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lunes, 23 diciembre
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La Coral del Conservatorio de Tomelloso pone en pie al Teatro Municipal con el Réquiem de Mozart

Requiem Mozart 13

Después de más de doce horas de que bajase el telón del Teatro Municipal de Tomelloso no nos podemos sacar de la cabeza las notas del Dies Irae del soberbio Réquiem de Mozart, que para celebrar sus veinte años, interpreto la Coral del Conservatorio de Tomelloso. Nos martillea el “cuncta stricte”, como una salmodia, como recuerdo o retrogusto del estupendo banquete musical que recibimos este sábado. No en vano estábamos de cumpleaños.

Si tenemos que describir la hora de música total que nos regaló la Coral del Conservatorio de Tomelloso y la Orquesta “20 aniversario”, dirigidos por Javier Corcuera, hay que hacerlo a través de las emociones. La crónica de la velada no admite lugares comunes ni muletillas periodísticas. Latigazos de sensaciones; solo pudimos dejarnos llevar por ellas y empaparnos con la música de la orquesta y las voces de los solistas y de la Coral del Conservatorio de Tomelloso, llenar todos y cada uno de los poros de nuestra piel y nuestro recuerdo. Cada pasaje nos emocionaba, alegraba, abatía, entristecía, engrandecía, nos ponía un nudo en la garganta o nos empequeñecía, sin solución de continuidad. Estuvimos, al menos quien esto escribe, rozando el cielo. Pero somos mortales, como las circunstancias se encargaron de recordarnos.

La noche no podía empezar mejor: la Coral del Conservatorio de Tomelloso rodeó el patio de butacas e improvisaron, como regalo al público. Sin él, sin las personas que siguen sus actuaciones, la coral no sería nada, confesaron con humildad. Y es que, como dijo la presentadora: los más grandes son humildes.

Marian Cortes, la fundadora de la Coral, hizo de maestra de ceremonias. Recordó los orígenes del coro, sus primeros pasos. Definió el nacimiento de la coral de forma magistral: “el coro surgió porque la gente de Tomelloso necesita un lugar donde cantar”. Así.  Marian señaló “el aliento vital de Marieli”, levantando los aplausos del respetable. Tras glosar la figura de la actual directora se cantó el cumpleaños feliz.

A continuación se proyectó un vídeo, estupendamente realizado por Nazaret Rodrigo y Rafa Rodrigo, “El viejo ciervo”, recordando estas dos décadas. Nazaret en la presentación de la película dijo que “la coral nos emociona, nos anima a hacer cosas imposibles que luego salen”.

Y después comenzó el Réquiem. Cuando uno cumple años, lo normal es recibir regalos. Pero la Coral del Conservatorio de Tomelloso hizo lo contrario. Nos ofreció, a quienes tuvimos la suerte (la gran suerte) de estar el sábado en el Teatro Municipal de Tomelloso, como presente, veinte años de vida y millones de horas de ensayos, condensados en la magistral interpretación de la obra más emblemática de Mozart y de la agrupación: El Réquiem en Do menor.

Tras cerrar las manos el director, el público en pie correspondió con una gran ovación a la soberbia interpretación de los 80 músicos que se dejaron la piel en el escenario.

Torre de Gazate Airén

El coro estuvo formado por la Coral del Conservatorio de Tomelloso y miembros que han formado parte de ella durante estos años, acompañados por el coro Mansil Nahar de Manzanares. La “Orquesta 20 años” la formaron profesores del Conservatorio de Tomelloso y músicos profesionales de distintos lugares de la región.  Actuaron como solistas, Alicia Hervás, soprano, Ángela Lorite, mezzosoprano, Francisco José Sánchez, tenor y Antonio Torres, barítono. Estuvieron dirigidos por Javier Corcuera, subdirector del Coro de RTVE.

Tras los aplausos, se agradeció al Ayuntamiento de Tomelloso su colaboración con la Coral, llamado al escenario al alcalde, Carlos Cotillas y a María Teresa Novillo, concejala de Cultura cuando se gestó la formación.

Decíamos unos párrafos arriba que las circunstancias nos recordaron que éramos mortales. Una de ellas fueron los flashes de las cámaras fotográficas. Reiterados y molestos, a pesar de los avisos que prohíben su uso, varios fotógrafos insistían en los fogonazos con denuedo, sacando de situación a los solistas y haciendo que el respetable se jeringase. También hubo un espontáneo que le dedicó al alcalde una parrafada, a gritos, desde el anfiteatro. Uno no es quien para reconvenir a nadie, pero seguramente unos y otro no pensaron que los verdaderos protagonistas del acto eran la Coral del Conservatorio de Tomelloso y sus miembros. Lo que importaba eran los veinte años de vida del coro y los tres meses de ensayo previos, no la mayor o menor iluminación de una foto o las cuitas de cada cual con el munícipe.

Pero esas circunstancias no empañaron, en absoluto, la grandeza de una noche que será difícil olvidar.

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