancha en la actualidad, una cifra que ha evolucionado en los últimos años de crisis, en los que se ha detectado también la disminución en la edad media del voluntario.
Así lo han indicado a Europa Press desde la diócesis provincial de Ciudad Real, con motivo de la celebración, este fin de semana, en Guadalajara, del Encuentro Regional de Jóvenes Cristianos, en el que han participado más de un millar de adolescentes de distintos puntos de Castilla-La Mancha.
El que fuera hasta hace dos días obispo de Ciudad Real y actualmente administrador apostólico, Antonio Algora, ha señalado que con la crisis ha crecido «muchísimo» el voluntariado en la región, «no porque tengamos más gancho con la gente sino con motivo de la necesidad en las parroquias».
«Son miles las personas que se han apuntado al trabajo y acogida; un voluntariado que no es de tocar la trompeta y que se apunte la gente», sino cada vez más formado religiosa, psicológica y sociológica «de saber tratar a la persona con acogida», ha precisado.
Además, según Algora, en esta labor a través de Cáritas, fundamentalmente, «se ha huido de un simple reparto de alimentos que resuelve sólo el problema de estómago», y se ido más allá, a tratar de cubrir también necesidades como la de ser escuchado y atender a la persona en su integridad, ha añadido.
El acto central se ha celebrado en el colegio de Salesianos, y ha sido presidido por el obispo de la diócesis Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, y al prolongarse durante todo el fin de semana ha contado con todo tipo de testimonios, acciones sociales de voluntariado en diversas residencias y centros asistenciales, una yincana testimonial por varios parques de la ciudad y una eucaristía.
Por otra parte, en declaraciones a Europa Press, Algora se ha referido a la Proposición No de Ley conjunta de PSOE y Podemos para dejar de sufragar la financiación de los servicios religiosos en Sanidad, considerando que se trata más de «postureos políticos» de partidos que de la sociedad, a la que a su juicio «no le molesta nada tener capillas ni capellanes en los centros hospitalarios».
Tiene claro que se trata de un servicio que busca dar una respuesta «a un derecho ciudadano» porque «la libertad religiosa no es una ocurrencia sino un derecho» que corresponde al Estado, y «a nadie se le ocurre decir vamos a quitar los polideportivos de las ciudades», ha puntualizado Algora.
Este responsable ha dejado caer que, si fueran más en serio «habría movidas», porque «no creo que se queden tranquilos los usuarios y profesionales de la medicina».
En base a todo esto, no ha negado que la Iglesia vive con «expectativa y preocupación» este asunto pero también «con cierta serenidad», asegurando que llevan ya 2.000 años en los que «hemos capeado el temporal, tanto de agresiones como de excesivos cariños, a veces, de determinados partidos».
Por último, ha hecho hincapié en la «independencia» de la Iglesia de toda formación política porque «somos y estamos para todos».
