La consejera de Empleo y Economía, Carmen Casero nos atendió el pasado lunes. Tuvo que ir al cole de su hija para dar una clase, explicarles a los chiquillos nuestra región, algo que conoce de primera mano, claro. Una mañana radiante y luminosa de mayo, con un sol precioso, pero no para la consejera “porque ya hay sequía”, dijo Nos dedicó su escaso tiempo y charlamos de todo, desde su infancia hasta el futuro que augura, dios la oiga, mejor.
Carmen Casero es de Tomelloso y presume de ello. Es fibrosa, rápida, cercana, educada, inquebrantable y mira de frente. Tiene unos ojos grandes, inmensos nos atreveríamos a decir, que no aparta en ningún momento. Habla quedamente , con tranquilidad, explicando todo, desmenuzando las respuestas. Una entrevista larga con la que seguro que nuestros lectores van a conocer un poco más a Carmen Casero, la mujer y la política, si en ella fuese posible separarlas.
—Usted ha vivido la política desde niña ya que su padre fue concejal del primer Ayuntamiento democrático.
—Esa etapa de mi vida la tengo muy presente. En mi casa se vivió con mucha euforia la llegada de este cambio. Mi padre colaboraba de una manera muy estrecha con UCD, concretamente con Clemente Cuesta, que encabezaba la lista por ese partido y fue el primer alcalde de la democracia. Tengo muchas anécdotas de aquella época y la recuerdo con mucho cariño, pero también con cierto privilegio histórico… Es verdad que la política ha estado siempre presente en casa, nos ha gustado y preocupado y hemos estado siempre pendientes de la vida política.
—Tal vez esa herencia, ese bagaje familiar es lo que hace que usted llegue a la política.
—Siempre me ha gustado la política. La de trabajar por los ciudadanos y con vocación de servicio público. Siempre. Si lo pongo en relación con mi vida de estudiante, en el colegio, en el instituto, siempre me presentaba como candidata a delegada; por entonces ya me interesaban los temas de actualidad. Me levantaba como defensora de las causas que consideraba injustas. Siempre he tenido un espíritu luchador y en ese sentido, no he pasado desapercibida: he sido una activista. Es verdad que la herencia de mi padre es muy evidente.
—¿Y cuando acabó la UCD?
—Cuando la escisión de UCD, mucha gente se pasó a la entonces AP. Yo estuve en el CDS hasta el final. Recuerdo un mitin de Adolfo Suárez, de los últimos, en Madrid, al que asistí con unas amigas, Adolfo se acercó a nosotras y dirigiéndose a mí, me pregunto que si mi padre sabía que estaba allí. Me afilié al PP siendo ya concejala con Ramón González.
—Por su relación con Adolfo Suárez, debe haber sentido mucho su muerte…
Lo he sentido porque en este país tenemos la asignatura pendiente de que te quieran mientras vives. Una persona honrada, un político honrado y honesto, que tiene que pedir un préstamo en la enfermedad de su mujer, al que no se le ha reconocido, en mi opinión, todo lo que hizo mientras vivía, se le reconoce después de muerto. Fue una figura absolutamente imprescindible para España… pero yo lo sabía mientras vivía.
—Usted acaba sus estudios, comienza a trabajar y prácticamente de golpe y porrazo se mete en la cosa pública.
—Así fue. Me propusieron formar parte de las listas de Ramón González. La persona que me hizo la propuesta me dio tiempo para consultarla con mi familia. Le dije que no tenía que hablar con nadie, tenía claro que si en ese momento hacía falta y mi presencia en la candidatura podía servir para que el PP ganase las elecciones, ahí estaba. Ni pregunte número, ni puesto… Esa situación se ha repetido otras veces, cuando me llamó la presidenta Cospedal también tomé la decisión sin consultar.
—En varias declaraciones usted ha señalado que es necesario que un político pase por la política municipal para no perder la perspectiva y sentir de primera mano las necesidades y los anhelos de los ciudadanos, ¿eso es así? ¿usted ha bregado día día con los problemas de los vecinos?
—La política municipal es muy bonita. Es la que más satisfacciones te da y también, la que más sinsabores te da, por la cercanía, por lo frustrante que es no poder ayudar a alguien que en algunas ocasiones entiende que has hecho todo lo que has podido… y en otras ocasiones no. Siempre he dicho que después de la política uno debe vivir donde ha nacido, o donde quiera vivir y es muy importante que te den los buenos días todas las mañanas y que la gente sepa que has trabajado y has dado lo mejor de ti misma.
Yo me he dejado los mejores años de mi vida en Tomelloso, y lo he hecho con toda la responsabilidad y todo el orgullo. Ello me ha llevado a realizar algunos sacrificios, mis hijos, mi marido, mis padres, que han sufrido… pues igual que mis hermanos. Cuando ellos tienen una persona en primera línea de la política, sufren mucho más que tú. Este es el hándicap de la política. Pero por otro lado, me ha compensado todo el trabajar por los tomelloseros.
