La octava edición de FENAVIN, que abrirá sus puertas el próximo 12 de mayo, en el Pabellón Ferial de Ciudad Real, contará con la presencia de compradores irlandeses entre los profesionales que buscarán buenas oportunidades de negocio en la Feria de referencia de nuestro país en el sector del vino.
Uno de estos importadores es Mark McCloskey, director de Greenlea Wines, perteneciente a Boyne Valley Group, una empresa líder en el mercado irlandés que tratará de buscar en FENAVIN «los mejores vinos con una óptima relación calidad-precio», como explica. «En concreto entre nuestros objetivos está encontrar varios socios a largo plazo entre las bodegas españolas presentes en la Feria, además de consolidar las relaciones con sus actuales proveedores», como detalla en una entrevista con la organización, en la que señala que España es ya su segundo proveedor.
La filosofía de esta empresa es importar vinos de todo el mundo con una excelente relación entre calidad y precio, además de buscar no sólo marcas consolidadas, sino también los vinos producidos por pequeñas bodegas con propuestas interesantes. En este sentido, destaca que «España continúa siendo una buena fuente para encontrar buen valor a precios medio-bajos». Como ejemplo, señala que «por 10 euros el consumidor aún puede comprar un vino español decente, mientras que si quisiera un vino comparable de cualquier otro sitio le resultaría mucho más caro. Aparentemente España también está protegiendo su reputación y ahora ya no suele ser el proveedor de los típicos vinos malos y baratos de 6 o 7 euros», apunta.
Para que un vino sea interesante para ellos, McCloskey cree que «las oportunidades de cadaproductor son personales, ya que para algunos puede ser el idioma lo que facilite la oportunidad, para otros el diseño o el envase e incluso su localización y un tema de inaccesibilidad. El atributo más atractivo es la flexibilidad, pero ya muchos productores están abordando este tema. Lo que yo prefiero cuando empiezo a trabajar con un proveedor nuevo es poder conseguir solo unos cuantos palets en los primeros envíos y que me los manden a un proveedor que ya existe (de aceites de oliva o vinagres…) y que suela hacer los envíos directamente en carga FCL (contenedor de carga llena). Esto me permite enviar mis nuevos vinos a tarifas FCL y así poder empezar con una estructura de precios ajustada».
En cuanto a la manera de llegar al consumidor de Irlanda, este importador señala que son varias las formas. «Con algunos clientes nos gusta organizar sesiones de cata en la propia tienda, mientras que con otros puede ser una formula basada en descuentos o la compra de varios artículos. Siempre es recomendable también una buena campaña de prensa si se quiere conseguir vender un buen volumen».
Cantidad creciente de consumidores exigentes y con criterio en Irlanda
Como señala, «actualmente los patrones de consumo son muy fluidos en el país. Por un lado tenemos un crecimiento continuo de los minoristas (establecimiento minorista de descuento), mientras que al mismo tiempo hay una franja importante de consumidores exigentes y con criterio que se mantienen al día de los cambios por medio de la prensa y catas, al igual que están al día en los estilos, regiones y todo lo nuevo que sale. Estos son unos tiempos emocionantes para ambos, proveedores y consumidores».
La situación del mercado en Irlanda parte de un «periodo que hemos tenido que soportar de cinco años de austeridad, durante los cuales también ha habido una subida de impuestos sobre el alcohol, mientras que el precio de venta al público medio que se gasta en vino se ha visto reducido. Ahora sentimos que estamos llegando a un cambio positivo y si la confianza del consumidor y lo que se gasta sigue mejorando, los próximos años podrían traernos nuevas oportunidades al sector».
Situación del mercado irlandés
Irlanda es en este momento uno de los países en los que más caro es vender vino en este momento, una circunstancia para la que, como explica McCloskey «entran varios factores en juego y todos contribuyen a que no sea posible una reducción en el precio de venta: en primer lugar, somos una nación isla, así que el vino no lo tienen que enviar. Algunas empresas de vino irlandesas encuentran sus vinos en el Reino Unido, lo cual simplemente añade aún más gastos de envío y transporte. En segundo lugar, tenemos unos impuestos muy altos sobre el alcohol; actualmente los impuestos sobre consumos específicos están en 38,24€ por 9 litros y el IVA está al 23%. En tercer lugar tenemos unos gastos generales y costes indirectos muy altos, aparte de los salarios, transporte, almacenamiento, combustible, etc. Todos estos factores se combinan para subir aún más el precio de venta al público».
Para el vino español, el mercado irlandés es atractivo y en él ocupa una cuota de mercado del 10-12%, «un valor que está aumentando porque los clientes continúan buscando un valor -calidad y precio- que no se encuentra en sectores como Australia, Sudáfrica o Argentina. Para resumir, España se ha beneficiado de la fuerza continuada de otras monedas al mantener su competitividad en precio, mientras continua innovando con una selección cada vez más impresionante de vinos premiados», concluye.