Uno de los aspectos más interesantes de FENAVIN 2013 será, sin duda, la fuerte presencia de vinos ecológicos en la feria, ya que en apenas una edición se ha duplicado su participación en la Galería del Vino, pasando del 10 por ciento de los inscritos en 2011 a casi el 23 por ciento previsto para este año.
FENAVIN recoge así el guante del enorme crecimiento experimentado por el vino ecológico en España, amparado por una certificación y una normativa que garantizan una calidad equiparable a la de los caldos tradicionales.
Nuestro país se erige en el primer productor mundial de vino ecológico, con una clara vocación exportadora gracias a la conciencia de consumo dentro de la Unión Europea, no tanto en el mercado nacional. En dos décadas, la producción ecológica ha crecido exponencialmente; en concreto, se ha pasado de 50 industrias entre bodegas y almazaras en 1991 a más de 2.700 en la actualidad, 512 bodegas.
Además, el consumo de productos ecológicos en general se ha incrementado más de un 7% en los últimos tres años, en plena recesión económica, «algo de lo que pueden presumir pocos sectores», observa Diego Granado, de la Asociación Valor Ecológico Ecovalia.
Ecovalia, que agrupa a 56 bodegas ecológicas de Andalucía y Castilla-La Mancha, se presentará en sociedad en FENAVIN con una mesa sectorial el día 7 de mayo y una cata de vinos ecológicos de la Mancha y Andalucía el día 8 de mayo.
Para Granado, FENAVIN es un referente importantísimo para este sector y, este año, el hecho de que los ecológicos cuenten con un espacio diferenciado en la Galería del Vino y además haya código QR, «es una muestra más de la evolución del sector y de la necesidad de contar con herramientas que faciliten el negocio pues los tiempos son limitados». En este sentido, recalca que los compradores internacionales en muchas ocasiones buscan y compran producción convencional y ecológica, ambas.
Una importante zona vinícola como La Rioja agrupa en la Asociación Riojana Profesional de Agricultura Ecológica a 23 bodegas, cuyas botellas aúnan la tradicional calidad de los vinos de Rioja y la elaboración más natural de los ecológicos, con una importante restricción del uso de productos químicos de síntesis. Su comercialización, principalmente de tintos de las variedades tempranillo, garnacha, graciano y mazuelo, va destinada a Europa, EEUU, Canadá y Japón.
La asociación ha participado en cuatro ediciones de FENAVIN. Su secretario, José María G. Vitón, espera que en esta edición sigan celebrándose numerosos y buenos contactos entre importadores y bodegas riojanas.
Otros expositores
B5Bio Bodegas Ecológicas es un grupo de más de 20 empresas que ofrecerán en FENAVIN 150 vinos ecológicos de 30 variedades de todo el país. Su coordinador, Ignacio Bidegaín, valora el carácter diferenciador de este producto, «reúne diversidad, dinamismo y buena presencia en los mercados exteriores». En su stand, darán a conocer, como si de una cata se tratara, cada uno de los caldos, algunos apuestas innovadoras.
Sobre el precio, Bidegaín lamenta que se mantenga el cliché, «tenemos un abanico de 1,50 euros hasta los 1.500, pero en término medio se puede hablar de 3 a 7 euros, un precio nada exorbitante para un producto de calidad que compite y obtiene tantas medallas como cualquier otro vino».
Para Bodegas Casa de la Ermita, acogidos a la DO Jumilla, la apuesta ecológica que hicieron en FENAVIN desde el inicio les salió bien, «en el mercado nacional miran mucho las regiones donde se produce el vino, cosa que no ocurre con la exportación, que valora la calidad». El 80% de su producción ha sido vendida en la UE y EEUU.
También en Castilla-La Mancha se produce buen vino ecológico. La bodega ‘Vinos Coloman’ de Pedro Muñoz produce el 10% de su producción total. Su gerente, Casimiro Sanz, reconoce que, en su caso, el tirón de los vinos ecológicos no ha sido tan rápido como a priori se esperaba en lugares como Centroeuropa o Japón.
Por último, Sohiscert, entidad de certificación de bodegas ecológicas y no ecológicas, asegura que este tipo de cultivo está en alza y cada vez son más las industrias tradicionales que apuestan por tener también una línea ecológica. El apoyo de la administración también ha sido un revulsivo para este incremento. No así tanto el consumo nacional, afirma Ángel Francisco Arriaga, «es un problema de mentalidad que se ha agudizado con la crisis, el pequeño sobreprecio que se paga por tener un producto más saludable parece que cuenta menos a la hora de comprar».