Algunas veces en este oficio de contadores de historias nos encontramos con verdaderas sorpresas. Sin ir más lejos, este martes por la tarde hemos hallado a un grupo de escritores aficionados —escritoras, en este caso—, sonrientes, humildes, satisfechas de su trabajo y nada pretenciosas. Ni petulantes. Un verdadero oxímoron de esos.
El club de lectura y escritura de AFAMMER Tomelloso ha presentado en el Centro de la Mujer de nuestra ciudad el tercer número de su Revista Literaria. “En ella está lo mejor que ha salido de nosotras y lo mejor que hemos podido dar”, nos cuenta Mari Moreno, presidenta de la asociación y alma mater de la revista y del club de lectura. “La revista es algo muy importante: mujeres que no hemos escrito nunca, o que desde el colegio no hemos cogido el lápiz y el papel”.
Los textos, el estilo, la extensión y la temática de los trabajos incluidos en la revista son completamente libres, “¡Todo libre!”, reitera Mari Moreno. En ella han participado 21 escritoras con 36 trabajos, algunas repiten. Los títulos van desde “Crónica de una boda” a “Carta al Santo Padre”, o “Recuerdos de mi niñez”, “Pequeños poemas”, “Una mañana en el campo”… La publicación la editan y la maquetan ellas y cada una paga su ejemplar (solo imprimen uno por autora), simplemente buscan el placer de ver su nombre escrito en letras de molde.
Consideran un acto muy íntimo la edición de esta suerte de boletín, no obstante inquirimos que se escribe para ser leído, “si, pero entre nosotras que somos treinta y pico”, nos cuenta la presidenta. Le señalamos la posibilidad de hacer una tirada para que llegue a más gente, pero asegura que “muchas de las participantes dejarían de hacerlo”. Insisten en que la única pretensión es recoger los escritos del Club en una revista, “nada más”. La periodicidad es anual.
De pronto, nos encontramos entrevistando, a la vez, a una treintena de señoras que nos atienden amablemente. Victoria Serna nos cuenta que “la experiencia es sorprendente, nunca pensaba que sería capaz de poder hacer nada aunque fuera pequeño. Y mis compañeras, lo hacen muy bonito. Todas”.
Les cuestionamos que si son duras como críticas, “no, no somos duras. Además Mari conoce el estilo y es capaz de identificar de quien es el trabajo aunque no vaya firmado”, no cuenta otra. Pensamos que eso es lo mejor que se le puede decir a un escritor. Marisa Lahoz asegura que, “Mari Moreno es el alma mater del club de lectura y si no fuera por ella ninguna de las que estamos aquí hubiésemos escrito nunca. Vinimos a un club de lectura y con su dulzura nos hizo que empezásemos a escribir. Nos hace que nos sintamos importantes con lo que escribimos”. Mari se azora y asegura que las responsables son todas ellas.
Ahora queremos saber en qué momento piensan que sus escritos son dignos de ser leídos, “nunca”, aseguran todas. Cortes Valentín, concejala de Igualdad, presente en el acto, les echa un capote afirmando que “todavía no se creen que son buenas escritoras. Pero el poder leerse en una revista, es el primer paso para que sean conscientes. Si no hubiesen llegado a publicar ni se lo habrían planteado”. Valentín muestra su satisfacción por la edición de la revista y por el trabajo realizado desde AFAMMER.
Nos cuenta Mari Moreno que Mari Carmen y Ana Mari han sido las ganadoras de una justa literaria organizada por el Club de Lectura y además nos las presenta.
Ejerciendo de Mefistófeles de andar por casa, ofrecemos a las encantadoras escritoras (a todas las del Club de Lectura y Escritura) un pacto, por el que ofrecemos nuestro humilde dazibao para que nos manden sus escritos.
Y nos vamos tan contentos.