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domingo, 22 diciembre
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“He tenido que estar metido en agujeros porque fuera sonaban los kalashnikov”

Ángel Plaza en Tomelloso unos días antes de partir hacia Abu Dhabi
Ángel Plaza en Tomelloso unos días antes de partir hacia Abu Dhabi

“En una zona de Chiapas me preguntaron ¿Has venido en coche desde España? ¿no usáis sombrero (de cowboy)? ¿y pistola? Yo decía a todo que no, y se sorprendían: entonces ¿cómo vivís?”

“En Pakistán dije, quiero dormir en el Marriot, y me dijeron, no, porque en esos hoteles se ponen bombas, y en los nuestros no. Al poco reventaron el hotel… quedó en un solar”

“Fuera de aquí puedes ser nadie y no llegas al miedo, sólo sale el afán de supervivencia”

“Tomelloso tiene muchísima capacidad para mostrar y darnos a conocer. Tenemos cosas muy importantes”

“He comido perro muchos días hasta que aprendí en vietnamita  ponme rata, pero no me pongas más perro !que me está muuu maaalo!”

Estrenamos sección, Des-cubriendo Tomelloso, para dar cuenta de esos tomelloseros incansables que, más allá del término municipal, disfrutan de la diversidad humana y se empapan de la experiencia de otras culturas. Ocurre también que, de esos, algunos han decidido que volverán a vivir a Tomelloso y, entonces… cada vez que ponen el pie en su pueblo, querrían contarnos tantas cosas…

EnTomelloso.com ha tenido la suerte de poder recoger el testimonio de Ángel, junto a un puñado de anécdotas de su experiencia migratoria. Una experiencia que es especial, porque siempre ha trabajado para empresas españolas en lugares remotos, aislados, donde apenas habían visto antes gente que no fuese de allí. La sensación, sentencia Ángel “es mucho más que sentirse solo, es apartar completamente tu cultura, para poder vivir en condiciones”. Uno se acuerda de su gente cuando quiere compartir algo, “pero enseguida te das cuenta que te amargas si te quedas en eso”.

Acaba de marcharse a Abu Dhabi. Nueva empresa, Abengoa Solar. Si quien nos lee tiene acceso a Google Maps, puede ubicar a este tomellosero escribiendo Medinat Zayed y se acercará al contenido de lo que aquí nos relata. Nosotros os dejamos con sus emociones vividas en soledad, tan intensas como sus ganas de comunicarlas. Y también su sonrisa “superstar” en azules desde una azotea del pueblo, desde donde parece que fuese el poseedor de este puerto estable, del único rincón del cosmos que es insustituíble para el emigrado que sabe que regresará: Tomelloso.

PRIMERA PARTIDA: DESTINO MÉXICO

—¿Cómo surgió su salida de Tomelloso?

—Todo fue de golpe. Yo llevaba una vida de lo más tranquila, pero sí que tenía la inquietud de salir de España. Trabajaba para un laboratorio de Madrid que sabía que podía enviarme fuera. Siempre llevaba la mochila para estar cuatro días en Madrid y volver a Tomelloso el fin de semana… cuando me llamaron para preguntarme si tenía listo el pasaporte. Dije que sí y me informaron de que en tres días salía en un avión para México. Con esa mochila estuve en el pueblo mexicano de Tequila tres meses, hasta que pude volver.

LA ADAPTACIÓN

—Al llegar, en menos de cinco minutos me dejaron solo con sesenta y cinco personas allí sentadas, todas a mi cargo para dirigir una obra de millón y medio de euros. Lo primero que hice fue despedir a uno. Yo era un crío, tenía 25 años y era la primera vez fuera. Les pregunté si me podían mostrar sus habilidades y uno me dije “No. Muestranos las tuyas”. Al poco tiempo vi que se trataba de gente muy llana, había tres personas que no sabían leer. Tenían que montar una maquinaria mediante la que implantábamos un nuevo sistema para destilación de azúcar de agabe, era una máquina que se usaba en Tomelloso pero que adaptábamos para producir tequila. Con el tiempo, la universidad de Guadalajara, México, me pidió colaborar con ellos para incluirlo en los libros de estudio. No se trataba de ir con una empresa española, sino que desde el primer momento tenía que moverme solo a todos los niveles.

Al principio intentaba suplir las carencias. Si íba a tomarme una cerveza, decía… ¿una tapilla… o algo? Estando fuera recurres a los recuerdos de tu pueblo para comparar. Viví un tiempo en un  pueblo mexicano donde había una plaza que se parecía a la de aquí. Las chicas le daban vueltas los domingos, los padres en el medio, y los chicos lanzaban confetti a la chica que le gustaba y conseguían así dar una vuelta a la plaza con ella. Esas cosas… me decía, ¡en mi pueblo fliparían con esto!

