Quizá el nombre de Sisapo les suene extraño, como si evocase a algún raro animal recién descubierto. Pero nada más lejos de la realidad, Sisapo es el nombre que recibió hace dos mil años la pequeña ciudad romana que se alza en lo que hoy es la aldea de La Bienvenida, ubicada en pleno Valle de Alcudia.
Dicho enclave fue un punto minero importante para el Imperio Romano, extrayéndose de Sisapo buena parte del cinabrio que circulaba por el territorio de Roma y siendo nombrado por numerosos historiadores de la época, entre ellos el célebre Plinio el Viejo.
Larga historia de ocupación
Sisapo ha estado poblada durante varios siglos por diferentes culturas y se pueden distinguir tres fases de ocupación.
La primera de todas ellas corresponde a su etapa como asentamiento tartésico o ibérico, alrededor del siglo VII a.C, siendo encontrados restos de cerámica y la estela de un guerrero. Es posible que importasen productos y tuviera relaciones comerciales con otras ciudades pues se han hallado restos de cerámicas griegas.
La segunda fase es también la más importante de todas ellas y de donde provienen los restos que se conservan hoy en día. Entre los siglos II y I a.C la ciudad fue ocupada por los invasores romanos, que la llevó a una completa reestructuración. Bajo el gobierno del emperador Augusto Sisapo fue ampliada y se levantaron varios edificios monumentales, como por ejemplo el anfiteatro.
La tercera etapa se corresponde con la decadencia de la ciudad, que sobrevino después de la caída del Imperio Romano. Se han encontrado varias monedas y algunos enterramientos pero tras esta época Sisapo sufrió un abandono progresivo que la llevó hasta su desaparición y posterior redescubrimiento en el siglo XX.
Sisapo, ciudad romana
La ciudad vivió su era dorada durante la dominación romana de Hispania. Adquirió la categoría de municipium y se la rodeó con una muralla, pasando a estar gobernada por magistrados con plena ciudadanía romana. El célebre naturalista Plinio el Viejo la menciona en su obra Naturalis Historia “El minio (cinabrio) lo importamos casi todo de Hispania. El minio más conocido es el de la región sisaponense, en la Baetica, mina que es propiedad del pueblo romano. Nada se vigila con más cuidado; no está permitido refinarlo en la plaza, sino que se envía a Roma, en bruto y bajo sello…”
Otros muchos autores de época romana lo mencionan, autores de la talla de Cicerón o Vitrubio y el griego Estrabón.
El yacimiento
Desgraciadamente no son demasiados los restos conservados hoy en día debido principalmente al expolio que ha sufrido la ciudad, sin embargo los trabajos arqueológicos y las campañas de excavaciones que se realizan en verano han sacado a luz importantes restos como la llamada Domus de las Columnas Rojas. La domus era la residencia de un personaje de mucha importancia y se han encontrado secciones de considerable tamaño de mosaicos y restos de pinturas murales, símbolo de gran estatus.
La muralla de casi un kilómetro que rodea la ciudad está excavada en parte y se sabe que contaba al menos con una veintena de bastiones fortificados de forma redonda.
Una depresión en el suelo indicaba la posible presencia de un pequeño anfiteatro destinado a combates de gladiadores. Esta hipótesis quedó casi demostrada al hallar algunos de nombres de luchadores en las paredes del lugar.
En resumen, Sisapo nos permite conocer cómo vivían los primeros pobladores de la zona y como era la arquitectura y cultura romanas en nuestra tierra. Sus restos son perfectamente visitables y si tienen ocasión, no dejen de visitar el resto del Valle de Alcudia, donde la historia y la naturaleza se mezclan formando algo digno de nuestros ojos, como antes fue digno de los ojos de nuestros antepasados romanos.