El Hospital General de Villarrobledo, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, ha recibido el distintivo ‘Con D de descanso’ por su apuesta decidida en mejorar el confort acústico en sus dependencias.
El Observatorio del Ruido, empresa de asesoramiento y defensa jurídica contra los ruidos, premia así que este centro hospitalario mantuviera unos niveles sonoros ajustados al índice de evaluación ‘Noise Rating’ (NR). Es decir, menos de 45 decibelios para las estancias, 30 para los dormitorios y 50 para las zonas comunes.
Caridad Ballesteros, gerente del Área Integrada de Villarrobledo, fue la encargada de recoger un galardón que “llena de orgullo a todos los profesionales que trabajan en el Hospital” y les anima a continuar ejecutando un proyecto que ha logrado eliminar, en muchos casos, y reducir, en otros, todos aquellos sonidos que podrían perturbar la paz y el descanso de los pacientes.
Por su parte, Antonio García, director de Abogado del Ruido, explicó que este premio es consecuencia de los “excelentes resultados que han tenido las iniciativas puestas en marcha desde la dirección de la Gerencia de Atención Integrada para lograr el confort acústico en las todas las dependencias del Hospital”.
En ese sentido, Ballesteros insistió en que todas estas medidas han funcionado gracias a “la encomiable labor de todos los trabajadores” y a la “buena educación de los pacientes y usuarios”. “Muchas veces, parece que el silencio llama al silencio. Cuando en un sitio reina un ambiente de calma y paz es bastante común que todos los que llegan se vayan contagiando de esa tranquilidad y traten de hablar en tonos bajos”, afirmó al respecto.
A la ceremonia de entrega de esta distinción asistieron, entre otros profesionales, Justo Alberto Cubillana, director de Gestión de la GAI de Villarrobledo; Julián Solís; jefe del servicio de Medicina Interna; Llanos Rubio, directora de Enfermería; y Ricardo Molina, jefe de Mantenimiento.
Hay que recordar que entre esas normas básicas que pretenden convertir al Hospital General de Villarrobledo en un lugar silencioso destacan: guardar el orden en los cambios de turno, evitar las conversaciones en los pasillos o reducir el tono de voz, instalar nuevas ruedas en los carros utilizados para transportar ropa, medicamentos o comida, poner burletes en las puertas, utilizar un calzado adecuado y hablar con discreción por el teléfono móvil.
Combatir a ese contaminante invisible reporta múltiples ventajas para la salud tanto de pacientes como de trabajadores. Y es que la exposición a ruidos constantes por encima de los 55 decibelios podría provocar variaciones en el sistema hormonal e inmunitario, además de conllevar cambios vasculares y nerviosos. Pero es que además, estos sonidos elevados podrían interrumpir las fases de sueño lo que interferiría negativamente en la recuperación del enfermo.