Allí vivía en una casa, pero me vi tan solo que me fui a un hotel. El choque cultural era tan grande que me costaba mucho relacionarme con la gente, pese a  que me baje mucho y era muy permisivo. Con el tiempo me volví autosuficiente, lo que antes te impresionaba, te daba lástima, luego… te endureces. No encontraba españoles donde íba, estaba solo y tenía que confiar en la gente  para facilitarme allí la vida. Así, solo, aprendes a reírte de las contradicciones, te montas tu película…

Camión cargado de cereal en Pakistan
Camión cargado de cereal en Pakistan

TOMELLOSO EN EL CORAZÓN

Torre de Gazate Airén

—¿Qué entiende por eso de “sus raíces”?

—Mi pueblo, mi familia, las cosas que yo conozco y que echo mucho de menos.

—Ahora que ha aprendido de otras culturas ¿en qué aspectos se considera tomellosero?

—En todos. Soy tomellosero y siempre que me preguntan digo soy español sí, pero de Tomelloso. Somos tercos, tenaces, constantes… eso es lo que me ha causado muchos problemas, pero también lo que me ha facilitado la vida.

—¿Qué dificultades ha encontrado al no conocer la nueva cultura de acogida?

—Un obstáculo tremendo es que tu cultura y costumbres no te valen absolutamente para nada, se quedan en alguna parte dentro de uno. La gente te pregunta por curiosidad sobre tu cultura, pero no interesa ni la entienden.

TOMELLOSO PARA EL MUNDO

—Nunca he escuchado Tomelloso estando en otro país. Sólo en los hoteles querían estar más informados, decían que era su obligación conocer algunas cosas generales del país. Aquellos que conocían algo era de La Mancha, por El Quijote como personaje, pero nada histórico. Pero en mi experiencia, no saben ubicar en un mapa donde está Madrid, ni siquiera España.

—¿Qué imagen tenían de usted?

—Como español, te ven distinto según la zona. En Latinoamérica, en general, se piensan que somos todos gente pudiente. En Argentina eres muy bienvenido, tienen la imagen de que somos muy trabajadores y honestos. En México, depende de la zona, en las ciudades creen que somos trabajadores, pero en una zona de Chiapas me preguntaron ¿Has venido en coche desde España? ¿No usáis sombrero (de cowboy)? ¿y pistola? Yo decía a todo que no, y se sorprendían: entonces ¿cómo vivís?

Para Estados Unidos estamos todo el día de fiesta y acostados, te confunden con los mexicanos por el idioma y te atribuyen esas ideas que tienen de los mexicanos. Luego, cuando pasa el tiempo, se sorprenden de que no seas así.

En Vietnam algunas personas nos ubicaban dentro de Europa, pero donde yo estaba la gente me tocaba, no habían visto antes un occidental.

—¿Qué imagen le gustaría que hubiese de esta tierra?

—Yo decía pudientes sí, pero muy trabajadores. ETA lo he oído mucho, asociaban España con terrorismo… antes más que ahora. La imagen que he dado es de ser gente honesta, trabajadora, leal.

Tuneles de guerra en la región de Cu Chi Vietnam
Tuneles donde se escondian los vietnamitas durante la guerra en la región de Cu Chi

PELIGROS…

… carencias sanitarias:

—La cosa se complicó un poquito para mí porque he trabajado en zonas aisladas. En Pakistán, montando una planta en el desierto, hubo un accidente de trabajo. Lo único que pudimos conseguir es que llevaran a la persona con todos los huesos rotos en bici al hospital más cercano, a quince kilómetros. No era un hospital, sino un señor que decía ser médico.

… intentos de secuestro:

—Vas a trabajar donde no hay turistas y sienten curiosidad. Pero también por eso han intentado matarme. En México sufrí dos intentos de secuestro, estaba en un proyecto muy grande, no se entendía lo que estaba haciendo y ese era el problema. Sólo llevé escolta en Pakistán, en México me negué a tenerla. Veía que los secuestros era una realidad, pero sentía que me respetaban. Lo que buscaban no era a mí, sino a lo que yo representaba.

