El pasado viernes se presentó por todo lo alto el libro de Julio Pérez Cuartero “Retahílas, bacinerías y cancioncillas tomelloseras”. El volumen está editado por la Peña Los Canuthí. Al acto asistió, entre otros, el consejero de Presidencia de Castilla-La Mancha, Leandro Esteban.
Habíamos oído de su relación con Los Canuthi y, por extensión, con Tomelloso y decidimos que nos lo contara. El vicepresidente de la Junta accedió amablemente y durante el ágape con que la peña agasajó en el Casino de Tomelloso a los asistentes a la presentación del libro, encontramos un momento de charla. No salimos al patio y el miembro 59 de la Peña Los Canuthi nos fue contando como llegó a formar parte de esta emblemática agrupación tomellosera.
—La relación de Leandro Esteban con Tomelloso y la Peña Los Canuthi se ve muy estrecha y fructífera…
—Será porque lo es y lo es de verdad… La casualidad de la vida quiso que después de celebrar un Día del Ausente de la feria de Tomelloso, dando un paseo por la plaza, me encontré con la peña. Me encontré con Baldo, con Loren, con José Mari, con Gabriel, con tanta gente… Hemos ido repitiendo hasta que en un momento determinado ese, digamos, encuentro casual en un día de fiesta, se convirtió en una relación más estrecha y más puramente amistosa y como he dicho en alguna ocasión, casi familiar. Me encuentro muy orgulloso y claramente honrado de formar parte de este grupo de personas.
—¿Es usted miembro de la Peña Los Canuthi?
—Sí señor. Soy el número 59 y a mucha honra.
—Y por lo tanto, participa en todas las actividades de la peña, claro, y como ha dicho en el acto, ¿también se siente hijo adoptivo de Tomelloso?
—Me siento uno más de Los Canuthi, porque lo soy. Y lo soy porque ellos quisieron que yo lo fuera y, como digo, me siento honradísimo. También creo que una de las señas de identidad de Los Canuthi —una, no todas— es el cariño, el amor y el sentimiento de orgullo hacía Tomelloso. Yo, desde luego, no soy nacido en Tomelloso, pero sí siento ese cariño, ese orgullo y esa identidad que me llena de satisfacción plena.
Lógicamente, la peña tiene otras señas de identidad que a mí me parecen muy relevantes. Aunar la a amistad, con las ganas de pasarlo bien —eso parece fácil—, pero luego también, con unas labores altruistas, de un contenido social, que creo que son dignas de ser puestas de relieve… Y sobre todo, el gran corazón y las ganas de siempre estar juntos, de hacer cosas unidos y eso se llama igualdad. Es decir, ahí no hay preminencia de nadie, más allá de los cargos que formalmente cada uno tiene, sino que existe una verdadera identidad de igualdad y de ganas de ser amigos, de disfrutar de la amistad y de los momentos que la vida ofrece, sin olvidar jamás, insisto, el altruismo y la función social.
—Es un topicazo, pero no nos podemos resistir… ¿Detrás del vicepresidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha hay una persona como otra cualquiera?
—Los cargos que pueda tener uno en la vida son puramente coyunturales. Las cosas pasan y por encima de todo y antes que nada, somos personas. Y yo, desde luego, es lo que me siento, por encima de ninguna otra cosa. Honradísimo por ocupar en algún momento de mi vida cargos de más o menos importancia, de más o menos relevancia o de más o menos responsabilidad, pero por encima de cualquier cosa, sobre todo, una persona y un amigo de sus amigos… Y un ser humano que lo que intenta es hacer las cosas bien, a veces acertamos y otras no equivocamos. Pero bueno, con toda la humildad y todo el sentido común, que yo creo que es lo que no hay que perder.
