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lunes, 23 diciembre
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Desarticulada una red de trata de ciudadanas paraguayas para explotarlas sexualmente en Toledo

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Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una red dedicada a la trata de ciudadanas paraguayas para explotarlas sexualmente en Toledo. Hay ocho detenidos que se aprovechaban de la situación de exclusión social o la necesidad de mantener a la familia que sufrían las víctimas, a quienes ofrecían la posibilidad de ganar grandes cantidades de dinero en España.

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Una vez aceptaban, las mujeres eran trasladadas a un club de alterne de Toledo en el que debían trabajar, donde eran encerradas por la organización y del que no podían salir hasta saldar la «deuda» contraída con la misma. El club era un auténtico fortín: estaba permanentemente vigilado y contaba además con un sistema instalado en todas las habitaciones que avisaba a las víctimas para que se ocultasen en caso de control policial, ha informado la Policía Nacional en nota de prensa.

La investigación se inició a partir de una llamada telefónica realizada al teléfono 900.10.50.90, atendido las 24 horas por policías especializados de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Policía Nacional. Un ciudadano alertaba sobre la situación de las mujeres que trabajaban en un local, sometidas a un férreo control por parte de otros empleados varones y por los sistemas de seguridad instalados en establecimiento.

La organización estaba perfectamente estructurada y era liderada por un hombre y su pareja sentimental. Esta mujer, de nacionalidad paraguaya, aprovechándose de los lazos que mantenía con su país natal, había desarrollado toda una red de captación de mujeres.

Las víctimas captadas por la red se encontraban habitualmente en situación de necesidad. Los investigados las convencían de que podían ganar grandes cantidades de dinero con facilidad trabajando para la organización en España.

Una vez aceptaban, los captadores se encargaban de proporcionar a las jóvenes la documentación necesaria para que pudieran fingir un viaje turístico a España, entregándoles pasaportes y «bolsas de viaje» (dinero en efectivo, reservas hoteleras y billetes de avión de ida y vuelta). También las aleccionaban sobre cómo actuar durante el viaje y cómo responder a las posibles preguntas de las autoridades en los controles fronterizos.

Una vez en España, las mujeres eran recogidas por colaboradores de la organización, que las trasladaban directamente hasta el club. Estos colaboradores también se encargaban de trasladar, a modo de taxistas, a otras mujeres que trabajaban para la organización desde los domicilios en los que estaban alojadas hasta el club de alterne y viceversa, además de realizar otro tipo de encargos.

ENCERRADAS EN UN CLUB

Cuando las mujeres llegaban al club, eran encerradas e informadas de la «deuda» que habían contraído con la organización. Esta cantidad oscilaba en torno a los 3.50 euros, que las víctimas deberían entregar por completo para poder salir del edificio.

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Además, la deuda contraída se incrementaba constantemente, ya que las mujeres tenían que pagar diariamente al club por estar alojadas en el mismo («plaza»), no teniendo posibilidad de vivir en otro lugar. También incrementaba la deuda el sistema de multas que la dirección del local imponía a las mujeres por los más variados motivos: retrasarse en la hora de comienzo de la jornada, no trabajar por encontrarse indispuestas o utilizar el teléfono móvil en las salas de alterne.

El encargado del club de alterne, de nacionalidad marroquí, actuaba bajo las órdenes directas del máximo responsable de la organización y figuraba como «hombre de paja» o testaferro del mismo. Además, aprovechaba su cargo como agente autorizado de una entidad de envíos de dinero para mandar dinero a la rama paraguaya de la red, para lo cual utilizaba documentos de mujeres que previamente habían sido traficadas y que, en algunos casos, ni siquiera se encontraban en España en el momento de realizar los envíos.

ENORMES BENEFICIOS

La explotación sexual de las mujeres producía enormes beneficios a la organización, como ponen de manifiesto las importantes reformas realizadas recientemente en el club, cuyo coste se calcula en cientos de miles de euros. Estas reformas fueron dirigidas no sólo al acondicionamiento y modernización del edificio, sino a convertirlo en un auténtico «fortín», vigilado permanentemente con cámaras de seguridad instaladas tanto en el interior como en el exterior del mismo y un elevado muro alrededor.

Además, lo habían dotado de un método «anti-controles policiales», consistente en un sistema de luces instalado en todas las habitaciones y controlado desde la zona de recepción, que avisaba a las mujeres de la presencia de policías en el club. Las mujeres habían sido aleccionadas por la organización para no salir de las habitaciones o esconderse inmediatamente en armarios u otros habitáculos en el momento de recibir el aviso. En caso de que no les diera tiempo a esconderse, debido a la rapidez de la actuación policial, sabían perfectamente lo que debían responder ante las preguntas de los agentes.

El club se mantenía cerrado durante las horas diurnas, permaneciendo las llaves en manos de miembros de la organización que pernoctaban en su interior. Durante este tiempo, las chicas no podían salir ni siquiera al patio o las zonas comunes del local. Los investigadores calculan que los beneficios obtenidos por la organización superarían los 2.000 euros diarios, sin incluir los pagos que debían efectuar las mujeres traficadas para ir saldando su deuda, ni lo que abonaban diariamente en concepto de «plaza». En total, los agentes estiman que las ganancias anuales, sumando todos los conceptos, rondarían el millón de euros.

Las investigaciones se han saldado con la detención de ocho personas, entre ellos el máximo responsable de la organización, cuatro de ellos de nacionalidad española, tres paraguayos y un portugués y con la entrada y registro en dos domicilios y el club de alterne, todos ellos en la provincia de Toledo. En dichos registros los investigadores se han incautado de más de 11.000 euros en efectivo, varios ordenadores portátiles y smartphones de última generación, así como diversa documentación.

La operación ha sido llevada a cabo por agentes de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras junto con la UCRIF de Toledo y la Brigada Local de Extranjería y Fronteras de Talavera de la Reina, con la colaboración de la Unidad Especial de Guías Caninos de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana y del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas de la División Económica y Técnica.

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