La conferencia ‘La bodega que vino del mar’ tendrá lugar en FENAVIN el próximo 8 de mayo, a las 18 horas, en el aula 4 del pabellón ferial.
Como si de su propio hijo se tratara, así habla Luis Pérez de su bodega, de sus viñedos y de sus vinos que maduran bajo el mar, a 12 metros de profundidad y a una temperatura constante de 14 grados protegidos por ánforas durante un año.
Esta interesante aventura, con muy buena proyección, será expuesta en la conferencia ‘La bodega que vino del mar’ el próximo día 8 de mayo en FENAVIN, a las 18 horas, en el aula 4 del pabellón ferial y de muestras.
La presentadora de la ponencia, Paz Ivison, periodista gastronómica y Premio Nacional de Gastronomía 2000, señala que el vino producido por Bodegas Luis Pérez es de muy buena calidad, «son de los vinos nuevos más prestigiosos de la provincia de Cádiz». Explica que las cualidades son similares a las de cualquier otro vino, sólo difieren en la conservación, aunque añade, no obstante, que la crianza de un vino submarino es mucho más apacible, «la temperatura es natural».
Ivison, que ha acudido muchas veces a FENAVIN, no duda en afirmar que cada edición «va a mejor». A su juicio, es una referencia importantísima para el mundo del vino y, según le han transmitido muchos bodegueros, se ha convertido en la mejor feria de España.
La bodega Luis Pérez sabe de historia, de ilusiones y de novedades. En 2002 iniciaron este novedoso proyecto rescatando la vocación vinícola de los fenicios e intentando diversificar y recuperar la tradición vitivinícola de Jerez de la Frontera. Cada botella va perfectamente anclada en un ánfora hecha expresamente para el vino y que le acompañará hasta la venta final, «cuando salen del mar las botellas con su ánfora llevan incrustadas conchas y parece un hallazgo arqueológico», apunta Pérez.
La finca, de 14,5 hectáreas de viñedo, está situada en lo alto, divisando el mar, con una tierra calcárea y con un microclima específico que producen unos vinos de autor excelentes de las variedades tintas syrah, petit verdot, merlot, tempranillo y cabernet sauvignon. También cultivan la quintilla, otra variedad tinta presente sólo en tierras andaluzas.
La producción supera las 80.000 botellas y se comercializa bajo las etiquetas de Garum, Samaruco y Petit Verdot. El propio bodeguero califica sus tintos: «al ser variedades de gran intensidad, de uva muy pequeña, es un vino estructurado, y nuestra zona cálida le da una presencia en boca dulce».
Los mercados principales de estos vinos son Dinamarca, Bélgica, Suiza y Estados Unidos aunque, por decisión propia, han dirigido la producción hacia Andalucía. El también catedrático de Tecnología de los Alimentos y ex director de imagen de Pedro Domecq reconoce que no ha visitado FENAVIN pero sí conoce Tomelloso y Socuéllamos.