Una de las veces fue en Culiacán, tierra de narcos. Me tenían controlado. Yo intentaba demostrar que no era alguien interesante para ellos, hacía una vida de lo más normal allí, si pasaba un carrito por la calle vendiendo tacos, me los comía con los trabajadores, allí mismo. Hay ciertas pautas que son evidentes: era el máximo responsable de un proyecto de cien millones de euros, si empiezas yendo a restaurantes caros, coches caros, a llamar la atención, entonces…

… amenazas de muerte:

—He tenido que estar en agujeros… en una ocasión durante tres días, en Pakistán, porque fuera estaban con los kalashnikov. Esperábamos la llegada de un coche con guardaespaldas para sacarnos del país. En ese país dije una vez, quiero dormir en el Marriot, y me dijeron, no, porque en esos hoteles se ponen bombas, y en los nuestros no. Al poco reventaron el hotel… quedó en un solar.

En otra ocasión, un compañero indio me dijo que tenía miedo y le dije si tienes miedo, te vienes a mi habitación. Una de esas noches se presentó un hombre con una balloneta cargada y amenazándole. Era una zona de Cachemira, imagínate un musulmán armado frente a un indio.

Cuando supe que pasaba algo, fui hasta su habitación y, en español, empecé a gritarle enfurecido, mostrándole con todas mis fuerzas lo enfadado que estaba. El de la bayoneta comentó algo con el hombre que le acompañaba. Parecían perplejos… y se fueron.

Otra amenaza tuvo lugar en una obra de México. Vino un chaval a buscar trabajo. Tenía quince años y dos hijos. Le di un trabajo que como mucho le llevaría tres días. A las dos semanas aún no había terminado y le dije Hasta aquí, no vengas más. Se puso muy nervioso. Su reacción fue gritarme amenazas, diciendo que sus primos me iban a matar. Me entró tal enfado que con lo primero que tenía a mano, la tarjeta de mi habitación del hotel, se la clavé en el pecho y le amenacé de la misma manera que él a mí. Aquello fue tremendo…

—¿Qué situación límite le llevó a decir “me vuelvo a casa”?

– Ahora estoy segurísimo de que quiero volver. Pero no he llegado a la situación de decir que ya no puedo más, sólo momentos puntuales. Fuera de aquí puedes ser nadie y no llegas al miedo, sólo sale el afán de supervivencia.

Había dos plantas en Vietnam y tenía un compañero de Rumanía en una de ellas, porque yo no llegaba a atender a las dos. En un lugar como aquel éramos unos extraños, por tanto hay límites que no puedes pasar. No puedes estar en situaciones donde ser tú mismo, descubrir tu espontaneidad. Sin embargo, mi compañero hacía lo que le daba la gana, se iba a prostíbulos, se emborrachaba y a veces la liaba parda….. Un día estábamos en un restaurante y su mujer le informó por teléfono que se divorciaba. Se chispó y empezó a romper cosas en el restaurante. Cuando la liaba, yo me enfadaba con él y entonces me dejaban al margen.  En general me veían muy serio, pero era más bien hermético.

Otro de los líos en que me metió la actitud de este compañero, ocurrió cuando dijo que se íba a casar con una prostituta de allí. Resulta que la mujer pertenecía a la mafia, o la mano negra, como le llaman allí. El traductor y el chofer que teníamos estaban confabulados contra nosotros porque también tenían los servicios de la prostituta. Mientras esto ocurría, mi compañero y yo celebrábamos reuniones muy tensas para negociar el proyecto de nuestra empresa. Se trataba de gente muy cerrada del partido comunista, y no se podía negociar. Y un día nos dimos cuenta que nuestro traductor traducía lo que quería. Le amenacé duramente, y él flipó con mi reacción.

Pero al tiempo, nos encontrábamos con la mochila puesta, toda la noche esperando, dispuestos a salir por patas por la frontera de Camboya. Ocurrió que estando en una discoteca, de repente cerraron las puertas y nos quedamos dentro. Todos allí sabían que íban a darnos un escarmiento. A mi compañero le dieron golpes en la cabeza, hoy tiene un tumor como consecuencia de aquella paliza brutal. Ahí sí dije que me quería ir… Pero a los dos días discutía en un comedor con una mujer que no me quería poner huevos a mediodía, en vietnamita me decía que eran para desayunar. Me enseñó los huevos y, después de media hora discutiendo, seguía diciendo que no. Yo le enseñaba el dinero y ella me decía, “No, ahora, hora de comer” (risas).

—¿Qué experiencia le marcó tanto que al día siguiente ya no eras el mismo?

—En Pakistán, la forma de vida… vi muchas cosas. Los ricos movían el país a todos los niveles, el resto, el noventa por ciento, no tiene nada, son auténticas marionetas. Me ofrecían lo único que tenían, si había una silla decían que era para mí. Algunos estaban muy contentos conmigo, no entendían que yo pudiera relacionarme con ellos. Parecía que tenían sólo a Alá y que después estaba yo, más cerca de la divinidad que de la tierra. Me vino más bien que mal, tiré el mito por el suelo, se impresionaban mucho y recibí mucho de ellos.