—Carmen Casero es una persona que a cuerpo limpio, andando a los sitios, sin esconderse, por lo que deducimos que los halagos, pero sobre todo las críticas, le llegan directamente, ¿como asume personalmente esas críticas?
—Eso va en el cargo, yo tengo muy claro donde estoy. A los aciertos no se les da mucho relieve y los fallos se enfatizan más. Lo que no tolero es la crítica personal. Pero la crítica política mientras sea sana, siempre es buena, siempre se puede sacar algo positivo de ella. De todas formas, las principales críticas las tengo en casa, allí afortunadamente no les ciega la pasión y se dan cuenta de mis defectos y errores.
—Y, consejera, ¿compensa el precio que paga su familia?
—Compensa porque es la esfera de la libertad y de la realización personal. He elegido libremente estar donde estoy, nadie me ha obligado a ello, ni me han puesto en ninguna tesitura para estar aquí. Me he comprometido con mi partido y con la presidenta Cospedal desde la libertad más absoluta. Ellos también saben que esto es así y se lo agradezco enormemente. Si mi familia, sobre todo mis hijos, no estuviesen conmigo, difícilmente podría hacer lo que hago.
—Los políticos están muy denostados, se habla de “casta”, de privilegios, de corruptos… Hay muchos que sistemáticamente se dedican a vilipendiarlos...
—Yo reivindico la política, y a la inmensa mayoría de los políticos, que somos gente honrada… la inmensa mayoría, repito. Pero también digo, que en los casos en los que se haya producido corrupción, que se haya demostrado que se ha “metido la mano”, o que no haya habido un comportamiento como el que tenemos que tener para servir a los ciudadanos, eso hay que frenarlo de raíz. Esas manchas son como las del aceite, se extienden peligrosamente y la gente nos ve a todos los políticos iguales. No somos todos iguales. Y lo digo entendiendo a todos los políticos, no solo los de mi partido.
Creo en la política como servicio público en primer lugar. Reivindico la política como uno de los pilares más importantes para desarrollar la sociedad y también reivindico relevo… claro que lo reivindico. En ese sentido es muy bueno que los futuros políticos vean el esfuerzo y el sacrificio que conlleva la política, que indica que estás por un bien común, que este caso es Castilla-La Mancha y España… Y eso hace que sacrifiques lo más importante que hay en tu vida: tu familia.
—De sus palabras se colige que no le temblaría el pulso en cesar a un compañero suyo que hubiese metido la mano en la caja…
—Para nada, eso hay que cortarlo de raíz y ahí esta el ejemplo de la presidenta Cospedal que en ese sentido ha sido ejemplar. A mí no me dolerían prendas en absoluto.
—Esa generación de políticos jóvenes de Tomelloso, de la que usted formó parte en aquel mandato de Ramón González ocupan actualmente importantísimos cargos en la política, a todos los niveles. Tomelloso no ha tenido nunca tanto poder, ¿es usted consciente de ello?
—No solo soy consciente, sino que me siento muy orgullosa de ello. Tuvimos la suerte de entrar en un momento muy difícil y ganar aquellas primeras elecciones para el PP en Tomelloso… y ahora las cosas también están complicadas. No es casual que tengamos la figura de Carlos Cotillas, presidente provincial del PP y senador.
Los políticos que entonces empezamos, Carlos Cotillas, María Teresa Novillo, Ramón González, Luis Moreno, yo misma y tantos otros. Y los que ahora se han incorporado, a mi equipo en la consejería y tantos concejales… Ahora mismo es un orgullo que Tomelloso tenga lo que tiene. Lo hemos trabajado mucho y que desde el punto de vista de ese trabajo, nos merecemos este reconocimiento.
—Entonces, llega el momento en el que el PP gana las elecciones en Castilla-La Mancha y la presidenta Cospedal la llama a usted…
—Con la victoria de la presidenta Cospedal yo iba a ser vicepresidenta de las Cortes. Después me llamó para ser consejera de Empleo y Economía, fue una conversación corta, tanto ella como yo somos directas. Recuerdo que era sábado y me preguntó si quería ser consejera y le dije que sí. Le señalé que lo que más me preocupaba era no estar a la altura de las circunstancias. Ella me advirtió que iba a ser muy duro, que iba a tener que renunciar a muchas cosas, que la situación era muy complicada, pero que estaba segura de que yo lo podía hacer. Y el 25 de enero tomé posesión.
—¿Y fue consciente de que le daban la consejería más difícil?
—Fui consciente. El reto más importante de este gobierno que es la creación de empleo, lo acaba de poner la presidenta Cospedal en mis manos. Y ahora echo la vista atrás después de dos años y cuatro meses y pienso que he pasado momentos muy malos, muy malos… pero los peores han sido los personales: siempre. Hemos vivido con tal rapidez y hemos tenido tal ambición por ganar terreno a la situación, que apenas he tenido tiempo de pensar, usando un giro muy nuestro, en “la que había lia”.
