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viernes, 20 diciembre
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Gran noche de música con el Cuarteto Alborada

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Disfrutar de la música bajo las estrellas, entre la floresta. Eso fue lo que hicimos este sábado por la noche en la Glorieta de María Cristina que, recordamos, estaba de estreno al haber recuperado a su huésped más ilustre. La Asociación Promúsica Guillermo González de Tomelloso programó un concierto del Cuarteto Alborada (Isabel Lastres al oboe, Katerina Antipova, voz, Andam Hunter, violonchelo y Eun Young Yim al piano) que hizo disfrutar al público que llenaba los jardines.

Los conciertos de feria de la AMP Guillermo González son un clásico en la programación de las fiestas de Tomelloso, tanto que una hora antes había una cola monumental en la calle López Torres. En el del sábado hubo de todo y bueno, el cuarteto nos ofreció música de todos los estilos, para todos los gustos. Hasta baile, como veremos más adelante. El respetable disfrutó de lo lindo, rió, aplaudió, cantó, pero, sobre todo, pasó dos horas deliciosas con cuatro músicos excelentes.

El recital arrancó con el Summertime  de Greshwin, nada más propio para la noche: verano y voluptuosidad. Tras otra pieza cantada, Vuela sobre las alas del viento, de El Príncipe Igor, la mezzo, rusa, pero con un perfecto castellano, anunció lo que vendría después: “¡bailaremos!”, dijo. Siguió una parte instrumental con Bocherinni (La música nocturna de las calles de Madrid) y Mascagni (Intermedio de Cavalleria Rusticana).

La segunda tanda de cantables nos trajo la Habanera de Carmen, la Barcarola de los Cuentos de Hoffman y la Arrietta de la Embriaguez, ambas de Offenbach.  Una nueva parte con música sola: Feliz Navidad Mrs. Lawrence de Ryuichi Sakamoto (una gran música para una floja película), Chi Mai de Morricone y El humo ciega tus ojos (pieza en la que Isable Lastres cambió el oboe por el saxo), tarareado, y como, por la Antipova, que, además, sacó a bailar a un señor de la primera fila.

La Tarántula de Giménez daba paso a una nueva parte cantada, netamente española. Con Los Nardos, el famoso pasodoble de Las Leandras, la mezzo hizo que el público cantase, al igual que con La Corte de Faraón.

Piazzolla con Primavera porteña y Oblivion ocupó la sexta parte del concierto. Tras ella, atacaron (y como) La vie en rose. Tras Desafinado, de Joao Gilberto, llegó Por una cabeza, de Gardel, bailado por Vicente y Emi, dos tanguistas de Tomelloso.

La última parte estuvo dedicada a Rusia, con Valenki la cantante subió al estrado a dos miembros de la asociación organizadora del evento con el empeño de que bailasen a lo cosaco, pero, creemos, solo llegaron a bailar algo parecido a Los pajaritos. El concierto acabó con Kalinka y Katerina Antipova enseño al respetable el estribillo para que la acompañasen. La Habanera de Carmen fue el bis elegido por el cuarteto como agradecimiento a la gran ovación que les dedicó el público de Tomelloso.

Antes del concierto estuvimos hablando con Fausti Moreno, presidenta de la Asociación Promúsica Guillermo González. Nos contó que la asociación cumplió 18 años de actividad en junio, por lo tanto, llevan el mismo número de conciertos de feria celebrados. Junto a este recital, que es el que más público convoca, el de final de temporada, que tiene lugar en junio, y se celebra en una bodega también gusta mucho.

La APM Guillermo González cuenta actualmente con cien socios, solamente, necesitan más asociados para poder mantener el nivel de los conciertos que programan. El cuarteto de este sábado estaba formado por músicos de la ONE, por lo que la presidenta cree que merece la pena.

Torre de Gazate Airén
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