La Guardia Civil, en el marco de la operación ‘Casamonte’, ha incautado, en Villarrobledo (Albacete), la mayor cantidad de plantas de marihuana realizada en España. Se han incautado 75.000 plantas de cannabis, con un peso total de cinco toneladas, que estaban distribuidas entre una finca agrícola de tres hectáreas y una casa de campo anexa a la misma.
Se ha detenido a los seis integrantes (dos españoles, tres marroquíes y un lituano) de la red dedicada al cultivo y tráfico de esta marihuana a gran escala y se ha imputado al cabecilla, que ya se encontraba en prisión por la comisión de otros hechos delictivos.
La investigación se inició tras tener conocimiento de que varias personas afincadas en la localidad de Villarrobledo podrían estar dedicándose a cultivar marihuana a gran escala en un paraje del municipio.
Tras realizar diversas gestiones, los agentes encontraron una importante plantación de cannabis perfectamente acondicionada y provista de regadío ubicada en una finca de olivos, por lo que establecieron un dispositivo de vigilancia sobre la misma.
Los guardias civiles detectaron la presencia de cinco personas en la finca, unas realizaban funciones de vigilancia y otras cosechaban una parte de la plantación, por lo que se procedió a su detención. Hay que destacar, que en el momento de los arrestos, uno de los integrantes del grupo portaba una pistola municionada y lista para su uso.
ENTRE OLIVOS
En los 30.000 metros cuadrados donde se hallaba la plantación se localizaron 70.000 plantas de marihuana sembradas en hileras, con una altura media de 40 centímetros y en fase de recolección, provistas de un complejo entramado de tuberías de goma que le suministraban agua por goteo procedente de un pozo subterráneo.
La marihuana intervenida tenía una escasa altura para no levantar sospechas y contaba con una vallado perimetral para que la fauna de la zona no le causara daños.
Los miembros de la red habían instalado en la finca diferentes medidas de seguridad para evitar ser descubiertos por las Fuerzas de Seguridad como inhabilitar los accesos a la misma con la colocación de piedras, montones de arena y paquetes de paja. De esta manera, dejaban una única vía de entrada y salida de la propiedad para poder controlar el acceso fácilmente.
Asimismo, tenían establecidos varios puntos estratégicos de observación directa a distancia para detectar posibles movimientos de personas y vehículos ajenos a la finca.
Por otro lado, habían convertido la casa de campo anexa a la finca en un laboratorio clandestino donde primeramente se secaba la droga para obtener posteriormente los cogollos. Para ello contaban con diversa maquinaria e instrumental para el tratamiento de la sustancia estupefaciente, pesado y envasado.
El cabecilla del grupo aprovechó un permiso penitenciario para adquirir los terrenos donde se ubicada la plantación. También dirigía las acciones de los demás miembros del grupo. Otro de ellos estaba al frente de la logística, controlando al resto de trabajadores que realizaban las labores de vigilancia, cuidado, recolección y envasado de la marihuana en la propia explotación agrícola.
Durante el registro en la casa de campo de la finca se ha intervenido:5.000 plantas de marihuana en proceso de secado, 155 kilos de marihuana envasada y preparada para su venta, 800 gramos de opio, 384 gramos de hachís, en bellotas y 145 gramos de polen de hachís, una báscula de precisión, una pistola, una pistola de aire comprimido, dos arpones de pesca utilizados como defensa, Cámaras detectoras de movimiento, equipos de comunicación inalámbrica, micrófonos, un generador de corriente y diverso material audiovisual.
También, documentación relevante de la ilícita actividad de la organización, fertilizantes y otros elementos utilizados para el corte y envasado de la droga; un turismo, una furgoneta y un ciclomotor utilizados para las labores de vigilancia de la plantación así como para el transporte de las plantas hasta el lugar de secado.