Me puse a trabajar con mi equipo y no cabía la desmotivación o el desánimo… y si esa estela ha aparecido, la hemos apartado completamente y hemos sido siempre muy positivos. Solo trabajar y trabajar, sin tiempo para desanimarnos, solo tenemos tiempo para pensar que tenemos mucha responsabilidad y que la situación tiene solución.
—Los momentos iniciales, en los que en cada cajón pareció un “marrón”, ¿no le minaron la moral?
—No… Jamás. Insisto, para mí lo más difícil es hablar con la gente que lo está pasando mal. Cuando se te acerca una madre con cinco hijos en paro… o un padre de familia… eso para mí ha sido lo más difícil.
—¿Tiene consciencia la consejera de que las cifras de las estadísticas de desempleo corresponden a personas, no a meros guarismos?
—Totalmente. Doy la cara y estoy en la calle. Eso es positivo, en tanto en cuanto no pierdes el pulso de la sociedad. Pero tiene también su parte negativa, que me ha dado algún disgusto. Cuando estás poniendo alma, corazón y cabeza en lo que haces, las cosas te duelen. A mi me duele la gente, las personas… sí, soy muy consciente.
—Esa imagen de austeridad que transmite el gobierno Cospedal, ¿es cierta, o solo es una pose?
—Aquí no se ha mentido a nadie. Se ha reducido el 50 por ciento de altos cargos, también se han reducido a la mitad los puestos de libre designación. En cualquier caso es lo que tocaba, pero además, creo que esta política no va a cambiar en muchos años. La política tiene que ser quien primero de ejemplo a los ciudadanos, la presidenta ha dado infinitos. En ese sentido creo que la reducción del número de diputados regionales es una buena medida que no resta democracia y hace que se normalicen algunas situaciones, que no lo eran.
—Los ciudadanos de a pie queremos ver luz al final del túnel, que quienes nos gobiernan nos den esperanzas, ¿usted creé que las cosas están cambiando y que los datos macroeconómicos se van a trasladar a la ciudadanía?
—Soy muy respetuosa porque soy muy consciente de que hay gente pasándolo mal… es muy importante el contacto con la realidad. Eso me permite vivir en Tomelloso y no haberme despegado del suelo, ir a la tienda y hablar con la gente que tiene problemas… O con quien no ha tenido nunca problemas y ahora los tiene. Nadie puede negar que a nivel macroeconómico las cosas han mejorado, pero yo soy consciente que tenemos pendiente trasladarlo, de verdad, a la economía real. Eso es lo que hay pendiente. Mientras no se empiece a notar en la calle, tendremos que hacer ese esfuerzo.
Es verdad que las cosas están cambiando, que tenemos en Castilla-La Mancha casi 14.500 desempleados menos que el año pasado, que creamos empleo neto, que ha crecido la población activa, que se crean sociedad mercantiles, que hemos obtenido 750 autónomos más en el último mes y que las entidades financieras están empezando a dar liquidez… Pero no es menos cierto que nos queda todavía mucho camino por recorrer. No podemos lanzar las campanas al vuelo, tenemos que seguir echando hormigón en los cimientos económicos que estamos creando. Esto no se arregla en un día ni en dos, las cosas se rompen enseguida, pero repararlas es más costoso. Creo que los ciudadanos son conscientes de eso. No hay tiempo para el desánimo, solo para trabajar, ni yo ni mi equipo hemos levantado el pie del acelerador, que llevamos hasta la tabla. Nuestra obligación es sacar a nuestro pueblo y a nuestra gente de esta difícil situación… y en ello estamos.
Y por supuesto que hay motivos para el optimismo.
—Usted lleva a gala ser de Tomelloso. Sus colaboradoras son, la mayoría, de nuestra ciudad. Y mujeres, una de las banderas de la izquierda…
—Recuerdo cuando tenían esos cargos públicos y esos ejércitos de asesores, aquella frivolidad de “chico-chica”, no era real. En la composición de los gabinetes y direcciones generales, la inmensa mayoría eran hombres. Esto no me debería importar cuando cada uno estuviese en su puesto por su valía y no por el sexo. Yo no he pensado en mi equipo porque sean mujeres, sino porque me parecen y son personas validísimas.
Y sí, llevamos a Tomelloso por bandera, tenemos una magnífica ciudad que ha dado personas de una valía extraordinaria. Hay a quien se le conoce, pero hay mucha gente anónima, que vale muchísimo. Hemos hecho pueblo y lo llevamos con orgullo.
—¿Y el futuro?
—Cumplir el encargo que me ha hecho la presidenta Cospedal. Estoy segura que la región seguirá creciendo. Ya hemos empezado a que se hable bien de Castilla-La Mancha, como así lo han hecho Lewandovsky o Durão Barroso, creo que eso es muy importante.