Tractor "adornado" en Karachi, Pakistan
Tractor «adornado» en Karachi, Pakistan

FUTURO

—Pienso mucho en mi futuro. Me gustaría establecerme, tener paz, tener un sitio mío donde llegar, donde tener mis cosas. Me casé hace tres años y ya no me da igual.

—¿Cuál sería un motivo inapelable para volver a Tomelloso?

Que le pasase algo a mi familia, o tener hijos. Estoy convencido de que algún día volveré.

—¿Qué podría aportar con su experiencia a esta sociedad?

—Lo que más me gustaría sería acercar hasta Tomelloso ciertas culturas que he conocido, y viceversa. He traído aquí gente de México, de Vietnam, Pakistán… se han impresionado mucho de nuestra forma de vivir. Esto es más cercano que una ciudad, en Madrid ya saben lo que les espera, como cualquier ciudad del mundo. Tomelloso tiene muchísima capacidad para mostrar y darnos a conocer. Tenemos cosas muy importantes…

—¿Qué lugar ideal le gustaría encontrar? ¿Qué Tomelloso necesitaría para ser feliz aquí?

—Como tengo mucho apego y añoranza, casi todo me viene bien. Cambiaría…..esa mentalidad general de ser cerrados, como cuando escuchas !y ese, qué se cree! Me gusta el Tomelloso que veo hoy, tenemos más zonas de ocio cultural, hay más gente volcada en ello, no es tan pueblerino, se nota. La vida social se ha diversificado más.

EMIGRANTE TOMELLOSERO

—Cuando vuelve, ¿en qué situaciones siente extrañamiento?

—Tomelloso cambia muy despacio. No he llegado a sentirme extraño en nada. No cambia nada. Desconectas donde vas para poder sobrevivir, y cuando vuelves ves que todo está igual. Ahora es donde estoy viendo algún cambio.

—Lo mejor de su experiencia migratoria:

—Te abre muchísimo la mente, ves las cosas desde puntos de vista muy diferentes. No eres un turista que ves un país maquillado. He comido perro muchos días hasta que aprendí en vietnamita  ponme rata, pero no me pongas más perro !que me está muuu maaalo!

—Lo peor de emigrar:

—No conocer el idioma.

Ángel en el centro de control de la planta termo solar "Sams Power" en Abu Dhabi
Ángel en el centro de control de la planta termo solar «Sams Power» en Abu Dhabi

—¿Tiene familiares o amigos emigrados? ¿Qué opinión tiene de sus experiencias?

—Mi hermana vive en Italia, un primo en Miami y otro en Dubai. Son de Alicante, aunque sus padres son tomelloseros. Las experiencias de ellos son muy distintas.

—En Tomelloso viven personas de muchas culturas ¿conoce a alguna de ellas?

—No conozco a ninguna.

—¿Animaría a un joven tomellosero a emigrar? ¿En qué condiciones? ¿Dónde?

—Claro que lo apoyaría. Lo primero que necesitaría sería honestidad, que no se lo crea, sino que se baje y se mantenga ahí. Aunque normalmente te van a tantear.

Estando fuera y solo, por mucho dinero que tengas… o desconectas y vives el momento, o la vida se vuelve insoportable. En algunas zonas, si te quedas sin dinero entonces nadie te conoce. Cuando me detuvieron en Vietnam no disponía de dinero y por eso me metieron anca preso (risas).

Lo primero que tienes que pensar es que tienes que tener la mente abierta para trabajar. ¿Qué quieres hacer? Si me quiero ir de marqués… nada que hacer. Lo primero, ir de un modo llano y te adaptes a lo que hay. Lo más fácil es ir a países de habla hispana. Aunque también tienen una cultura muy arraigada y hay rechazo a los de fuera. Mucha gente siente que vas a explotarles. Lo primero es estar dispuesto a trabajar en lo que sea. Segundo, no eres más que nadie.

—¿Cómo valora esta sección que enTomelloso.com estrena contigo?

—Muy positiva para dar a conocer, y que la gente vea que hay más mundo, más diversidad, además de Ibi y Benidorm (risas)… Este tipo de sección en la TV te muestra vidas muy estables y no de gente que se está buscando la vida, que es de lo que más hay.

—Al proximo tomellosero por el mundo le preguntaría...

—¿Te gusta estar fuera? ¿Te gusta tu pueblo? Porque los que dicen eso de que el pueblo es una mierda, lo dicen por la edad, quieren ver cosas nuevas. Pero al final tus raíces están aquí.

 

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